A lo largo de una
vida, ya sea a nivel laboral como a un nivel personal, todos acabamos por
enfrentarnos a obstáculos, problemas y dificultades que pueden perjudicar nuestra
salud mental. Por ello, saber llevar una vida sana a nivel físico, pero
también, a nivel mental es importante a la hora de enfrentarse a estos retos
con mayor soltura.
Ser mentalmente fuerte es uno de esos atributos personales
que, en según qué sectores empresariales, resulta algo vital para enfrentar el
trabajo diario. No obstante, la
fortaleza mental proporciona una serie de beneficios que pueden facilitar
el camino a cualquier persona, sea en el ámbito que sea, profesional o
personal.
Aprender a fortalecer la mente puede permitir un avance más
rápido a la hora de asumir retos y un artículo de INC ha publicado los seis
consejos más importantes para lograr
mejorar y ampliar nuestra fuerza mental.
- Fijar objetivos concretos e ir variando los plazos. Un componente importante de la fuerza mental es la capacidad de centrarse en la consecución de objetivos a largo plazo. Las personas que son mentalmente débiles permiten a los obstáculos convertirse en distracciones, provocando que se alejen de sus objetivos y bajando su rendimiento. Sobrevivir a los inevitables reveses y decepciones de la vida requiere centrarse en metas y planes más grandes.
- Ver la adversidad como una oportunidad. Los tiempos difíciles no son necesariamente algo malo, de hecho, a menudo, pueden ser algo positivo. Esto se debe a que, en realidad, uno sólo aprende y crece a través de la superación de las dificultades, aceptando los retos, con sus éxitos y fracasos, y convirtiéndolos en lecciones que permitan avanzar en la consecución de sus metas.
- Centrarse sólo en lo que uno puede controlar. Tener el control de las situaciones es una de las principales fuentes de la “falsa seguridad”. Hasta cierto punto, cada persona, puede tener el control de sus acciones, decisiones y expresiones, pero hay muchas situaciones que llegan a nosotros por sorpresa y que no podemos controlar, ni sus efectos ni sus consecuencias. Sin embargo, en vez de enfocarnos en la frustración que esa situación nos provoca, podemos aprender a manejar todos aquellos aspectos que sí estén en nuestra mano manejar, ya que la preocupación y el miedo son los enemigos de la estabilidad mental y la fuerza.
- Desarrollar la capacidad de recuperación. Ningún individuo puede evitar por completo los contratiempos y el fracaso, y es mucho más importante aprender a recuperarse de los golpes que podamos recibir que evitar cometer errores. Aprender a volver al punto de partida, sin tener que gastar tiempo o sintiéndose mal con uno mismo es la armadura del empresario.
- No pensar en las opiniones de los demás. No enfocar la acción personal en función de los pensamientos de otros resulta fundamental para ser fieles a nosotros mismos y no arrepentirse si al final las cosas no salen como uno espera. Esto no significa que no se deba escuchar las diferentes visiones que pueden tener otras personas sobre un mismo asunto, pero nunca hay que dejar que esas voces acaben por silenciar nuestra propia voz.
- Ser emocionalmente estable. Tanto si uno tiene altibajos emocionales o está emocionalmente bloqueado o bajo de moral, son características que implican debilidad mental. Es evidente que la linealidad de las emociones es difícil de mantener, pero hay que tratar que, al menos, las turbulencias emocionales no se sucedan de manera excesiva, ya que eso supone haber perdido el control sobre nuestros propios sentimientos.
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