El directorio echó la
semana pasada a su presidente Cyrus Mistry en forma sorpresiva y sin dar muchas
explicaciones. Nombró para reemplazarlo interinamente al ex directivo Ratan
Tata. Pero Mistry resiste.
El grupo de empresas Tata fue creado en 1868 por Jamsetji
Tata, quien basó su gestión en los cuatro
fines del hinduismo: kama
(amor), arhta (trabajo y negocio), drama (sentido del deber) y moksha (liberación del dolor y de la
ignorancia). Hoy el conglomerado abarca casi
todos los sectores imaginables: automóviles, relojes, siderurgia,
financieras, compañías eléctricas, fertilizantes, químicas, editoriales, té,
software y también hoteles. Fue él quien ayudó a poner en marcha la era
industrial hace 141 años, cuando creó la primera fábrica de tejidos del país,
su primera empresa de cargas y su primera fábrica de cemento.
La empresa supone más del 3% del PIB de la India y se
compone de un centenar de compañías. Igual que en su origen, lo que guía a Tata actualmente no es la
maximización de los beneficios. Esos cuatro fines del hinduismo se
trasladan a una gestión empresarial en
torno a la integridad, conocimiento, calidad, unidad y responsabilidad.
El pasado 24 de octubre, en forma sorpresiva, y sin dar una
razón concreta el directorio de Tata Sons Ltd. despide al presidente del
directorio, Cyrus Mistry argumentando que estaba actuando en beneficio de los
intereses de largo plazo de la compañía. En forma interina por 4 meses
nombraron a Ratan Tata, ex jefe de la compañía y uno de los empresarios más
famosos y filántropos. Es, además el patriarca de una de las familias más
influyentes de la India. Había dejado la presidencia del directorio a fines de
2912. En ese lapso una comisión buscaría el reemplazo permanente.
Muy poco se dijo sobre el sorpresivo cambio. Lo cierto es
que para el 11 de noviembre Tata Sons, la compañía Holding todavía estaba
tratando de remover a Mystry de su cargo de varias partes del amplio negocio.
Lo está tratando de sacar del directorio de varias subsidiarias, como Tata
Motors, Tata Chemicals y Tata Steel.
El despido sacó a la luz una larga historia de desacuerdos,
acusaciones y contra acusaciones que sorprendieron a la opinión pública. Mystry
rechaza cargos de desmanejo en el negocio hotelero del grupo. Entre los cargos
que se le hacen figuran también pocas ganancias, aumento de la deuda y mala administración
de los proyectos clave del negocio. A Mistry le quitaron también la presidencia
de una subsidiaria clave: Tata Consultancy Services.
Pero quitarle el control a Mistry no va a ser fácil. Su
familia es la principal accionista desde los años 30 y tiene una participación
de 18%. Además, Mistry conserva el apoyo de colegas de peso quienes están de su
lado y sostienen que debe quedarse. En una crítica furiosa donde ataca a su
antecesor, Ratan Tata, afirma que cinco de los grandes negocios del
conglomerado sufrirán bajas contables en sus activos avalados en US$ 18.000
millones. Mistry los acusa además de echarlo sin darle al menos una
explicación, acto que condena por falta de validez y legalidad.
Tata Sons dice que
Mystry ha causado "un daño enorme" al grupo
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