El líder de la Fundación El Arte de Vivir presentó su Declaración
Universal de Valores Humanos a la Asamblea General de las Naciones Unidas, que
contienen su visión sobre un nuevo enfoque con el fin de fomentar la
comprensión y la convivencia entre los diferentes pueblos y culturas.
Sri Sri Ravi Shankar es el líder
de la Fundación El Arte de Vivir, una ONG humanitaria y educativa que trabaja
como consultora con el Concejo Económico y Social de las Naciones Unidas. En
marzo de 2007, el gurú presentó su Declaración Universal de los Valores
Humanos, que representa su visión para fomentar la comprensión y la convivencia
entre los diferentes pueblos y culturas.
Según Ravi Shankar, los valores
humanos son aquellos atributos y cualidades que se encuentran en el propio
corazón de la humanidad y representan la más alta expresión del espíritu
humano. Son innatos a todas las personas, y forman parte de nuestra naturaleza
más profunda. Éstos incluyen:
* Una profunda solidaridad con
toda forma de vida
Una profunda conciencia de que
toda vida es sagrada es la base de todos los demás valores humanos. Esta
conciencia va más allá del respeto e incluso de la reverencia hacia una
profunda solidaridad por toda vida que debe ser nutrida entre toda la gente
como el mayor de los valores. En su forma más completa, esta solidaridad por la
vida se manifiesta como amor incondicional. Finalmente, el amor es el sustrato
máximo de la existencia; en su nivel más profundo, amor es lo que somos.
* No-violencia
La no-violencia verdadera surge
espontáneamente de quien tiene una profunda conciencia del carácter sagrado de
toda vida, incluso de la de sus adversarios. La verdadera no-violencia abarca
la no-violencia de las palabras y de los pensamientos, así como de las
acciones, porque las palabras surgen de los pensamientos, y las acciones
provienen tanto de los pensamientos como de las palabras. Tenemos que estar
siempre atentos a que, así como no se puede extinguir fuego con fuego, tampoco
se puede extinguir la violencia con más violencia.
* Compasión
La compasión surge naturalmente
en donde, a determinado nivel, uno siente el sufrimiento de los demás como
propio. La compasión está arraigada en la conciencia de que todos formamos
parte de un espíritu universal. Florece allí donde uno ve al otro como uno, sin
culpa, ni lástima o juzgamiento. En su forma más completa, la compasión se
caracteriza por el deseo de eliminar el sufrimiento y la desdicha de toda forma
de vida.
* Amabilidad y cooperación
Las relaciones humanas deberían
caracterizarse por la amabilidad y la cooperación, no por la competencia y los
celos. Son tendencias naturales y espontáneas de todas las personas cuando
están entre quienes aman, incluyendo a la familia y los amigos. Estas
cualidades prosperan naturalmente para extenderse hacia toda la gente entre la
que hay una profunda solidaridad por toda forma de vida y conciencia de que
todos somos parte de una sola familia mundial.
* Generosidad y compartir
La generosidad y el compartir son
reacciones naturales hacia quienes queremos, empezando por los miembros de
nuestra propia familia. Estas cualidades aumentan y se expanden junto con la
conciencia de que la verdadera prosperidad es el resultado de dar, no de
acaparar, y de que nuestra familia es realmente toda la humanidad.
* Una sensación de pertenencia y
unidad con toda la vida
Dentro de nuestras familias,
experimentamos naturalmente una sensación de comodidad, seguridad y
tranquilidad – una sensación de pertenencia. Una profunda convicción de
que todos formamos parte de un espíritu universal conduce al sentimiento de
unidad con toda la vida.
* Una actitud ecológica y
preocupada por el planeta
Una actitud ecológica surge
espontáneamente al comprender que la tierra es nuestra madre, y la madre de
toda vida en el planeta. La Declaración del Milenio identificó el respeto por
la naturaleza como uno de los valores sociales fundamentales, esencial para las
relaciones internacionales. El valor humano correspondiente va más allá del mero
respeto por la reverencia y una profunda solidaridad con el planeta, del mismo
modo que reverenciamos y amamos a nuestra madre.
* Servir a la sociedad
Ayudar a quienes lo necesitan es
una tendencia natural de los seres humanos, lo que da una gran satisfacción
personal a quienes se embarcan en actividades altruistas. Esta tendencia
altruista innata aumenta con la conciencia de que todos formamos verdaderamente
parte de una sola familia mundial y estamos aquí para contribuir con algo de
valor a la sociedad, no para obtener algo para nosotros, ya que no nos
llevaremos nada cuando dejemos este planeta.
* Una sensación de compromiso y
de responsabilidad
Sentimos naturalmente una
sensación de compromiso y de responsabilidad por aquello que percibimos como
nuestro: nuestro cuerpo, nuestros hijos, nuestra familia, nuestras posesiones.
Cuando reconocemos nuestra unidad con todo lo que significa vida, y
consecuentemente tenemos una sensación ampliamente expandida de lo que nos
pertenece, ampliamos también nuestra sensación de compromiso y de
responsabilidad para abarcar a toda la sociedad, a toda la vida.
* Paz y satisfacción
La paz y la satisfacción son los
distintivos del espíritu humano. Son nuestra propia naturaleza, y deben ser
nutridos y alentados. La paz dentro del individuo se manifiesta finalmente como
paz en la familia, en la comunidad y en el mundo. La satisfacción crece
naturalmente a partir de que tomamos conciencia de todos los dones que nos
concedió la naturaleza, cualquiera sea nuestra condición o situación.
* Entusiasmo
El entusiasmo es la vida misma.
El entusiasmo sin límites, natural en todos los niños, no debería perderse
cuando maduramos y envejecemos; la alegría y el entusiasmo deben ser apoyados y
nutridos como la vida misma. Desalentar el entusiasmo es un acto de violencia
que equivale a asfixiar la vida.
* Integridad, honestidad y
sinceridad
No hay tradición espiritual que
no recomiende firmemente la integridad, la honestidad y la sinceridad. Estas
cualidades son universalmente consideradas como virtudes que forman los
cimientos del orden y de la justicia social.
En esta declaración, el gurú
aclara que los valores humanos no pueden ser impuestos por la sociedad y
tampoco pueden ser legislados, no son tema de leyes. “Al igual que el infinito
potencial que hay dentro de todo ser humano, los valores humanos ya están
presente en el corazón de cada persona, ya sea florecidos o en estado latente,
manifiestos o no. Los valores humanos deben ser descubiertos, renovados,
alentados y nutridos para que prosperen y crezcan. Dondequiera que florezcan
los valores humanos, también florecerán fácilmente los derechos humanos,
independientemente de la existencia o no de cualquier código sobre
derechos humanos. Triunfarán también la paz y la seguridad y desparecerá la
violencia. Coexistirán también pacíficamente diferentes culturas y
civilizaciones. Se honrará y protegerá también al ambiente, con mucho amor y
respeto”.
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