El trabajo más difícil del mundo es buscar empleo, y se
complica aún más en tiempos de vacas flacas, cuando las ofertas escasean y la
competencia con otros candidatos resulta feroz.
En condiciones normales resulta complejo diferenciarse del
resto de aspirantes a un puesto, y también aportar un nuevo valor y encontrar
oportunidades laborales adecuadas a nuestra experiencia, formación y
habilidades. Pero las posibilidades de éxito se reducen durante una crisis
económica.
Quienes pierden su empleo, aquellos que rastrean el primer
puesto, o los que persiguen un cambio profesional, obligados por las
circunstancias, pueden aprender de crisis pasadas para adelantar las
estrategias que diseñarán en las que vengan próximamente.
Jesús Vega, experto en recursos humanos, recuerda que
"el magnate petrolero John D. Rockefeller solía decir que el que se pasa
el día trabajando no tiene tiempo de ganar dinero". Vega cree que "si
sólo trabajamos pero no planificamos nuestra carrera ni analizamos las
tendencias del futuro, no vamos a tener trabajo el día de mañana". Añade
que "en ocasiones, cuando hemos tenido los recursos necesarios, los
desperdiciamos trabajando", y sugiere "analizar dónde estarán las
bolsas de empleo en el futuro, teniendo en cuenta que éstas no van a coincidir
con las actuales, porque aparecen otras bolsas que hace cinco años nos parecían
impensables".
Vega recomienda "utilizar la inteligencia para
desarrollar un plan de negocio de nuestra propia carrera. Es muy conveniente
comprobar si nuestras habilidades y nuestro trabajo van a ser necesarios dentro
de unos años y prepararse para ser capaces de cubrir esos puestos que se
consideran entre los más demandados".
Carolina Mouné, responsable de recursos humanos de Spring
Professional, considera que cada vez tienen más encaje los perfiles
relacionados con la tecnología, y se muestra convencida de que éstas posiciones
seguirán estando entre las más demandadas: perfiles como el de ingeniero
informático o telecomunicaciones tendrán una amplia oferta, igual que los
comerciales, o los expertos en el punto de venta o en atención al cliente.
Además, Mouné pronostica que "la robotización provocará
una reducción de aquellos empleos que tengan que ver con tareas rutinarias,
pero habrá un auge de perfiles que tengan que ver con las habilidades y
capacidades más humanas.
Otros competidores
Por lo que se refiere a la supuesta competencia de las
máquinas y la posibilidad de que éstas nos quiten el trabajo (algo especialmente
preocupante si llegara una crisis), hay que tener muy presente que el problema
no es que los robots nos sustituyan en el trabajo. Lo realmente negativo y
perjudicial para nuestra carrera será que no nos adaptemos a vivir y a trabajar
con máquinas, porque nuestra vida laboral está ya inevitablemente ligada a lo
que se conoce como inteligencia social, que lleva a conseguir que el trato que
tengamos con un robot sea más parecido a la manera en la que interactuamos con
otras personas. Nuestras posibilidades profesionales aumentarán si somos
capaces de adaptarnos a las transformaciones que se darán en el concepto de
trabajo, en las relaciones laborales y en la vida de las organizaciones. El
consuelo, incluso para épocas de crisis, es que esta adaptación puede ser una
fuente de oportunidades y no un factor de destrucción de empleo.
Carolina Mouné concluye que "para seguir en el mercado,
la formación o los másteres son una garantía, pero lo que realmente importa son
las competencias. Pesa más la actitud y cómo encajamos en una organización que
la formación recibida".
Por su parte José María Gasalla, profesor y conferenciante,
explica que "el momento que vivimos hoy es para pensar en los escenarios
futuros, sin dramatizar, pero sin hacer oídos sordos a lo que está pasando y
puede pasar". El experto cree que la primera pregunta que deberíamos
hacernos es si nos tenemos que preocupar sobre una posible recesión o crisis, y
asegura que "preocuparse lleva a la parálisis y a la impotencia. Si lo
planteamos como 'ocuparnos', eso nos lleva a la acción".
Gasalla recomienda asimismo reflexionar sobre el rendimiento
actual en el trabajo que tenemos, y también sobre las circunstancias que rodean
al hecho de nuestra edad actual. O si nuestra profesión está en peligro de
extinción.
