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martes, septiembre 10, 2019

Cómo hacen las pymes para enfrentar la crisis

Un empleador, con pico de presión y secuelas en el ojo

Si bien lo cuenta con buen humor, el empresario Ignacio Fraile, que produce "ensayos destructivos", la pasó mal en lo peor de la crisis: su dinero quedó atrapado en un fondo de inversión, tuvo un pico de 15 de presión y sufrió un derrame en un ojo. Nunca más dejará dinero en un fondo de inversión.
Los ensayos destructivos no son las inversiones financieras, aunque el nombre lo insinúe. Se trata de estudios en estructuras y soldaduras para detectar fisuras en la industria petrolera y gasífera. Trabaja para Vaca Muerta y otros yacimientos. Pero Enod SRL, su pyme de 100 empleados, está en San Martín.

Ignacio Fraile, en la planta de ENOD SRL, que se especializa en ensayos no destructivos para empresas petroleras de Vaca Muerta Fuente: LA NACION - Crédito: Ignacio Sánchez

Los anuncios del ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, cuando el 28 de agosto habló del "reperfilamiento" de pagos de bonos de corto plazo, LETE y Lecap, casi lo dejaron sin pagar los sueldos. "No dejaré más la plata en un fondo, sino en la cuenta corriente, después del estrés que sufrí. El 1º de septiembre tuve un pico de presión, me llegó a 15 y tuve un derrame en el ojo", reveló Fraile a LA NACION.
"Usaba un fondo de inversión para el pago de gastos corrientes y sueldos, una operatoria corriente en las pymes", explicó Fraile. El 12 de agosto cobró un cheque que apenas superaba la masa salarial de un mes de su empresa. Al día siguiente del anuncio, la página web de su banco le puso en su pantalla "la operatoria no está autorizada". Corrió presuroso al banco: no le podía pagar a su gente. "Pasé un jueves y viernes muy malos. El banco me transmitía tranquilidad. Recién el viernes a la tarde hizo la operatoria vía internet. El martes se acreditó el dinero en la cuenta y pagué el jueves", se alivió.

Las pastillas de goma que dejaron de recibir insumos

Antonella Minca, fabricante de golosinas Fuente: LA NACION - Crédito: Santiago Filipuzzi

"Si en este contexto seguimos vivos, entonces tenemos algo para contar", dice Antonella Minca, al frente de Truppi, fábrica de golosinas de Santos Lugares. Se especializa en "pastillas de goma". Luego de las PASO y la disparada del dólar los proveedores frenaron los envíos por falta de precios. Sin azúcar, gelatina, frutos secos, usó materia prima de su stock y cuando se reanudó la entrega los insumos llegaron con precios nuevos. Trasladó el aumento, pero pensó estrategias para no perder ventas.
"Nos pusimos muy creativos. Todos los días pensamos en productos nuevos, cambiando moldes y colores, menor cantidad para ofrecer una opción más barata. La idea es motivar el mercado desde otro lugar", apunta Minca.
"Algunos no quisieron aumentar y bajaron la calidad, cambiaron la fracción o acotaron el margen de rentabilidad. Para mantener el producto, nosotros tuvimos que aumentar 22% los precios", dice Minca. También recortó la cartera de productos de chocolate.
Produce 20 toneladas de gomitas por mes; tiene 17 empleados. Si bien se cancelaron horas extras, la intención es mantener la producción. "Hubo otros momentos en que suspendimos días de trabajo. Eso todavía no sucedió y esperemos que no suceda", dijo.
La joven apuesta a que la situación mejore, dejar de ocuparse de contingencias y dedicarse a las estrategias de crecimiento futuro para apuntar al mercado adulto. "Nosotros quisimos empoderar a los adultos y decir que las golosinas ya no tienen que ser exclusivamente de los niños. Hay un mundo adulto fan de las golosinas", dijo.

