La búsqueda de una mayor sinergia entre las personas y las
máquinas ha sido uno de los focos centrales del desarrollo desde la época de
las primeras poleas... ¡basta leer documentos de los constructores egipcios o
de los ingenieros de Alejandro Magno para confirmarlo!
Hay tendencias que no tienen vuelta atrás. Compartiremos
algunas, enfocándonos en aquellas en las que las tecnologías
"amplifican" al individuo y sus capacidades. Son aquellos impactos
que mejoran su bienestar, su productividad, la interacción con sus colegas y el
vínculo con su ambiente.
Una tendencia irreversible es el afianzamiento por necesidad
del trabajo colectivo colaborativo, pero no masificado: la organización del
trabajo en células de trabajo cada vez más inteligentes, soportadas con
dispositivos técnicos.
Lo que marca un avance es la significativa tendencia a la
cocreación colectiva de productos y de servicios. Exige método y esfuerzo para
que los sistemas colaborativos "amplifiquen" no solo lo social, sino
también la innovación e improvisación.
Esta última no como sinónimo de amateurismo o falta de
seriedad, sino como en lo deportivo o la creación musical, la máxima
sofisticación de la profesionalidad y ejecución colectiva del conocimiento. Un
equipo sin partituras es exitoso de tres maneras diferentes: cuando entre sus
integrantes "saben" mucho de algo, algo de mucho, o bien tienen un
buen equilibrio entre ambas cosas.
Los conjuntos uniformados apagan la voz del individuo y su
creatividad; los conjuntos diversos y conscientes la estimulan, potencian y
amplifican la inteligencia grupal confirmando que la diversidad bien estimulada
hace a los grupos más inteligentes.
Las metodologías y las reglas de la inter y
multidisciplinariedad hacen que los equipos regionales o globales tengan una
base de lenguaje común que les permite interactuar productivamente. El surgir
de las universidades "antidisciplinarias" refuerza esta tendencia.
Los productos de inteligencia colectiva son el centro de las
"organizaciones amplificadas", que provienen a su vez de individuos
amplificados y de liderazgos amplificados en red. El impacto organizacional del
liderazgo "amplificado" es fuerte: flujos de información abiertos,
jerarquías flexibles y en red, recursos distribuidos, procesos simplificados,
decisiones más distribuidas, pérdidas de controles centralizados, etc. La
pregunta clave de la conducción será: "¿Qué condiciones necesitamos para
que el liderazgo florezca en esta red?".
Ciencias de la salud
El proceso de "amplificación" confirma la
convergencia entre ciencia y trabajo, abriendo horizontes insospechados. Todas
las gamas de las neurociencias son buenos ejemplos en la búsqueda de ese hombre
"amplificado". Aunque pretender encontrar ciertas claves en el
cerebro y no en la mente es como desarmar una radio para buscar la causa de la
música que se escucha en sus transistores. Se multiplican interesantes
técnicas, desde el estímulo a la neuroplasticidad, hasta la promoción de la
neuronegociación y el neuroliderazgo, que buscan enseñar trucos nuevos a
cerebros viejos.
Un completo kit de herramientas de autogerenciamiento de la
salud, en gran medida basados en la Web, el seguimiento continuo de biodata y
registros online de la propia salud, alivianan el trabajo de los coaches de
salud.
En las organizaciones amplificadas, las instalaciones de
salud on site (en el lugar) ya tienen asignado su espacio. Las memorias de
trabajo colectivas (networked memories), hacen que experiencias personales
pasen a ser organizacionales.
En los laboratorios del futuro, la suma de ingenieros y
artistas no será extraña, pues favorecen las denominadas "interpretaciones
artísticas" en entornos físicos que la favorecen. Ya sabemos que el
trabajo más "visible" y "visual" favorece la transparencia.
La técnica no necesita dejar su impulso ni su lugar; solo
quizá nos falte descubrir la "tecnología" para la amplificación
humana interna, permitiendo que la evolución pueda ser integral y consciente.
Pablo Barassi es CEO
de Integrar Recursos Humanos
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