"Como cultura
hemos cruzado el punto máximo del uso excesivo de la tecnología", dijo el
doctor David Greenfield en una entrevista con The Christian Science Monitor.
"Mi novio y yo nos pasamos anoche todo el tiempo
concentrados cada uno mirando el teléfono. Él tuvo durante toda la noche toda
su atención centrada en su tableta. No tengo ni idea qué miraba con tanto
interés, supongo que deportes, pero yo estaba demasiado metida en mi teléfono
para preocuparme. Mi maravilloso iPhone 6, mi elegante caja mágica, mi portal
hacia todas las dimensiones.
Con mi novio compartimos anoche espacio, oxígeno y sofá.
Pero no compartimos ni interés, ni intimidades ni charla casual. Para eso están
nuestros dispositivos tecnológicos".
Así comienza en The Times una columna escrita por Polly Vernon en la que admite, palabras
más, palabras menos, que su verdadero amor es su teléfono.
Tal vez si alguna otra persona se decidiera a ser absolutamente
honesta consigo misma admitiría algo parecido.
Hay una adicción a la
tecnología y al internet que comenzó a manifestarse a principios de la década
de los 90. Uno de los primeros en reconocer esto como adicción fue el
doctor David Greenfield, quien ha
creado el Center for Internet and
Technology Addiction (CITA) donde trata a pacientes de todos los rincones
del planeta sobre problemas de dependencia y abuso de la tecnología, porno y
videojuegos.
"Lo que la gente no advierte es que su teléfono está
moldeando sus vidas, las está condicionando", dice. "Como cultura
hemos cruzado el punto máximo del uso excesivo de la tecnología", dijo en
una entrevista con The Christian Science Monitor.
Según él Internet es la máquina tragamonedas más grande del
mundo y, en lugar de hacernos más eficientes como creemos muchos, El opina que
el abuso nos distrae y nos dispersa.
La adicción a Internet es un problema similar a la adicción
a cualquier sustancia y también similar a la adicción a los juegos de azar,
dice Greenfield. En algunos casos
extremos se hace necesario tratarlos para que los sujetos vuelvan a conectarse
con el mundo físico y con las personas que los rodean. Para eso existe el
centro.
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