Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

viernes, septiembre 14, 2012

Cómo ser un buen jefe


Un buen jefe es alguien que es apreciado por sus empleados. La tarea no es fácil, pues el trato con la gente suele ser una de las cosas más difíciles que hay. Al lado de eso, el trabajo propiamente dicho resulta comparativamente más fácil.

Suponer que el liderazgo es una virtud de sólo un determinado tipo de gente, con características similares y patrones de conducta idénticos es un error. Se trata más de una cuestión meramente de preparación, pero poder podemos todos ser los candidatos ideales para llegar a ser líderes. Aquí algunos consejos para que la tarea de liderar sea una situación win-win  para el líder y para sus seguidores.

Reconozca que el management triunfa a través de los esfuerzos de los trabajadores. Que usted esté a cargo no significa que merezca todo el crédito del trabajo que se hace. Su personal es responsable del grueso del trabajo. Usted los conduce mientras ellos lo hacen y se asegura de que se cumplan todas las reglamentaciones, etc.

Delegue responsabilidades y luego confíe en su gente. Los micro-managers son muy apreciados. Tratar de controlar cada detalle denota falta de respeto hacia el miembro del equipo. Una vez que haya capacitado a alguien para realizar una tarea, déjele manejarla sin interferencia. La gente tiene diferentes métodos, y el de otro puede ser tan bueno o más que el suyo.

Conozca a sus empleados para conocer su propia fortaleza. Observe a su personal, llegue a conocer a cada uno como persona. Comprenda sus motivos. Cualesquiera que sean, haga siempre un esfuerzo por comprenderlos Eso le permitirá ajustar y alinear sus motivaciones a los objetivos de la empresa. La crema siempre sube a la superficie y su tarea será averiguar cuáles son los empleados que hacen todo lo que tienen que hacer en el empleo.

Muchos malos jefes creen (erróneamente) que hay en esto algo peligroso porque el mal jefe cree que él o ella es el único (o única) que puede realizar determinada función. La verdad es, el mejor jefe es el que cree sinceramente que su personal es confiable.

Permita que su personal tome decisiones. Si los ha capacitado bien para que lo suplanten, deberá entonces creer que están haciendo todo lo posible para actuar según los intereses de la compañía. Incluso si toman la decisión equivocada, o manejan una situación de una forma en que usted no lo habría hecho, no los reprenda por eso. Use eso como una posibilidad para capacitar. 

Ayúdelos a que aprendan a solucionar los problemas sin intervención suya. A veces puede haber fricciones entre dos o tres miembros del personal. Si cada uno viene a usted con su versión, escúchelos con cuidado. Si alguno no está cumpliendo con sus responsabilidades o está maltratando a otro empleado, usted deberá tomar cartas en el asunto y resolver el conflicto. Si usted cree que se trata de un tema de competencia o de un simple choque de personalidades, invítelos a solucionar el asunto entre ellos.

Resuelva cualquier problema en forma rápida y directa. Cualquier jefe que esté terriblemente ocupado comprende este concepto. Ante un problema, resuélvalo rápidamente y déjelo atrás. 

Diga a su personal cuánto lo aprecia, si es posible frente a sus clientes. Nunca dude en darles alguna palmadita en la espalda. Felicite a su personal y agradézcale su excelente servicio. Si los clientes están presentes, hágales saber cuánto valora usted a su gente. Eso, entre otras, cosas, hará que los clientes tengan más fe en los servicios que brinda su empresa. Cuando el personal se siente apreciado, la tarea que realiza significa algo más que el sueldo a fin de mes. Demuestre su aprecio haciendo cosas para ellos. A su vez, ellos no dudarán en hacer algo extra para usted.

Aprenda a escuchar. Sus empleados merecen ser escuchados cuando tienen alguna preocupación. No presuma que sepa lo que le van a decir antes de que terminen de hablar. No prepare en su mente objeciones mientras ellos están hablando. Trate de involucrarse sin retrucar enseguida. Reconozca sus puntos de vista, lo cual no quiere decir que esté de acuerdo con ellos.  Siempre agradezca lo que ellos hacen en el trabajo. Siempre diga “muy bien”. La gente no escucha eso lo suficiente en su vida cotidiana.


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