También considera que "debemos plantearnos seriamente
si estamos dispuestos a cambiar de actividad", y recuerda que
"conviene tener muy claro qué es lo que deberíamos estar haciendo ya. Es
necesario visualizar las propias capacidades y nuestra actitud, la movilidad y
cuánto tiempo y dinero supone el cambio a otra actividad diferente".
Ante un posible escenario de recesión y crisis, Gasalla
sugiere que nos preguntemos cuáles son nuestros miedos y qué nos hace dudar de
nosotros mismos.
También es importante analizar cuáles son nuestras
relaciones, y si resulta conveniente que empecemos a movernos y a abrirnos a
nuevas relaciones y oportunidades.
Gasalla añade a todo esto la necesidad de analizar qué pasa
con nuestro nivel de autoconfianza y qué hicimos en la anterior recesión que
terminó en crisis. Conviene reflexionar acerca de cuáles son nuestros logros
del pasado, a qué hemos estado dispuestos en situaciones singulares y, por
supuesto, cuáles son las fortalezas que nos hacen diferentes.
- Hoy
resulta imprescindible conocer a los reclutadores, pero también es clave
conocerse uno mismo. Saber quién es quién en los procesos de selección y
tener muy claro qué hace cada uno, qué busca y para quién trabaja resulta
clave si se quiere tener éxito al reinventarse profesionalmente o al
cambiar de empleo.
- Además,
en cualquier proceso de búsqueda o de cambio profesional, los expertos le
recomendarán que no trate de hacer aquello para lo que no está preparado,
aunque no debe renunciar a la posibilidad de reinventarse. Para eso debe
analizar su empleo, su profesión, el sector en el que trabaja y qué estará
haciendo dentro de algunos años.
- Ha
de diseñar un plan de carrera que le permita convencer a quienes le pueden
contratar de que usted será capaz de poner en práctica las competencias
que ha adquirido en otras áreas en las que no ha entrado aún. Sepa
realmente quién es usted, qué puede ofrecer, y qué quiere. Después,
analice el sector que le conviene y en el que podrá desarrollar su
carrera.
- Es
inevitable referirse al hecho de que las ofertas invisibles (las que no se
publican) hacen que sean cada vez más importantes los contactos personales
y menos el currículo. Tenga muy en cuenta el valor del networking si busca
un nuevo trabajo.
- No
olvide el peso creciente de su vida en las redes sociales, y cómo influye
el hecho de que los reclutadores puedan acceder a ellas. Así pueden
conocerle y comprobar la realidad de sus datos y sus verdaderos resultados
profesionales. Saber gestionar nuestros perfiles sociales y crear una
marca personal que sea real y efectiva en las redes es algo imprescindible
para quienes buscan empleo, y por eso conviene que nuestra huella digital
sea cada vez más profunda.
- Pero
no debe olvidar otras bolsas de talento ocultas fuera del alcance de los
medios sociales. Se trata de corrientes subterráneas de influencia,
contactos y oportunidades profesionales más allá de las redes: además de
las ofertas invisibles está el recurso a las referencias, o las segundas
oportunidades que se ofrecen a candidatos rechazados para un puesto que
son tenidos en cuenta para fidelizar al talento futuro que puede llegar.
El plan correcto para
hacer frente a los malos tiempos
- Analice
cuáles son sus capacidades. Y sepa cómo venderlas. De nada sirve ser útil,
fiable y sintonizar con nuestro mercado, empleador o jefe si somos
invisibles, aunque debe tener en cuenta que ser muy visible en el mundo
2.0 no le convierte automáticamente en buen profesional. La clave está en
distinguirse del resto de candidatos que compiten por un puesto. Ser
diferente. Hace falta llamar la atención de las empresas y de los
reclutadores y demostrar que uno es interesante. De la atención que usted
sea capaz de captar puede depender su futuro profesional.
- Ser
interesante implica ser singular, sin olvidar que cada persona es única e
irrepetible. Las organizaciones tienden a evitar sorpresas, pero hoy la
persona que no sea diferencial y que siga la norma es fácilmente
sustituible, incluso por un robot. El que es singular tiene capacidad para
correr riesgos, cuestiona el 'statu quo' y suele ser más asertivo.
- Trace
una estrategia de acción teniendo en cuenta las nuevas circunstancias
económicas. Lo sensato es elaborar una especie de plan de negocio en el
que usted debe ser el producto.
