Fuente: LA NACION
Tres emprendedores
diseñaron un juego de pronósticos deportivos a partir de la red que sostiene al
bitcoin; nuevos negocios y oportunidades en el universo virtual.
La mezcla no podía fallar. Por un lado, gatitos, que por
motivos que los psicólogos tratan de desentrañar tienden a volverse virales en
Internet. Por el otro costado, las emergentes criptotecnologías. El resultado
de esa combinación fue, en efecto, explosivo: en diciembre, la empresa AxionZen
lanzó Crypto Kitties, un juego basado en ethereum (la segunda de las monedas
virtuales más populares, luego del bitcoin) en el cual se pueden adquirir
gatitos virtuales, que son únicos, se crían y tienen descendencia cuando se
cruzan. En Japón fueron furor, recaudaron más de seis millones de dólares en
las primeras tres semanas (un "criptogatito" llamado Génesis llegó a
venderse en US$115.000), colapsaron la red de transacciones de Ethereum y AxionZen
levantó recientemente US$12 millones adicionales.
"Cada token (moneda) es un gato diferente. El juego
está muy bien armado, ya que tener un gato macho y una hembra genera otro
token, que es un gato-hijo, que sigue cierta genética", explica a la
nacion el emprendedor Federico Goldberg. Inspirado en esta idea, Goldberg y sus
dos socios están lanzando desde Buenos Aires por estos días una suerte de
"criptoprode". "Hace ya varios años que estamos en el mundo de
blockchain (la red descentralizada que está detrás del bitcoin y de otras
criptomonedas). Aprovechando la cercanía del Mundial de Rusia y el furor que
genera, decidieron armar un juego de pronósticos para los partidos a partir de
un contrato inteligente en la red ethereum. "De esta manera, quienes
apuestan saben que no habrá intervención humana en la ejecución y se aseguran
de que no habrá robos ni estafas", cuentan los organizadores de la primera
criptocopa.
¿Cómo funciona el esquema? Los jugadores envían ethereums a
un contrato inteligente y llenan sus 64 predicciones de mundial. Cada jugador
recibe a cambio un token que contiene sus predicciones. Al final del Mundial,
hay una tabla de posiciones donde los primeros tokens (según los pronósticos)
se llevarán un porcentaje del pozo. Al mismo tiempo, durante el Mundial habrá
un mercado de tokens donde los jugadores podrán comprar y vender sus activos
especulando con el pasado (algunos partidos ya habrán ocurrido) y el futuro de
sus predicciones. Al igual que con CryptoKitties, los tokens que se utilizan se
llaman en la jerga técnica ERC 721 y tienen la particularidad de ser distintos
unos a otros.
Goldberg y sus socios se focalizaron durante años en el
mercado de bitcoins, pero con la caída de la cotización de fines de 2017 y
principios de 2018 buscan nuevos horizontes dentro del criptomundo. El bitcoin
llegó a valer cerca de US$20.000 dólares por unidad en el pico de la burbuja,
luego el valor se desplomó a menos de US$7000 y en la actualidad la cotización
no logra remontar. La caída en desgracia de la principal moneda virtual hizo
que varios medios especializados de prestigio (como The Economist) lo dieran por terminado, al igual que economistas de
renombre como Nouriel Roubini. Cuando parece que la peor ola ya pasó llegan
nuevas noticias inesperadas: días atrás un equipo de investigadores alemanes
presentó un estudio en el que encontraron enlaces a pornografía infantil
encriptados en blockchain, lo que vuelve eventualmente ilegal su tenencia para
cualquier usuario.
Lo mejor de ambos
mundos
Más allá de la caída en la cotización del bitcoin, el
criptomundo local sigue generando nuevos negocios y oportunidades. Hay
iniciativas de blockchain ya en empresas grandes, como Tarjeta Naranja, y en el
Estado, como la encriptación del Boletín Oficial. En los últimos meses se
cerraron tres ICO (ofertas públicas en criptomonedas) multimillonarias: Ripio,
con más de US$40 millones; Maecenas, con US$10 millones, y Zeppeling, con US$15
millones. Otras firmas como Rooststock RSK, Koinbankx y Waba están estudiando
este tipo de fondeo para avanzar en esta línea.
