El gran
problema cuando decide cambiar de vida laboral es que los cambios vertiginosos
del mercado, la aparición de nuevas profesiones y los caminos inciertos de su
carrera hacen que nadie pueda aconsejarle. Es muy difícil que alguien pueda
hacer una predicción sobre su futuro laboral, y que ésta sea fiable. El entorno
volátil en el que vivimos hace difícil pronosticar nada, aunque es cierto que
se pueden deducir determinadas habilidades que podrían ayudarnos a tener éxito
o que nos pueden perjudicar en nuestra carrera.
- Un primer consejo ante tanta
incertidumbre y a pesar de que nadie puede aconsejarle de modo fiable es
que pierda el miedo al cambio. Cambiar de vida profesional o de carrera no
es tan dramático como se piensa. Hay una serie de conocimientos y
habilidades que no se pierden por el camino y que son transferibles.
Cambiar de profesión puede ser una oportunidad para darse cuenta del gran
capital que uno tiene.
- Si alguien pronosticara nuestro
futuro laboral, deberíamos tener en cuenta la fiabilidad de la persona que
hace la predicción. Esto tiene que ver con el nivel de autoestima y con la
capacidad de sugestión que podemos alcanzar. Tenga cuidado con la profecía
autocumplida: cuando estamos decididos a cambiar de carrera o de trabajo,
debemos ser prudentes con lo que creemos que es posible o lo que no lo es.
Si creemos que podemos o creemos que no podemos, podríamos estar en lo
cierto.
- Uno de los mejores predictores
puede ser escoger los cinco o seis mejores y peores momentos profesionales
de nuestra vida y analizar cuál es el común denominador. Permite descubrir
fallos o aquello que no nos gusta o que no se nos da bien en nuestra vida
profesional.
- Otro factor de predicción puede
ser el perfil que mostramos en las redes sociales, que podría ayudar a
pronosticar nuestro éxito. La Asociación Americana de Psicología asegura
que las historias que se publican en Facebook son predictores exactos. No
sólo es posible encontrar información actualizada de una persona, sino
también acceder a su comportamiento pasado. Datos de un candidato que no se
pueden obtener en un test de personalidad.
- Hay quien piensa que existe un
condicionante genético que puede determinar nuestra trayectoria
profesional. Quienes sostienen esto creen que lo que han estudiado
nuestros padres ayuda a predecir lo que haremos en el futuro. Y nuestro
origen social, también. Un estudio de la Universidad de Stanford cifra en
un 10% la proporción de hijos que elegirá la misma profesión que sus
padres. Las probabilidades de adoptar la carrera de los progenitores es
mayor en disciplinas como Derecho, Medicina, el mundo académico e
Ingeniería. La Universidad de Essex ha analizado el acervo familiar y
sostiene que "ser el primogénito o haber nacido en segundo o tercer
lugar influye en el futuro profesional de cada uno". El estudio
concluye que los primogénitos tienen más posibilidades de éxito
profesional que sus hermanos, y se establece una relación entre el orden
de nacimiento y la motivación y el éxito, que también se puede considerar
como un factor de predicción fiable para adivinar cuáles pueden ser logros
profesionales futuros de una persona.
- Además, el nivel socioeconómico
también es un factor de predicción que puede determinar nuestro futuro y
que influye en las redes que se construyen, porque éstas aumentan nuestras
posibilidades laborales. El lugar en el que ha estudiado proporciona una
red de contactos valiosa. Puede ser que los contactos y amigos que tiene
funden empresas o se conviertan en altos directivos. Si pasados unos años
buscan a un candidato para su compañía, esos contactos son una ventaja
para obtener un trabajo.
- Por último, están las
profesiones con futuro como factor predictor acerca de dónde está el éxito
profesional. El problema es obtener asesoría fiable acerca de perfiles que
sean sostenibles en actividades más o menos seguras y ciertas. Además,
está la dificultad de que tendrá que adaptarse a nuevos modelos de
trabajo, de organización y de reciclaje profesional. De nada sirve que
rastree empleos nuevos si no tiene en cuenta que esos perfiles y
profesiones han de reinventarse pensando en nuevos puestos bajo demanda;
en la posibilidad de trabajar sin ir al trabajo; en una actividad
profesional en la que dependeremos de varios jefes, o en la que
trabajaremos sin mandos; o en la que podremos disponer de un portfolio múltiple
de carreras; en el trabajo por proyectos y en las fórmulas de empleo
independiente, que crean una clase de supertrabajadores y superespecialistas en
microtareas concretas.
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