- Diseñe
un plan B, C y hasta D para contar con varias soluciones. Esos planes de
carrera le ayudarán en su desarrollo profesional futuro. Recuerde que sus
fortalezas o competencias diferenciales le permitirán dedicarse a
distintas profesiones. Con esas fortalezas podrá identificar los sectores,
empresas y actividades que le llevarán al éxito profesional.
- Tenga
en cuenta que formación, experiencia, nuevas habilidades y marca personal
son los ingredientes principales de la fórmula magistral para conseguir un
empleo con éxito. Pero debe combinarlos adecuadamente y saber qué
importancia tiene cada uno en el proceso de búsqueda o en los cambios que
emprenda.
Pistas fiables para
escoger un nuevo camino laboral
Ha de ser capaz de predecir qué hará en el futuro, y en qué
sector o profesión estará trabajando dentro de unos años.
- Debe
plantearse si su profesión tiene futuro o va a desaparecer; si el mercado
va a necesitar los mismos profesionales; o si usted es bueno en lo que
hace.
- Las
profesiones emergentes y las tendencias de mercado nos ofrecen datos
objetivos que hablan de nuevas oportunidades profesionales. El nuevo
mercado de trabajo genera constantemente demandas y oportunidades
laborales que hoy no podemos imaginar.
- Al
buscar las profesiones de éxito tendrá que estar dispuesto a adoptar
nuevos modelos de trabajo y de organización. Una pista fiable para
encontrar la actividad con futuro es estar dispuesto para los nuevos
puestos bajo demanda, o para la posibilidad de trabajar sin ir al trabajo,
en una actividad profesional en la que dependeremos de varios jefes, o sin
ellos. También ha de contemplar la posibilidad de disponer de un portfolio
múltiple de carreras, o estar adaptado para trabajar por proyectos o
adoptar fórmulas de empleo independiente.
- Aquel
que demuestra ser un experto en buscar trabajo sabe perfectamente quiénes
son los reclutadores que más le convienen para acceder al puesto más
adecuado. Conviene conocer quién gestionará a las personas en el nuevo
mercado laboral cambiante (y en el que esté en crisis); qué papel jugarán
los directores de RRHH y, por supuesto, los propios departamentos de
recursos humanos de las organizaciones; cómo buscan el talento los
empleadores; o quiénes son y cómo actúan los nuevos agentes que operan en
el mercado de la selección, pero sin olvidar a los agentes tradicionales
que aún mantienen una posición relevante en los procesos de reclutamiento.
¿Reinventarse es
posible?... Hágalo
Cambia el paradigma de la dependencia, esto es, el hecho de
que en una empresa puedan asegurarle el sueldo todos los meses. Eso ya no será
así nunca más. Y además, el trabajo para siempre ha dejado de existir. Por eso
debe decidirse a controlar de forma activa su carrera laboral y a asumir la
responsabilidad de su propio desarrollo profesional.
- Debe
ser capaz de sacar partido de aquello que ya sabe hacer en otro sector,
puesto o actividad. Esto es fabricar una nueva empleabilidad, y tendrá que
especializarse para captar nuevos nichos de mercado.
- Los
expertos ven un futuro de especialistas en el que volveremos a la escuela
y a la Universidad varias veces a lo largo de nuestra vida y de nuestra
carrera. Jean Chambaz, presidente de la Universidad de la Sorbona, en
París, cree que "la Universidad del futuro será una institución
académica a la que no se irá para estar tres o cuatro años sino toda la
vida. Un alumno llegará y estará en ella uno o dos años, y tras ese
periodo tendrá una primera experiencia profesional. Luego volverá al mundo
académico para tener una nueva experiencia formativa, que será online, 'blended'
o presencial, en la que se podrán desarrollar nuevas capacidades y
habilidades".
- Resulta
imprescindible un reciclaje profesional que se demuestra consiguiendo
nuevas credenciales profesionales, capacidades y habilidades distintas y
adaptadas a las exigencias de los reclutadores y del nuevo mercado de
trabajo. El 50% de los perfiles actuales quedará obsoleto en la próxima
década, y hay un 50% de nuevas capacidades que debemos dominar.
- Quizá
sea necesario cambiar de vocación y buscar el desarrollo personal en otra
actividad. La reinvención auténtica implica e inicio de una búsqueda de
nuestro futuro laboral en alguna ocupación o carrera que nada tiene que
ver con lo que habíamos hecho hasta ahora.
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