Tener amigos,
enemigos, ser muy eficaz pero arrogante, adoptar una postura tóxica, ser un
pelota, demasiado auténtico, ponerse un 'disfraz', o ir de 'diferente'... Todo
influye en tu carrera y en tu puesto.
Suele decirse que si tu lugar de trabajo es un paraíso en el
que nadie discute ni discrepa, deberías desconfiar, porque en ese entorno
buenista no hay paraíso laboral que valga, aunque tampoco vivir en conflicto
permanente te aportará nada bueno... Puedes escoger entre tener amigos en el
trabajo, o enemigos, ser demasiado auténtico o mantener una pose falsa... Es
posible que decidas convivir con un colega o con un jefe al que odias, adoptar
una actitud tóxica, arrogante, ser amigo de quien manda, buscar ante todo a las
buenas personas y no a los eficaces... Tira los dados y acepta las
consecuencias.
Auténtico, sin
pasarse
Para empezar, puedes escoger entre ser auténtico o usar un
disfraz para tu vida profesional. En una era en la que innovar resulta
determinante, ser uno mismo se impone como requisito, impulsado por tendencias
como el mindfulness. Pero ser auténtico no implica ser totalmente transparente
ni decir lo primero que se te pasa por la cabeza.
Se trata de expresar y decir lo que verdaderamente piensas y
sientes, buscando la forma y el momento. A veces, cuando no te pones una careta
y muestras tus emociones, puedes resultar agresivo, pero también corres el
riesgo de lo contrario: resultar falso, porque no hay coherencia entre lo que
dices y lo que sientes. Y entonces caes en la falta de credibilidad.
Es tu actitud y no tu aptitud lo
que determina
tu altura profesional y tu credibilidad
¿Amigos o enemigos?
Hay quien piensa que nunca prosperarás en tu puesto si no
tienes amigos en tu trabajo. De hecho, una reciente encuesta de Gallup revela
que un buen amigo en el puesto habitual incrementa la satisfacción profesional
en un 50%. Y quienes tienen un "mejor amigo" en el trabajo, "son
siete veces más proclives a estar comprometidos y enganchados en su
puesto".
Otros estudios revelan que "aquellos profesionales que
impulsan la amistad en su compañía y organizan actividades sociales en el lugar
de trabajo tienen un 40% más de posibilidades de promocionar en los dos años
siguientes". Se habla de los "profesionales altruistas" que
reportan a la compañía una satisfacción laboral determinante; que se sienten
diez veces más enganchados por su actividad; y son un 31% más productivos.
En realidad, se trata de tejer una red de relaciones que te
permitan tomar las mejores decisiones y contar con apoyo cuando lo necesites.
Cuanto más extensa sea tu red de amigos dentro de la organización, mayor será
tu área de influencia y te resultará más fácil tener acceso a proyectos e
información.
Pero, ¿puede ser beneficioso tener enemigos en la oficina?
En cierto modo, y aunque pueda parecer absurdo, sí.
Huye de los entornos laborales
'buenistas'
en los que se da un consenso
excesivo; es de mediocres
Aquí debes plantearte el concepto de frenemy, que se refiere
a esas personas -en este caso colegas, que pueden denominarse eneamigos- con
las que tienes un vínculo de amistad, pero cuyas acciones y desempeño son
nocivos para ti. Esa amistad implica una cierta carga de autodestrucción pero,
a pesar de todo, ser amigo de un rival o competidor siempre resulta
inteligente. Es lo que se conoce como coopetencia, que es implicarse con quien
está en la misma batalla y te lleva a encontrar proyectos y situaciones en las
que puedes colaborar, y en las que todos ganan.
Algunos tienden a construirse sus propios enemigos, y hay
compañías que optan por crear rivales internos para incentivar la competencia
desde dentro.
El buen conflicto
Todo esto tiene que ver con las bondades del conflicto en el
trabajo. Que haberlas, háylas.
No se trata de que no exista conflicto, sino de aplicar la
mejor manera de resolver las discrepancias, porque eso hace que el
enfrentamiento se convierta en algo positivo. Nos saca de nuestra zona de
confort, porque la comunicación que implica termina siempre en una toma de
decisiones, y esto genera más creatividad e innovación.
Debes huir como de la peste de los entornos laborales en los
que se da un consenso excesivo, y de aquellos colegas y jefes que muestran un
sesgo demasiado pactista. Son un caldo de cultivo para la mediocridad.
Eficaz y arrogante
Es tu actitud y no tu aptitud la que determina tu altura
profesional. Serás mejor o peor, pero lo importante no es si eres una estrella,
sino cómo te relacionas con los demás y, de paso, contigo mismo. Y hay dos
formas de hacerlo: con arrogancia o con humildad. La segunda opción tiene que
ver con tu capacidad para conocer tus virtudes y limitaciones. La arrogancia no
te conviene, porque te aleja de la realidad y hace que tus decisiones sean cada
vez más pobres y peores. Puede que seas el mejor en alguna faceta, pero debes
evitar que eso vaya acompañado de endiosamiento, y que acabe generando una
realidad paralela en la que quedes bloqueado.
Ir de 'original'
Algunos creen que lo que realmente vende es ir de original,
de diferente, y recurren a rarezas, excentricidades o poses para llamar la
atención. En realidad, no vale sólo con generar expectativas si no se aporta
valor.
Debes plantearte si la pantalla que has creado te hace mejor
profesional y puede brindarte más oportunidades.
Una investigación reciente de la Escuela de Negocios de la
Universidad de Harvard sostiene que "ser un poco distinto puede beneficiar
a la gente en algunas situaciones sociales y profesionales". En todo caso,
no se trata de ser diferente respecto del resto, sino de conseguir que te
perciban como alguien un poco mejor en algo de tu competencia.
Los límites de la
convivencia
- Resulta inevitable recordar la manida frase: "La gente no se va de las empresas, sino de sus jefes". Por eso, si hablamos de cómo influye la forma en la que nos relacionamos en nuestro trabajo, y cómo ésta repercute en nuestra carrera profesional, cabe analizar dónde están los límites de tolerancia, no sólo frente a nuestros superiores, sino también respecto a colegas de trabajo que nos pueden hacer la vida imposible. En realidad hay estrategias para aguantar, pero también para sacar provecho de cualquier situación:
- Si la persona te influye negativamente, reinterpreta la situación y convive con ella. Desde la empatía y el respeto, puedes tratar de entender al colega que te hace la vida difícil.
- No caigas en el principio de la acción-reacción. Busca intereses y valores por encima del otro y de ti. Trata de ser justo y leal con la empresa, con el otro y contigo mismo. Encuentra valores superiores y procura responder cooperando.
- Es fundamental sentirse respetado y valorado por los compañeros, pero también por tu jefe. Debes saber diferenciar la relación personal de la profesional. Es necesario no caer en el 'coleguismo', a pesar de que fuera del trabajo podamos mantener una estrecha relación personal e incluso de amistad.
- ¿Es sensato decirle a tu jefe lo que piensas realmente? Hablar con sinceridad extrema a tu superior tiene que ver con la asertividad, que es la capacidad de decir lo que piensas y sientes. Evita el 'vómito tóxico' y haz que la queja sea concreta, porque el objetivo es que algo cambie, y lo que te molesta deje de hacerlo.
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