Sólo aquellas empresas que valoren los
resultados por encima del presentismo lograrán adaptarse a este nuevo
profesional, la clave para ser más competitivas.
Las conversaciones mueven el
mundo. ¿Puede imaginar un negocio rentable sin el intercambio de ideas? La
tecnología es ya el canal por excelencia del talento, el ecosistema en el que
habita el empleado 3.0, una nueva especie capaz de sacar partido a las nuevas
tecnologías para el que no valen horarios. La libertad que reclama avala su
productividad. Lejos de amenazar el futuro de las organizaciones, este
profesional bien gestionado es una herramienta muy poderosa.
Basta con hacer un repaso de
algunos de los números que justifican su desarrollo: los 300 millones de
usuarios de Twitter –casi la población de Estados Unidos– y los más de 700
millones de perfiles que tiene Facebook. ¿Se puede permanecer ajeno a esta realidad?
Javier Cantera, presidente del Grupo BLC, cree que gestionar este flujo de
información es obligatorio para la rentabilidad de una empresa y el empleado
3.0 es el que mejor la puede manejar. Estas son algunas de las pautas que
marcaron su ponencia, Empleado 3.0, talento y tecnología, organizada por la
Escuela de Organización Industrial en Open Green, su espacio en la última
edición de la feria Simo Network celebrada en Madrid.
La diversidad de talento, género, cultural y
generacional es el eje de nuestro éxito futuro.
Todos en línea
Si no puede existir talento sin tecnología y no hay tecnología sin talento, este pequeño trabalenguas se traduce en una no menos compleja evidencia: “El talento potencia la tecnología y la tecnología añade talento”. Por esta razón, Cantera apuesta por multiplicar conceptos, no dividir tareas. Una actividad en la que conviven tres tipos de profesionales: los pioneros, los emigrantes y los colonos. Cada uno de ellos representa, respectivamente, el arrojo, el desarrollo y la paciencia que suponen el uso de la tecnología. ¿Con cuál de ellos se identifica? En la empresa, además de los denominados ‘nativos digitales’ conviven emigrantes que son capaces de aprovechar las sinergias de los métodos tradicionales de trabajo con los nuevos, y los colonos que de manera definitiva se han instalado en el escenario que les ha tocado vivir “imitan el valor”, explica Cantera.
Si no puede existir talento sin tecnología y no hay tecnología sin talento, este pequeño trabalenguas se traduce en una no menos compleja evidencia: “El talento potencia la tecnología y la tecnología añade talento”. Por esta razón, Cantera apuesta por multiplicar conceptos, no dividir tareas. Una actividad en la que conviven tres tipos de profesionales: los pioneros, los emigrantes y los colonos. Cada uno de ellos representa, respectivamente, el arrojo, el desarrollo y la paciencia que suponen el uso de la tecnología. ¿Con cuál de ellos se identifica? En la empresa, además de los denominados ‘nativos digitales’ conviven emigrantes que son capaces de aprovechar las sinergias de los métodos tradicionales de trabajo con los nuevos, y los colonos que de manera definitiva se han instalado en el escenario que les ha tocado vivir “imitan el valor”, explica Cantera.
Para aprovechar el potencial de
estos empleados 3.0 que miran dentro y fuera de la organización para sacar
partido de todo el potencial que les ofrece la tecnología, se requiere cierta
reorganización: pasar de la jerarquía a la redarquía, es decir, de la relación
por poder a la relación por participación. “Los profesionales han dejado de ser
un recurso. Ahora son prosumidores: productores y consumidores de información.
El poder pasa a las personas y las relaciones son multidireccionales”, asegura
Cantera, quien propone a las empresas un cambio de modelo organizativo basado
en la confianza. En su opinión, “es necesario variar el concepto de
productividad, orientarlo a resultados. Para ello hay que cambiar el método de
trabajo de forma que los profesionales se comprometan con la idea y el
proyecto. La manera de conseguirlo es confiando en el empleado y ser flexibles.
No hace falta que el profesional esté presente porque la conexión es posible a
través de otros medios, porque la tecnología hace posible un trabajo
diacrónico, no sincrónico”.
Las empresas deben confiar en empleados que no
están en la oficina, pero que obtienen resultados.
Así trabaja el nuevo profesional
Esta nueva forma de trabajar está alineada con los atributos que definen al empleado 3.0. No tiene lugar ni un horario de trabajo definido y es multicanal, es decir, el mail es sólo una de sus herramientas de trabajo en la que conviven al unísono el blog, Twitter y el resto de las redes sociales. Según el presidente del Grupo BLC, “corresponde a la empresa atraer al profesional con proyectos que estimulen su autoeficacia y que le reten a hacer marca. Pasamos del empleado anónimo a una persona con nombre y apellidos: el profesional fomenta su personal branding, su propia customización. Para aprovechar todo este potencial, hacerlo rentable y, lo que es más importante, retenerlo las organizaciones deben crear un ecosistema de libertad”.
Esta nueva forma de trabajar está alineada con los atributos que definen al empleado 3.0. No tiene lugar ni un horario de trabajo definido y es multicanal, es decir, el mail es sólo una de sus herramientas de trabajo en la que conviven al unísono el blog, Twitter y el resto de las redes sociales. Según el presidente del Grupo BLC, “corresponde a la empresa atraer al profesional con proyectos que estimulen su autoeficacia y que le reten a hacer marca. Pasamos del empleado anónimo a una persona con nombre y apellidos: el profesional fomenta su personal branding, su propia customización. Para aprovechar todo este potencial, hacerlo rentable y, lo que es más importante, retenerlo las organizaciones deben crear un ecosistema de libertad”.
Que el trabajo esté basado en las
relaciones y la participación revoluciona los métodos tradicionales. La
relación por poder ha dado paso a la relación por participación; la importancia
del talento ha evolucionado hacia la confianza; las personas son prosumidores,
no recursos; y, por último, si antes el poder residía en los premios y
castigos, ahora está en el reconocimiento y la autoestima.
Para gestionar estos equipos,
Cantera propone actuar en varias vertientes. La primera de ellas es la diversidad:
“Es la vacuna contra el cambio, el eje de nuestro éxito futuro. Opiniones
distintas de personas diferentes suponen una riqueza empresarial
insustituible”. También menciona la conciliación, “personal, familiar y
profesional”; la confianza, “las empresas deben confiar en el trabajo de
profesionales que no están en la oficina, no sabes lo que hacen, sólo tienes
resultados. Confiar empieza por dar confianza y por recibirla”; por último, el
compromiso, “las empresas tienen que enganchar emocionalmente”.
¿Está realmente preparado para el
empleado 3.0?
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