El fabricante que no durmió por tres días y la pasó mal

La empresa de luminarias LED Trivialtech Fuente: LA NACION - Crédito: Ignacio Sánchez

Con 17 empleados, Trivialtech es una pyme de luminarias led, en Villa Maipú, municipio de San Martín, proveedora del sector público y de 150 corporaciones como Coca-Cola, Quilmes, Monsanto, Daw, Massalin. Su propietario, José Tamborenea, también sufrió la crisis del "reperfilamiento" de deuda de corto plazo y la pasó mal. "No dormí por tres días, no fui al baño por dos días. Fue un bloqueo, toda la gente estresada, los empleados, los chicos...", rememoró.
La constipación corporal se originó en el bloqueo del capital de trabajo de su empresa, que quedó atrapado en otro fondo de inversión. Lo había destinado a pagar a proveedores y a salarios, pero estos los pagó dramáticamente con otra cobranza cuyos fondos, por milagro, no invirtió en bonos. Tuvo que postergar pagos y compras. "Debí patear pagos a proveedores", relató Tamborenea, mientras viajaba al interior para resolver otro problema: ganó una licitación el 12 de agosto para vender sus ledes con el dólar a $43,40 y hoy debe cumplir con costos dolarizados a $58. "Explotó todo", dice. "Somos 25 empresas del sector, 20 nacionales y cinco extranjeras, que invertimos 100 millones de dólares", agrega.
"No juzgo las intenciones. Está bien lanzar medidas que alivien a la clase media, pero los hechos son desastrosos. Esa es la realidad", definió.
Después de diez días en los que no tenía precio de aluminio, vidrios y otros insumos importados, terminó acordando con proveedores. "Y cuando empiezo a lanzar los pagos nos capturan dinero con los fondos de inversión", dijo el empresario, en vías de resolver el entuerto.

El desafío de "resucitar" las bicicletas más viejas

Gabriel Busato, dueño de una bicicletería Fuente: LA NACION - Crédito: Victoria Gesualdi / AFV

La bicicletería Rodados Busato, en Chacarita, fue fundada en 1943 y es un negocio familiar atendido por Gabriel Busato, de 62 años, con la ayuda de su madre, Vicenta, y sus hermanos jubilados. "Las ventas bajaron, pero las reparaciones siguen igual. Solo que la gente trae bicicletas mucho más deterioradas, que estaban arrumbadas en un garaje, para ahorrar en transporte", apunta Dante Busato, hermano de Gabriel. "Las traen en un estado lamentable, pobrecitas, y hay que resucitarlas", dice.
El aumento del dólar provocó un salto en los precios de las bicicletas, que la gente compra con el programa Ahora 12 y no al contado, como antes. También aumentaron los costos de servicios, pero dice que "no se puede trasladar al precio". "Los clientes son de toda la vida, tienen sus limitaciones y usan la bici para obtener un ahorro", explica. "Si subimos demasiado los precios tal vez no vengan", duda.
Hace dos años había un empleado, que luego fue contratado por una cadena de electrodomésticos. "Mi hermano no lo reemplazó porque los números no le dan. Si antes cerraba dos veces por semana a las siete, ahora ya no lo puede hacer: cierra, pero se queda trabajando adentro. Lo mismo los domingos", cuenta.
Dante apunta que no sabe qué ocurrirá con la bicicletería si es que Gabriel decide retirarse. El futuro del local, debajo de la casa en que ellos se criaron, es tan imprevisible como el rumbo del país. "La Argentina no te da certidumbre y ese es otro de los factores que afectan la calidad de vida. Si no sabemos qué va a pasar a fin de año, menos sabemos qué va pasar en dos o tres años con nuestra bicicletería", dijo.