"Hay una ventana para liderar el mercado mundial
haciendo ICO como securities
regulados", explica Ariel Arrieta, de NXTP Labs. Arrieta cree que esto
podría hacerse en la Argentina regulando los procesos de registración y la
información que deben presentar las compañías, y con la CNV o la Sepyme como
autoridades de control.
Se trata de un debate muy caliente en todo el mundo y formó
parte de la agenda de discusión de la reciente reunión local que convocó a los
ministros de Economía y Finanzas del G-20.
Entre otros países a la vanguardia, Suiza hoy aspira a ser
algo así como un criptovalley; Gibraltar busca ese posicionamiento para
volverse relevante en la Unión Europea, y Singapur puso quinta marcha porque no
quiere que Hong Kong le gane la carrera. En América Latina, México acaba de
sacar una ley Fintech que espera reglamentar las ICO y Uruguay formó un think
tank para proponer un modelo. Pero, en la región, la Argentina es el mayor nodo
de criptotalento, que se formó en buena medida durante el cepo de Guillermo
Moreno, con el desafío de construir opciones para saltarlo.
Blockchain está
también de moda. "Nos pasa mucho que nos llaman de empresas diciendo: ?Mi
jefe quiere hacer tal cosa con blockchain'. Cuando les explicamos que eso se
puede resolver con un contrato simple, nos responden que su jefe quiere que sí
o sí sea con blockchain", cuenta Cristian Bruno, founder tecnológico de Bitex, una firma argentina que opera con
bitcoins. La tira cómica Dilbert se hace un festival con este tema: el jefe
Pelopunta le dice a Dilbert (ingeniero) que quiere hacer algo con blockchain, a
lo que Dilbert (para probar si realmente sabe del tema) le pregunta de qué
color le gustaría que fuera el blockchain. "Malva estaría bien",
cierra Pelopunta.
¿Cuál es el motivo por el cual hay tanta gente muy
inteligente diciendo que estamos en presencia de una revolución de similar
magnitud a la del inicio de Internet, y del otro lado gurúes, funcionarios y
medios muy reconocidos bajándole el precio al fenómeno? Para Bruno, para
apreciar el potencial de blockchain hay que mirarlo en forma
multidisciplinaria: "Si se lo analiza solo con el prisma de la economía o
de las matemáticas, el rompecabezas no cierra", argumenta. Para Manuel
Beaudroit, de la misma empresa, la burbuja del bitcoin de fines de 2017 fue
algo similar a "un adolescente al que de golpe le crecen mucho algunas
partes del cuerpo y otras no" y, por lo tanto -como sostienen muchos
jugadores de la criptozona-, el derrumbe fue una depuración que a la larga no
va a venir mal, aunque no opinen lo mismo quienes entraron a 12.000, 14.000 o
18.000 dólares por unidad.
Martín Hagelstrom, líder de todas las iniciativas con
blockchain para la región de IBM -que días atrás anunció un centro en San Pablo
para esta tecnología con una inversión de US$5,5 millones- cree que en esta
avenida de cambio exponencial se dará la máxima de Bill Gates: sobreestimamos
el cambio a un año y lo subestimamos a diez años. "Si el comienzo es lento
es porque necesitan sentarse a coordinar jugadores que muchas veces son competidores
entre sí o con intereses opuestos. Pero una vez que arranca, el despliegue es
mucho más rápido de lo que se suele estimar", afirma.
Los propios "criptogatitos" del principio de la
nota, que explicados en un párrafo pueden parecer una tontería, son la punta
del iceberg de un modelo nuevo, que trae posibilidades infinitas. Básicamente,
blockchain es un mecanismo que permite crear "escasez" en el mundo
digital -cada activo es único y no se puede replicar-, que es uno de los
pilares del sistema capitalista. De alguna manera, esta tecnología tiende un
puente gigantesco entre el terreno digital y el real, combinando lo mejor de
los dos mundos: los activos digitales pasan a tener propiedades del mundo real
como la escasez; y los reales pueden comercializarse mucho más fácilmente, con
criptoanclajes, con la sencillez de mandar un correo electrónico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario