Yann Bastard
La idea de que “la
información es poder” sigue vertebrando nuestro trabajo, lo que facilita que
los empleados la oculten para beneficio propio o para hacerse indispensables
¿Podría decir cuánto cobra quien se sienta a su lado en el
trabajo? ¿Tiene algún compañero cerca que sea indispensable por lo que sabe? Si
es así, sus colegas no están compartiendo todo lo que saben con el grupo. Pero,
¿quién puede culparlos? Casi nadie lo hace. Esta situación, respaldada por la
cultura empresarial en la que nos desenvolvemos, puede generar fricciones entre
compañeros y sirve de alimento a los entornos laborales hostiles. A las
empresas les interesa estimular el conocimiento compartido, pero muchos
empleados fingen no saber o no poder compartirlo y dan largas. Sucede con el
conocimiento que es necesario para desempeñar las tareas diarias, pero también
con la información relacionada con la situación laboral. ¿Qué nos ha llevado
hasta este punto?
Aunque se hable poco de la ocultación de conocimiento, es un
fenómeno que ha sido ampliamente estudiado por la psicología social. Los
estudios llevan mucho tiempo demostrando las ventajas de hablar con los
compañeros de trabajo y compartir información con ellos. En la revisión Knowledge
sharing: a review and directions for future research, llevada a cabo
por las universidades de Nevada y Ohio, se repasan los avances aceptados por la
comunidad científica hasta la fecha: cuando los trabajadores comparten lo que
saben “mejora la creatividad, se estimula la innovación y mejoran los
resultados para los individuos, los equipos y las organizaciones”, se lee en el
estudio. No se extrae ninguna consecuencia negativa. Entonces, ¿qué hace que
los trabajadores prefieran callar lo que saben?
Una de las explicaciones que valoran los investigadores es
que quizá los empleados utilizan esta técnica para hacerse indispensables.
Cuando solo una persona sabe resolver un problema recurrente en la
organización, se convierte en alguien más valioso. Compartir ese conocimiento
es mejor para el desarrollo de la empresa, pero puede ser perjudicial para los
intereses del empleado en cuestión. La investigación Different
motivations for knowledge sharing and hiding, realizado por
investigadores de la Universidad de Perth (Australia), ahonda en esta situación
y da más detalles sobre la motivación que hay detrás de este comportamiento.
Las conclusiones, publicadas en la revista científica Journal of
Organizational Behavior, aseguran que el tipo de trabajo y la autonomía de
los componentes del equipo son dos factores que pueden influir en la
predisposición de los empleados a compartir o no su conocimiento con sus
colegas.
Según este estudio, las tareas más cognitivas, en las que
las personas necesitan procesar grandes cantidades de datos y resolver
problemas complejos, tienden a fomentar el intercambio de información. Según
interpretan los investigadores, “el trabajo cognitivo puede ser más interesante
y estimulante, lo que puede promover las conversaciones sobre el asunto”. Esto
tiene sentido, pero hay una conclusión que resulta llamativa: es más probable
que los trabajadores oculten lo que saben si creen que sus colegas dependen de
ellos. Cuando perciben que tienen a alguien a su cargo, se sienten presionados
a compartir su conocimiento y esto termina llevándolos a ocultar parte de él.
“Las peticiones constantes les quitan tiempo y los trabajadores tienden a
priorizar sus tareas en lugar de compartir y explicar lo que otros les piden.
Incluso llegan a fingir que no tienen la información que les están pidiendo”,
explica Marylène Gagné, una de las investigadoras responsables del estudio.
“Nuestros resultados muestran que compartir conocimiento es
más probable cuando los trabajadores están motivados por ellos mismos”,
continúa Gagné. “Cuando la motivación es externa (por ejemplo, cuando trabajan
solo por el dinero), suelen pasarlo por alto”. Una de las lecciones que los
investigadores extraen de este aspecto es que presionar a los empleados para
que compartan más lo que saben no es una técnica que funcione muy bien. De
hecho, puede ser contraproducente, aseguran.
- Tampoco hablamos del sueldo
Callamos lo que sabemos sobre el trabajo que hacemos día a
día, pero también nos guardamos la información sobre nuestra situación laboral.
Somos reacios a que los demás conozcan nuestras condiciones: qué tipo de
contrato tenemos y, sobre todo, cuánto cobramos. Sin embargo, estar al tanto de
a cuánto ascienden los sueldos de las personas que desempeñan el mismo trabajo
y saber cuáles son sus condiciones laborales mejora la capacidad de negociación
de los empleados y da una perspectiva más amplia sobre el lugar que ocupan
dentro de la empresa.
Una
revisión sobre este asunto, publicada este mismo año, asegura que uno de
los motivos por los que nos negamos a compartir estos datos es porque la
cultura empresarial en la que trabajamos sigue vertebrándose en torno a la idea
de que “la información es poder”. Esto facilita que los empleados sean reacios
a compartir datos sobre su situación dentro de la empresa “para beneficio
personal o para hacerse indispensables en sus entornos de trabajo”, se lee en
el informe Knowledge hoarding: a literature review. Pero, aunque no
les interese dar sus datos, sí querrían más transparencia salarial. En torno al
69% desearía tener más información para saber cuál es el salario justo para su
puesto, según la última Encuesta Global sobre Transparencia de Glassdoor.
Aunque también temen que no vayan a recibir esa misma información por parte de
sus compañeros, lo que les haría quedar en desventaja. Según esta encuesta,
tres de cada cinco compartirían cuánto cobran si fuera de forma anónima.
Vídeo. Por qué deberías ser amable con tus
compañeros de oficina.
En esta charla TED, la investigadora Christine Porath expone
las conclusiones de su estudio sobre cómo afecta la mala educación a la
productividad laboral. Hablar mal a los compañeros o ser poco cívico desmotiva,
especialmente si esa actitud viene de un superior: hasta un 66% de los
participantes en el estudio dejó de esforzarse después de que su jefe le
hablara mal.
Cursos y talleres. Trabajo en equipo.
Este curso está pensado para desarrollar una comunicación
efectiva y aumentar la confianza entre los miembros de los grupos de trabajo.
Su objetivo es “fomentar las habilidades para promover las relaciones
interpersonales positivas”. Imparte el curso Foment Formació, un centro de
formación ubicado en Barcelona.
App. Glassdoor es una startup que
basa su trabajo en estimular la transparencia de las compañías. Funciona como
un Tripadvisor para empresas y permite a los empleados valorar de forma anónima
los salarios, la cultura empresarial y a sus jefes. Esta información da más
poder de decisión a quienes buscan ofertas y obliga a las compañías a ser
apetecibles para los candidatos.
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