Las oficinas de Mercado Libre en el Polo Dot
Una de las líderes en pisos de madera, con un mercado que se
derrumbó 30% al compás de la crisis, saldrá de la mano del dólar alto y de un
socio internacional a conquistar nuevos mercados.
En los ya lejanos años 90 y cuando se estaba fundiendo
con Andre-Kevin, la fábrica de muebles baratos para la clase
media-media que llevaba el nombre de sus dos hijos, Daniel Saramaga pensaba
cómo remontar un negocio que había arrancado con Jorge, su padre ebanista que
descendió del barco que lo trajo desde Ucrania. Corría el año 2000 y se le
ocurrió un giro, fabricar pisos de madera para clientes de alta gama. En aquel
momento era toda una hazaña. Andrés se ocupa desde entonces del marketing y
Kevin, del manejo operativo. La nueva firma se llama Patagonia Flooring y es la
misma que colocó el 70% de los pisos en Puerto Madero, en las oficinas
en forma de hormiguero que Mercado Libre inauguró en el Polo Dot, en
el Teatro Colón, el CCK, el Museo Fortabat, el Museo Nacional de Bellas Artes,
el Museo Fortabat y hasta en el Museo de Arte Moderno de Miami, entre otras
obras icónicas.
La familia decidió tres ejes, la diversificación de
productos y clientes, crecer con recursos propios y generar una firma de
servicios que incluya la colocación de los pisos con garantía por un cuarto de
siglo. Así surgieron los pisos con marca, lo que ayudaba “también a
darle más valor a los inmuebles de nuestros clientes”, desliza Kevin.
Lo cierto es que tenían por delante un cambio de cultura en
un país donde las clases medias invierten poco en el interiorismo no sólo por
bolsillos flacos sino que optan por viajar o salir, en vez de decorar la casa.
Junto a arquitectos y decoradores lograron cambiar la moda de las superficies
alfombradas por las llamadas superficies limpias, con la madera y los
porcelanatos como posibilidad.
Armaron sociedades con comerciantes del interior del país y
poseen 60 locales, con uno más en Uruguay. Y contabilizan una primera planta de
procesos en Salta, otra para mezclas de madera y polímeros en Berazategui y una
planta principal en el porteño barrio de Matadero. También, una sede logística
en Villa Madero. Emplean a 500 personas.
A la salida de la crisis del 2001 y con el dólar recontra
alto, el 70% de lo producido se exportaba, luego se dedicaron al
mercado interno. Y en estos días se asociaron a la firma sueca Bona, una firma
tan familiar como ellos y líder mundial en el manejo de pisos y revestimientos
con la que piensan incursionar en América Latina.
Kevin Saramaga reconoce que si crecieron en términos reales
hasta 2018, este año lograrán empatar en un mercado que cayó 30% al compás de
la crisis. Eso sí, podando márgenes pudieron colocar unos 300.000 metros cuadrados
de pisos de madera. La facturación estimada llega a US$ 20 millones.
Exhiben la certificación FSC, que implica trazabilidad de
los bosques donde obtienen la madera y el compromiso de un plan de ingeniería
forestal con la técnica del dos por uno que implica que por
cada árbol maduro extraído se plantan dos árboles nuevos.
Al lapacho, el palo santo y al nogal, los obtienen en
Argentina. Al roble lo traen desde Estados Unidos o de Europa. A la pinotea,
del este europeo. De Portugal importan la madera del milenario roble europeo
quercus que les permite una textura como la del corcho para los revestimientos.
Últimamente desarrollaron el piso multiestrato que requiere
un 70% menos de madera noble. Los Saramaga aseguran que la huella
de carbono de la madera es mucho menor que la del hormigón y el concreto.
Además la madera absorbe dióxido de carbono. “De allí que las nuevas técnicas
de construcción estén utilizando madera de manera responsable”.
-¿Cuál es la estrategia en estos meses de incertidumbre?
-Defender lo que tenemos y aprovechar el dólar alto para la
exportación de la mano de nuestro socio internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario