El técnico de la
selección argentina muestra varias características de un antilíder, con
conductas que le podrían costar caras a una empresa; evitar la diversidad, no
planificar y ser arrogante son algunas de ellas. Fuente: LA NACION - Crédito:
Aníbal Greco
Cuando una figura es pública, los comportamientos y acciones
de esa persona son publicados y juzgados por todos. Esa dificultad de la gente
conocida, sea farándula, políticos u otros personajes, es la misma que tienen
los líderes en sus compañías: están expuestos por lo que dicen y hacen, por lo
que pregonan y por lo que, finalmente, demuestran.
Con el furor del mundial, nada mejor que analizar un
personaje cercano y polémico para los argentinos: el director técnico del
Seleccionado Nacional de Fútbol, Jorge Sampaoli. ¿Es Sampaoli un líder o un
antilíder? Mi posición es que es un antilíder.
¿Qué es un antilíder? Un antilíder es, definitivamente, un
mal jefe en cualquier organización y puede llegar a ser un mal ejemplo a
seguir. ¿Significa esto que es alguien con un mal desempeño? No, por el
contrario, existen muchos casos de antilíderes super eficientes que generan
grandes resultados pero, en muchos casos, a costa de destruir la organización
que están liderando. Veamos, a partir de algunas declaraciones de Sampaoli, las
dimensiones que caracteriza su antiliderazgo.
Evitar la diversidad:
"Es muy difícil convencer al que piensa distinto. Uno lo puede hacer por
un rato, pero en el momento de crisis, inevitablemente se separan. Si trabajás
con gente que piensa igual que tú, evitas eso". Equivocado. Este
pensamiento es definitivamente un error para cualquier líder. La diversidad de
opiniones y de ideas en una organización o equipo de trabajo, genera nuevas
perspectivas de análisis y nuevos marcos estratégicos. La falta de diversidad
cognitiva hace que el líder carezca de la posibilidad de desafiar sus propios
modelos e ideas.
La diversidad de ideas en un equipo directivo tiene que ser manejada
por el líder para generar conflictos constructivos. Jefes que no quieren
manejar esta diversidad, prefieren equipos homogéneos donde todos piensan más o
menos de forma similar. Esta situación es ideal para jefes que no aguantan
abrirse a opiniones ajenas, no quieren debatir o, simplemente, no quieren
escuchar.
No planificar:
"Yo no planifico nada. Todo surge en mi cabeza cuando tiene que surgir.
Brota naturalmente en el momento oportuno. Odio la planificación". La
falta de planificación es otro error en el perfil de aquellos que quieren
acceder a un rol de liderazgo. La planificación es una competencia crítica del
líder para poder generar planes de mediano y largo plazo. Sin esa competencia,
los líderes serían simplemente ejecutores cortoplacistas.
¿Pueden las ideas brotar naturalmente en el momento oportuno
como sugiere Sampaoli? Seguramente. Sin embargo, una organización no se conduce
por impulsos espasmódicos de líderes inspirados por un rayo divino. Este tipo
de liderazgos mesiánicos lleva al agotamiento organizacional y a la fatiga de
los empleados que querrán ver convertido a su inspirado líder en un exjefe.
No aprender:
"Yo no puedo leer un libro; veo dos hojas y ya me aburro. Escribo tres
cosas en un papel y me cansé". Error enorme. El líder debe leer para
actualizarse e inspirarse. La carencia de lectura en un supuesto líder genera
un cortoplacismo de pensamiento y acción. El líder tiene que entender que
llegar a dirigir un área u organización requiere una visión amplia y un
conocimiento específico. A partir de cierto momento de la carrera profesional,
el desarrollo del directivo pasa por la experiencia y la lectura profunda de
los temas que hacen a la organización. Los directivos, líderes y jefes que
requieran lograr conocimientos profundos o especializarse pueden apalancarse en
la lectura para lograr el nivel de especialización que necesitan.
La capacidad de escribir que Sampaoli desestima, es otra
virtud del buen líder ya que logra plasmar planes, ideas e inquietudes. El
líder que hace de la lectura y escritura un hábito, tiene otra virtud: puede
comunicar bien.
Arrogancia:
"Me hacés caminar dos cuadras. Cobrás 100 pesos por mes". El líder
tiene que evitar la arrogancia y el narcisismo. Es conocido el hecho que
involucró a Sampaoli con un policía a quien denigró, haciendo referencia a su
magro sueldo. El líder es ejemplo de su accionar. La gente en una organización
va a estar atenta a las acciones, ejemplos y omisiones del líder. Cualquier
desliz puede afectar directamente la confianza y credibilidad del líder.
Los jefes que menosprecian y demuestran arrogancia, son
jefes narcisistas, personas vanidosas y propensas a la grandiosidad. Se sienten
superiores y tienen una tendencia a querer dominar situaciones y a subestimar a
sus colaboradores. Tienen inflada la confianza.
Sampaoli puede que hoy dirija a la selección de fútbol. Sin
embargo, es difícil que sus características como jefe sean las mejores para una
empresa. Las luminarias no son, necesariamente, ejemplos a seguir. Por el
contrario, pueden ser casos testigos de lo que no hay que hacer.
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