Miedo, pavor, temor,
incluso espanto y horror son algunas de las emociones que nos paralizan como
profesionales. Tomar conciencia de ello y actuar con valentía y determinación
son los antídotos.
El 75% de los profesionales padece glosofobia, y seguro que
tú eres uno de ellos. El miedo a hablar en público es, según un informe de Adecco, uno de los temores
que más paraliza y que puede frenar nuestra carrera profesional. Lluís Pastor, autor de El jefe habla
y profesor de los estudios de comunicación de la UOC, define esto como un
contrasentido: "Comunicamos desde el primer minuto de nuestra vida y es lo
más importante, lo que nos une a los demás. Y resulta que lo tenemos que
aprender por nuestra cuenta, en plan amateur". Y este no es el único temor
que tenemos que gestionar cómo podamos. Quedarse sin empleo o hablar con el
jefe son también populares.
Natalia Gómez del
Pozuelo, escritora y formadora, afirma que "la mayoría de ellos tienen
que ver con nuestra propia valoración, o inseguridad como profesionales, y con
lo que opinan los demás de nosotros. El 85% de cómo nos juzgan los demás tiene
que ver con nuestra comunicación". Ser conscientes del miedo es el punto
de partida para enfrentarse a ello y superarlo.
Al despido
Pilar Jericó,
presidenta de Be-Up, califica el despido como el miedo universal que se puede
intensificar en función del poder adquisitivo: "Cuantas más necesidades
económicas tengas, más víctima serás". Su consejo es gestionarlo, tener un
plan B que te permita ser inmune: "Poner el foco en la empleabilidad es la
clave. Si te despiden, que te pille con un proyecto para trabajar en otra
cosa".
Puri Paniagua,
socia de Pedersen and Partners, cree que "si uno trabaja en una dirección
adecuada, con esfuerzo, creará unas capacidades que serán útiles, y tendrá
valor en el mercado laboral. Cuando un individuo tiene mérito, encuentra un
hueco u oportunidad. Si somos conscientes de ello, disminuirá el miedo al
despido".
A hablar con el jefe
Trabajar nuestra autoestima también es la defensa para
enfrentarse al que más manda. Paniagua recomienda trabajar la asertividad,
"para lo que se requiere tener claros los mensajes a transmitir, en qué
modo y con qué palabras para no herir susceptibilidades". No olvidar que
el jefe es igual de vulnerable que nosotros mismos también ayuda. "Es un
empleado más, sólo que con una mayor responsabilidad y con el que hay que jugar
en equipo desde el minuto cero. Si ya lo miras desde la creencia de que es un
ser superior, mala cosa. Hablar con el jefe es la posibilidad de iniciar un
diálogo concreto en los objetivos, tareas e incluso conflictos", recuerda Diego Martos, managing director de Di
Towanda Talent.
Glosofobia
Gómez del Pozuelo
asegura que "poner los miedos en perspectiva ayuda a hacerlos más
pequeños. Son la propia autoexigencia y el afán de perfeccionismo lo que nos
bloquea e impide que hagamos las cosas con tranquilidad y confianza". Eso
es lo que sucede cuando hablamos en público. Uno de los trucos que propone
Jericó es restar importancia a la gente que está enfrente, aunque recomienda
hacerlo de manera paulatina: "No te estrenes ante mil personas".
Apunta, no obstante, otro factor que puede incrementar más este miedo escénico:
"No es sólo lo que el público piensa cuando estás hablando, sino la
repercusión en las redes sociales. Lo mejor es no pensar en exceso sobre lo que
escriben sobre ti, divertirse y no intentar agradar a todos. Les gustes o no
siempre van a decir algo".
Al trepa
Es el enemigo silencioso, que cuando menos te lo esperas se
mete en tu terreno. Su objetivo es sacar el máximo provecho de los demás.
Identificarlo y saber apartarse de su punto de mira es lo más sensato. Martos aconseja no entrar en sus
grupos: "Pon tu información y proyectos a buen recaudo. No los perdones.
No te enfrentes tampoco, y no confíes, te la volverá a jugar".
Al ninguneo
Que no te tengan en cuenta depende en gran parte de tu
iniciativa y de hacerte valer. Este es uno de los miedos más superables, según
los expertos. Jericó recomienda hacer una reflexión, "porque te está
costando trasladar tu mensaje. A veces dar demasiadas explicaciones sobre un
asunto o apabullar con datos es contraproducente". Gómez del Pozuelo menciona "la pasión y la dedicación a uno
mismo" para evitar ese ninguneo.
A la ignorancia
El famoso VUCA (de las siglas en inglés de Volatility,
Uncertainty, Complexity, Ambiguity) es uno de los grandes paralizantes
profesionales. El miedo al futuro y a no saber cómo reaccionar genera una
ansiedad ante la que, según Martos,
se puede hacer frente a través de no querer tener todo bajo control, pensar
bien las decisiones, despreocuparse o desdramatizar.
Al estancamiento
Hablar con otros y formarse es el mejor antídoto contra el
estancamiento laboral. Jericó apuesta por actuar: "No hay que esperar que
el cambio venga de fuera... y si no te puedes cambiar de empresa, busca cómo
moverte dentro de ella. El estancamiento laboral es un foco de dificultad e
infelicidad".
Nosotros mismos, el
juez más tirano
La autoestima es el catalizador del desarrollo, lo que nos
ayuda a seguir adelante y a hacernos fuertes ante la incertidumbre, en este caso,
laboral. PuriPaniagua, socia de
Pedersen and Partners, cree que "algunos miedos provienen de la
conversación interna, lo que nos decimos a nosotros mismos, y no repetiríamos
en voz alta delante de nadie. Si no nos valoramos lo suficiente, si nos permitimos
tener una imagen negativa de nuestras capacidades, si no enumeramos nuestras
fortalezas, caemos en el miedo". La tiranía de la autoexigencia nos hace
más débiles ante determinadas situaciones y... surge el miedo. "Sin caer
en la exageración", apunta Paniagua,
"hay que revisar lo que uno ha ido consiguiendo, y entender y poner en
valor nuestras capacidades. Todos hemos cosechado logros y éxitos en algún
momento. El recordarlos, y entender de qué fortaleza provienen, nos ayudará en
nuestra autoestima y disminuirá los miedos".
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