La tendencia
demográfica muestra cómo se extienden los años de vida saludable de las
personas; a la vez, sin embargo, crece la cantidad de casos de discriminación
en empresas.
En un episodio de Seinfeld,
la serie cómica más exitosa de la historia, el más "perdedor" del
grupo de amigos, George Costanza, se lamenta: "Todavía no superé traumas
de la adolescencia y ya tengo achaques de la vejez. Me salté por completo la
vida adulta saludable".
La crisis de mediana edad es una fuente de humor recurrente
en la sitcom que transcurre en Nueva York. En lo que va del año también se
volvió un tema que gana protagonismo en la agenda de discusión económica y de
políticas públicas. Así como en 2017 se destapó la olla de casos de
discriminación por género en las empresas, en el último trimestre se
multiplicaron las denuncias a compañías de primera línea (especialmente
tecnológicas) que discriminan a las trabajadoras y trabajadores adultos. Con
una participación estimada en un cuarto de la fuerza laboral para 2020, el
segmento de los empleados de más de 55 años está llamando la atención de
economistas de renombre, que lo ven como un área de desafíos y oportunidades
que tiende a subestimarse en la conversación pública.
Para Tyler Cowen, uno de los economistas que mejor siguen la
agenda de innovación, hay demasiado énfasis en el miedo a los robots y a los
empleos que supuestamente reemplazarán, y muy poco en el desafío que enfrenta
la fuerza laboral adulta. "Creo que la habilidad de identificar, movilizar
y dotar de nuevas herramientas a los trabajadores adultos es la próxima fuente
de ventaja competitiva más importante. Esto implicará revisar las nociones de
mayor glamour en empresas vinculadas a cómo se valora a los jóvenes y a los
cuadros más maduros", dice Cowen.
Para el coordinador del blog Marginal Revolution, uno de los sitios especializados más leídos
online, hay una tendencia demográfica que no se puede ignorar: los años de vida
saludable se están extendiendo y discriminar a personas de más de 50 años
implica excluirlos de la mitad de su vida laboral, con costos de ineficiencia
altísimos para toda la sociedad. "Esto no da tan buenos titulares como los
de ?Los robots vienen por nuestros empleos', pero tal vez nuestra obsesión con
el apocalipsis laboral causado por robots sea una forma de no enfrentar los
desafíos que rodean a los empleados mayores en el mercado de trabajo",
explica Cowen, quien es escéptico con la hipótesis de destrucción masiva de
puestos de empleos por la automatización ("Japón y Estados Unidos tienen
la mayor concentración de robots del mundo y están cerca del pleno
empleo").
Cowen escribió en Bloomberg que habrá que revisar los
incentivos económicos que predominan hoy en las empresas, porque muchos tienen
un sesgo antiempleados mayores. Por ejemplo, la política de correlacionar
sueldo con antigüedad hace que, a la hora de un ajuste, las capas más
experimentadas de las compañías sean el blanco de despidos más fácil para
mejorar los números.
La semana pasada se anunció el regreso de sir Martin Sorrell,
excreador y CEO del grupo de comunicación WPP, al mercado publicitario con un
nuevo conglomerado, S4 Capital. Sorrell, de 73 años, es visto como un ejemplo
de cómo la edad es solo un número y de cómo a la hora de definir si conviene o
no emprender la retirada del mercado laboral cada uno debería ser dueño de su
propia historia, sin sesgos de mercado, prejuicios culturales o estrategias
discriminatorias que lo condicionen.
La agenda de exclusión etaria está que arde con varias
denuncias de alto perfil, que afectan principalmente a las empresas de
tecnología.
Gigantes bajo la lupa
El gigante Intel está siendo investigado porque en un ajuste
de 10.000 empleados la media de edad de los despedidos fue de 49 años, cuando
el promedio de la compañía es de 43. Meses atrás ProPública, una agencia
independiente que produce periodismo de investigación, publicó un detallado
informe en el que dio cuenta de distintas prácticas de discriminación por edad
en IBM. Con entrevistas a más de 1000 ex empleados de la compañía, ProPública
determinó que IBM eliminó más de 20.000 puestos de trabajo en los últimos años,
y un 60% de los despidos fueron de personas de más de 40 años. A muchos de
ellos se los revinculó luego con contratos temporales más flexibles y con menos
cargas sociales. Facebook también tiene juicios por no mostrar adrede avisos de
empleo a usuarios de más de una determinada edad. Amazon emitió un comunicado
afirmando que había decidido levantar una campaña de esta red social porque la
había encontrado "inconsistente con nuestra política de buscar candidatos
en toda la población de más de 18 años".
En la Argentina, la discusión por discriminación etaria
llegó al Conicet: 411 científicos que tienen sus proyectos pendientes de ser
aprobado distribuyeron el mes pasado un documento titulado "Investigadorxs
discriminadxs por edad". Su edad promedio: 37 años.
"Hay una gran oportunidad, sin duda muy relevante en la
Argentina, que está lista para ser activada no bien nos animemos a derribar
algunas barreras", cuenta a la nación María Mujica, especialista en
creatividad y, según Fast Company,
una de las personas más innovadoras en América Latina. Mujica viene impulsando
la agenda de emprendedores 50+: "La barrera más grande es cultural. Es
mirar a esta generación en modo retirada. Es asumir que por la edad, las
energías y la apertura al riesgo a emprender ya no están. Siempre sentí que eso
no tenía sentido y ahora hay una multitud de estadísticas y papers nuevos que lo corroboran",
agrega.
Según un reciente estudio de economistas publicado por el
NBER, la edad promedio de emprendedores es de 41,9 años; y en el percentil más
exitoso la media trepa a 45 años. Según Nesta, la agencia de innovación
inglesa, para los emprendimientos liderados por 50+ la tasa de supervivencia de
más de tres años es del 70%, contra el 28% de los emprendedores más jóvenes. En
otro reporte reciente, la fundación Kauffman y el Global Entrepreneurship
Monitor (GEM) hallaron que, "contrariamente a la percepción generalizada
de que el emprendedorismo es un campo para los jóvenes, el segmento etario con
mayor actividad emprendedora es el senior".
Más allá de las estadísticas, dice Mujica, hay cada vez más
casos de éxito para mostrar, que desafían prejuicios y barreras. Tres años
atrás, Gustavo Nusenovich decidió dejar la comodidad de su cargo de CEO de NCR
Argentina (una firma de tecnología por entonces con más de 700 empleados) para
dedicarse a acelerar proyectos de innovación desde su firma Disruptive
Consulting. Hoy, con 59 años, incuba y mentorea distintos proyectos con algún
componente de tecnologías exponenciales, como realidad aumentada, etcétera. Su
frase de cabecera es una que pronunció Alvin Toffler hace décadas, pero que
sigue más vigente que nunca: "Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos
que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender
y reprender".
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