Llegaba a su casa la hora que quería aunque estuviera en el
punto culminante de la resolución de un proyecto. Ahora se ve que esa
conectividad sin límites se ha llevado demasiado lejos. Hay estudios que dicen
que el uso del teléfono tarde a la noche tiene un efecto adverso en la
productividad y compromiso del empleado.
Muchas empresas, como Volkswagen
por ejemplo, han impuesto políticas que obligan al desenchufe para que no se
agoten. Lo hizo Francia y Alemania está considerando.
Pero aunque todas esas medidas tienen las mejores
intenciones no apuntan al problema central: el tiempo que pierden los empleados con una gerencia distraída. A
veces perder tiempo es un efecto colateral de la consolidación de los trabajos,
luego de una reducción de costos. Otras veces resultada del miedo al riesgo y
de la necesidad de controlar y volver a controlar cada decisión.
Este problema de pérdida de tiempo fue explicado en un
estudio de 2012, realizado por el Center
for Creative Leadership, sobre el impacto de los celulares en el lugar de
trabajo. Fueron entrevistados 483 ejecutivos, gerentes y profesionales de
empresas de todos los tamaños.
Se descubrió que aunque la mayoría de los participantes
estaban conectados al trabajo 13,5 o más horas al día, cinco días a la semana,
y unas cinco horas en total durante los fines de semana, no se molestaban con
sus teléfonos. Por el contrario, el 60% dijo que apreciaba la gran
flexibilidad. Muchos explicaron que no les importaban las horas adicionales
conectadas con el trabajo si eso significaba que el horario era flexible y
podían cumplir mejor con sus obligaciones personales.
¿Qué era lo que les
molestaba? Tener que estar conectados a causa de malas prácticas
gerenciales que les ataban las manos, y los obligaba a pasar horas de trabajo
esperando en lugar de trabajando.
Muchos sentían que perdían tiempo, justificando lo que
hacían aun cuando sabían que lo que habían hecho estaba bien pero sentían que
si no se protegían sus propios puestos corrían peligro.
Entonces, aunque muchas empresas dicen que alientan el
equilibrio entre trabajo y vida privada y el asumir riesgos, en realidad lo que
hacen es mirar con lupa lo que se hace. Los líderes deben aprender a contar el
tiempo como cuentan el dinero. Si van a dar cierta libertad a sus empleados
deben dársela de verdad y no siguiéndole los pasos de manera de hacerles perder
tiempo.
Fuente: Mercado
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