Digital, Transformación y Liderar son probablemente los tres
conceptos más de moda en la literatura del management de los últimos tiempos.
Pero más allá de tendencias lo cierto, es que prácticamente la totalidad de
organizaciones se encuentran inmersas en procesos de transformación o cambio, con un trasfondo
de digitalización de sus modelos de negocio.
A pesar del denominador común que suponen estos tres
conceptos, liderar un proceso de transformación digital es en sí mismo un
ejercicio complejo. Las variables que
impactan en un proceso de estas características son innumerables:
El grado de madurez del modelo de negocio para reaccionar a
los nuevos hábitos de consumo de los
consumidores de los productos o servicios de la compañía.
El propio grado de madurez de la industria en la que opera
la organización.
Las características socio-culturales en las que está
enmarcada la empresa.
El carácter local, glocal o global que impregna los procesos
organizativos.
El nivel medio de orientación al cambio de los managers y
líderes.
La orientación a personas o procesos con foco en personas de
la organización…
Y… un largo etcétera de aspectos que condicionan el avance
de cualquier proceso de transformación o cambio. Sin embargo, a pesar de la
ingente cantidad de factores a tener en cuenta, las probabilidades de éxito de
un proceso de estas características están íntimamente relacionadas con la
claridad y énfasis con las que se trabaje en cinco claves fundamentales.
Sensibilizar a la
organización para entender la transformación
Aunque a priori pueda resultar un elemento alejado de los
objetivos de un proceso de transformación digital, el grado de sensibilización
de la organización es un factor crucial para llevarlo a buen puerto. Un proceso
de transformación digital debe ser compartido por toda la organización.
Por encima de los equipos de trabajo que participen en el
diseño de los procesos y en la definición de la estrategia, hacer realidad la
transformación es responsabilidad de todos los profesionales, quienes se verán
impactados de una u otra forma por los cambios que se lleven a cabo.
De esta manera, sensibilizar a la organización transmitiendo
de forma clara y transparente la razón de ser del proceso de cambio es,
probablemente, la piedra angular sobre la que se apoyan otras dimensiones que
deben ser lideradas en la transformación.
Dar sentido al cambio generando
sensibilidad
sobre el proceso de digitalización.
Inclusión Vs
exclusión para hacer frente a la complejidad
La complejidad que entraña cualquier proceso de
transformación (digital) recomienda que tengamos presente la siguiente
reflexión de James Surowiecki: “Cuanto más poder le des a un solo individuo
frente a la complejidad, más probable será que tome malas decisiones”.
Abordar la complejidad de un proceso de transformación
digital desde la exclusividad implica
asumir riesgos innecesarios. Incorporar múltiples enfoques haciendo participar
a personas que enriquezcan el proceso con diferentes perspectivas es una manera
inteligente de abordar el reto de la transformación.
Un proceso de transformación digital no es algo exclusivo
del área de tecnología, procesos, gobierno o personas, sino un reto que invita
a incluir a todos y que debe armonizarse teniendo en cuenta el mayor número de
perspectivas posibles.
Cualquier proceso de
transformación digital ha de enfocarse
desde la inclusión no desde la
exclusión.
“Viejos”
comportamientos para crear un ecosistema nuevo.
La transformación de
modelos de negocio, de procesos, de estrategias o de estructuras organizativas
tiene impacto directo en las personas y, por lo tanto, en sus comportamientos.
Pero, para identificar los comportamientos necesarios para hacer realidad la
transformación, es preciso entender en qué contexto se lleva a cabo esta.
Un contexto donde la irrupción de nuevos hábitos de consumo
determina la necesidad de cambio; un contexto donde lo local se diluye en favor
de lo global; un contexto donde la diversidad da valor para abordar la
complejidad sobre la que hay que reaccionar.
Todo ello permite entender la necesidad de trabajar sobre
una serie de comportamientos que idealmente deben ser compartidos por el mayor
número de profesionales posible:
Asumir la responsabilidad de manera autónoma – accountability
– sin esperar a que un tercero te haga responsable de tu impacto en un proyecto
o en el desempeño de un rol; Colaborar de manera natural pensando en objetivos
comunes en detrimento de los intereses individuales; Comunicar y compartir de
manera recurrente como mecanismo principal para integrar la opinión de otros y
dotar de mayor valor a los proyectos y los equipos de trabajo.
Comportamientos de siempre, que
en un proceso de transformación adquieren
más relevancia que nunca:
responsabilizarse, colaborar y compartir.
Tecnología como
vehículo de comportamientos
Tecnología, no desde la “gadgetización” o la adopción
compulsiva del uso de todo tipo de gadgets tecnológicos; sino tecnología como
una herramienta fundamental para poner en práctica los “nuevos” comportamientos
que permiten hacer realidad la transformación.
El contexto en el que las organizaciones hoy llevan a cabo
su proceso de evolución requiere entender la tecnología como un medio para
generar más y mejor tecnología, pero no como un fin en sí mismo.
Liderar la transformación digital siempre fue una cuestión
de personas y cultura, pero nunca podrá llevarse a cabo si no se entiende que
la tecnología es un vehículo para dinamizar ese proceso de evolución.
Digital es, ante todo, una actitud; pero esta no puede darse
sin incorporar la tecnología al
proceso de cambio.
Agilismo en la
organización del trabajo
Agilismo entendido como una nueva forma de trabajar; como un
marco que da sentido a los “viejos” comportamientos.
Una organización de roles y responsabilidades estructurada
en torno a equipos de trabajo multidisciplinares, donde cada persona del equipo
es el principal responsable de su trabajo gracias a un conocimiento específico.
Una forma de trabajar dominada por rituales basados en
compartir información, en identificar barreras, en aprender de forma constante
y en definir objetivos que permitan
aportar valor de manera constante.
La organización del trabajo de acuerdo a principios “ágiles”
adquiere un papel fundamental en las organizaciones que realmente quieren
imprimir mayor velocidad a sus procesos de transformación digital.
Una organización del trabajo que,
como no puede ser de otra manera,
requiere ser liderada ágilmente.
Liderar la
transformación digital no es una moda transitoria sino el reto actual y real de
muchas organizaciones.
El mercado, los
clientes y sus cambios de hábitos definen la necesidad de transformación real,
pero son los profesionales quienes deben de diseñar e implementar su hoja de
ruta en última instancia.
Si realmente damos
crédito a la necesidad de llevar a cabo esa evolución, es preciso entender que
liderar un proceso de transformación digital implica sensibilizar a toda la
organización, hacer a todos los profesionales participes de la misma, fomentar
comportamientos que permitan hacer frente a la complejidad del cambio, utilizar
la tecnología como acelerador del mismo y abordar “ágilmente” la organización
del trabajo.
Cinco claves para que
la transformación digital deje de ser el nuevo mantra del management y se
convierta en una auténtica realidad…
No hay comentarios:
Publicar un comentario