Perder $15 de cada $100 por los costos financieros

Diego Leal, de Bandex S.A. productora de productos plásticos Fuente: LA NACION - Crédito: Alejandro Guyot

Las bandejas de plásticos descartables sufren el costo financiero. El empresario Diego Leal, de Bandex SA, tiene 360 empleados en su pyme, dedicada a producir packaging para alimentos en grandes supermercados. "En estos 60 días el costo financiero fue muy perjudicial, las cadenas de supermercados te pagan y descontar un cheque a 45 días te da una pérdida neta de 10 a 15%", dijo el ejecutivo.
"De 100 pesos que vendés, perdés 15 por el costo financiero, que se agravó en los últimos 60 días con la tasa de Leliq a 90%", señaló.
No sufrió por el reperfilamiento de las deudas en bonos de corto y mediano plazo. "Nosotros no invertimos en instrumentos financieros, por lo que la reestructuración de la deuda no nos afectó. Sí estamos pidiendo que el pago de los derechos de exportación sea pagadero contra el ingreso de las divisas", señaló el empresario de plásticos.
"Tenemos derechos de exportación de 3 pesos por dólar exportado. Los tremendos costos financieros se agravan cuando queremos exportar, encima tenemos que pagar los derechos de exportación del 6% del valor FOB exportado dentro de los 60 días de la fecha de embarque y no tenés cobrada la exportación. Tenés que pagar antes de haber cobrado", señaló Leal para ejemplificar sus pérdidas.
"Pedimos al Gobierno que se flexibilice esa exigencia de pago de derechos de exportación. Lo ideal sería que las pymes quedaran eximidas del pago de derechos, pero en caso de que por cuestiones fiscales no nos exima a las pymes, por lo menos que permita que el pago se efectúe al momento del ingreso de la cobranza", reclamó.

El impacto dispar de la devaluación en los vinos

Eduardo Sancho, presidente de Fecovita Fuente: LA NACION

Un emblema de la industria vitivinícola es Fecovita (Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas). Su presidente, Eduardo Sancho, considera que la devaluación impactó de dos maneras: en el aspecto positivo, hay una "mayor competitividad para exportación y una mejora de caja por liquidaciones pendientes". Del lado negativo, "hubo un traslado a costos de insumos y tarifas, y un aumento de pasivos en dólares".
Sancho aseguró a LA NACION que en el sector se conocen casos de postergaciones de pagos y disminuciones de producción, pero no es su caso. "Sí conocemos a algunos de nuestros competidores. Nosotros no hemos postergado pagos y hemos aumentado la producción y la venta bajando márgenes", señaló el empresario cooperativo vitivinícola nucleado en Coninagro.
También señaló desde Mendoza que la reestructuración de la deuda de corto plazo tuvo un fuerte impacto. "Sí, hay empresarios afectados en su capital de trabajo por la reestructuración de los fondos comunes de inversión. Pero nosotros al momento de la medida no teníamos colocaciones en fondos afectados", dijo aliviado.
Entre los contratiempos que advirtió, hubo una "disminución de límites de crédito a pymes" y también se registraron "proveedores que aumentan precios y disminuyen plazos de pago, como, por ejemplo, insumos agrícolas".
La restricción cambiaria y el control de capitales no les afectaron tanto. "Para nosotros no causó ningún problema la medida porque ingresamos el 100% de las divisas dentro de plazos convenientes al giro del negocio", dijo Sancho.

Un tambero que sufre el impacto de las subas del dólar

Daniel Kindebaluc preside la Federación Entrerriana de Cooperativas (Fedeco). "Las pymes veníamos complicadas y la devaluación agravó todo, más aún con la suba de tasas", dijo el dueño de un firma agropecuaria, tambero, dueño de una industria láctea y un almacén de campo. Desde Nogoyá, Entre Ríos, Kindebaluc dice que la volatilidad cambiaria complicó las inversiones y generó indefinición de los productores. "No deciden exportaciones", señaló. "A los tamberos, porcinos, avícolas no nos convalidan la suba de precios por costos en dólares tras la devaluación. El 90% de los costos fijos están dolarizados", dijo. "Esos rubros están complicados porque venden al mercado interno; la soja no sufre tanto porque exporta", agregó.

Baja gastronómica y su efecto para un vendedor de servicios de agua

Joaquín Tantessio, gerente de la fábrica de filtros de agua Argenfil Fuente: LA NACION - Crédito: Ignacio Sánchez

Luciano Szuldman, creador de "soluciones de agua" que reúne a la marca Argenfil (de filtros domésticos), Everfull (dispensers de agua) y Hielogic (máquinas de hielo), con unos 100 empleados en el país, relató: "Hielogic está frenado porque el sector hotelero y gastronómico está muy golpeado. Tenemos muchas devoluciones de locales que cierran y eran clientes desde el principio. Es tristísimo".
La empresa fabrica sus filtros domésticos en Colegiales, con insumos que son 70% importados y 30% nacionales. "Los costos nos suben junto con el dólar y estamos todo el tiempo ajustando los abonos, metiéndole la mano en el bolsillo al cliente. Es muy difícil trabajar así, pero en la Argentina la gente está acostumbrada y lo acepta", apunta. Dice que el salario real es menor que antes y cuesta más esfuerzo cubrirlo.
Szuldman habla con LA NACION desde Santiago, Chile, país en el que las tres empresas también funcionan, aunque con otros nombres, y tienen una mayor tasa de crecimiento y rentabilidad. También planean desembarcar, muy pronto, en otros países.
En Buenos Aires, Joaquín Tantessio, el gerente general de Argenfil, es el encargado de mostrarle las instalaciones de la fábrica a LA NACION. "Si la Argentina tuviera diez años de estabilidad, seríamos Australia, pero el problema es que cada vez que hay una elección, hay un cambio radical", dice Szuldman.

De 12 a 7 empleados, el ajuste en una agencia publicitaria

Camilo López, fundador de la agencia de publicidad y marketing digital Good People Studio, aseguró que la sofisticación del sector demanda herramientas digitales para planificación de contenidos, supervisión de métricas y rastreos, entre otras, "que son en dólares y que te terminan comiendo toda la ganancia".

Camilo López en la agencia Good People junto a sus colaboradoras Fuente: LA NACION - Crédito: Silvana Colombo

En sus oficinas de Palermo dice que "la mayoría de las plataformas son caras y específicas: a cada cliente le sirven tecnologías diferentes". Y si el cliente se retrasa en el pago, el servicio extranjero llega con puntualidad. La coyuntura pone a las agencias chicas a competir con jugadores grandes, que si antes no tomaban proyectos por menos de determinado monto, ahora están dispuestas a aceptarlos. "Hoy la empresa nuestra y la publicidad en general no ganan plata", cuenta López. Redujo la planta de 12 empleados fijos el año pasado a siete. "Se fueron porque no les podíamos hacer propuestas superadoras, y no los repuse. Migramos 100% a un modelo de colaboradores externos", detalla.
Pero para López en toda crisis hay también una oportunidad y él la encuentra en la posibilidad de dedicarle tiempo a trabajar "la marca propia". "Antes estábamos siempre tapados de proyectos -dice- y ahora tenemos un margen para pensar en nosotros, reflexionar sobre la industria, potenciar lo propio. Es un momento para estar más creativos que nunca".

La metalmecánica que debió vender parte de sus activos

En Santa Fe, Víctor Sarmiento es un referente pyme. Propietario de Metalúrgica Sarmiento SRL y de Madersa SA, dijo que tras el "reperfilamiento" de bonos de corto plazo "una empresa metalmecánica tuvo que vender hace días parte de sus activos para hacerse de dinero y poder pagar sueldos y compromisos". Fabricante de bienes de capital y embalajes, dijo que aquella empresa "se encuentra en una situación extrema porque no pudo retirar el dinero para sus compromisos". Dijo que la Federación Industrial de Santa Fe registró desde 2015 el cierre de 290 empresas, con pérdida de 8000 empleos: 5,4% de los trabajadores registrados. Para las pymes, dijo, "la devaluación impacta de manera directa sobre su cartera de cobranza"


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