Búsqueda. Cada vez son
más quienes, al no sentirse contentos con sus tareas, optan por un nuevo rumbo
en sus carreras profesionales; casos y consejos para dar el paso.
Foto: Max Aguirre
Comienza un nuevo año y, como si contuviera una dosis de
envión y coraje, nos invade la sensación de arrancar esos proyectos
postergados. Entonces, iniciamos una etapa de reflexión en la que escuchamos
esa vocecita interior que solemos tapar con la vorágine del día a día, pero que
expresa nuestros más profundos sentimientos. ¿Soy feliz en el trabajo? ¿Me
levanto cada mañana contento con el día que me espera? ¿Realmente me gusta mi
profesión? ¿Mi trabajo está alineado con mis valores? ¿Siento estar
contribuyendo a un mundo mejor?
Años atrás, la respuesta de Pablo Benavides a estas preguntas era "no". Si bien, tras
estudiar publicidad, había llegado a ser brand manager de Nike, "una de
las marcas más reconocidas del mundo donde cualquier publicista que se precie
de tal desearía trabajar", varios aspectos de su carrera le hacían ruido.
"Por aquel entonces, muchas emociones pasaban por mi cabeza. El ritmo de
la corporación no parecía ser el mío. Y yo veía que había muchas cosas en el
mundo que no andaban bien: pobreza, inequidad social, guerras, desastres
ecológicos, entre otros, y sentía que mi vida estaba dedicada, únicamente, a
promover el consumo. Eso, claramente, no me hacía sentir bien conmigo
mismo", recuerda.
La necesidad de un cambio se hacía evidente, y así fue como
comenzó su reinvención profesional. Benavides
logró unir su pasión, trabajo y valores al transformarse en un thinking partner
en Comunicación Sustentable, con foco en crear valor económico, ambiental y
social. "Soy un socio para pensar ideas, acciones y estrategias de
comunicación, con un propósito verdadero y sustentable. Ofrezco a mis clientes
una combinación de diferentes habilidades que responden a las de un consultor,
un facilitador, un planner y un creativo", define.
Así como Benavides,
son muchas las personas que, insatisfechas con su desarrollo profesional,
sienten la necesidad de reinventarse. Paula
Molinari, presidenta de Whalecom y cofundadora de JoiLab, los llama los
"desencajados", porque se encuentran en un mundo laboral donde no
trabajan como ellos desearían. "Si bien, según el mandato social y
familiar, todo podría parecer perfecto, estas personas no están contentas con
sus vidas profesionales y sienten que algo en sus carreras no les cierra",
explica. Alejandro Melamed, director
de Humanize Consulting, afirma que lo que suele ocurrir es que hay un momento
en la vida en donde uno se toma un tiempo para respirar y piensa: "Trabajé
X cantidad de tiempo y, mirando hacia el futuro, no quisiera que los próximos
años sean iguales que los anteriores".
Reinventarse profesionalmente implica ser uno mismo el
propio motor del cambio; abandonar la zona de confort, tomar riesgos y dejar lo
seguro y conocido por lo nuevo e incierto, define Matías Ghidini, gerente general de Ghidini Rodil. La idea de
animarse a trabajar en lo que a uno le gusta, como si se tratara de un llamado
"interior", es una realidad que viene siendo acelerada y expuesta por
las nuevas generaciones. "Siempre existió, pero las generaciones
anteriores solían postergar ese deseo o resignarse. Ahora se habla de
levantarse todos los días para realizar una tarea que despierte genuina pasión,
sentido y propósito, e, idealmente, con un impacto que excede a uno mismo,
aportando al bienestar de los demás", profundiza.
Gabriela Kyriazis
vivió su "gran" reinvención a los 33 años, luego de nueve años
trabajando en el área de recursos humanos. "Fui feliz durante los primeros
años, pero ya llevaba casi cinco años como gerenta de recursos humanos y
comencé a sentir que lo que hacía no lo disfrutaba como al inicio. Mi querer
estar al servicio de las personas estaba acotado, diezmado y a veces hasta
contrapuesto a lo que podía concretar en ese rol", cuenta. Su
insatisfacción laboral se cruzó con una reestructuración en la empresa en la
que trabajaba que causó la desaparición de su puesto.
Ese fue el puntapié para generar el cambio. Kyriazis sabía que no quería ejercer
más como gerenta de recursos humanos. Pero ¿qué haría entonces? "Me tomé
un año sabático para encontrar lo que quería realmente. Era 2002 y la crisis
del país había dejado a muchos amigos y conocidos sin trabajo; entonces comencé
a ayudarlos a mejorar sus CV y a diseñar una estrategia de búsqueda laboral
efectiva. Cada vez eran más los que se me acercaban y los buenos resultados se
daban muy rápidamente. Conseguían trabajo después de meses de búsqueda
infructuosa, y yo cada vez sentía más placer en eso que, naturalmente y sin
pensarlo, estaba haciendo. Era todo ad honorem y me hacía muy feliz. ¿Y si
trabajo de algo así?". Se convirtió en coach de carrera y, tiempo después,
fue impulsora de la fundación de JoiLab, el primer career center de América
latina.
Muchos profesionales sienten la necesidad de reinventarse
pero no saben cómo, ni por dónde empezar, ni hacia dónde ir. Eso suele generar
una crisis existencial en la cual surgen preguntas difíciles de responder, y es
fundamental romper con prejuicios y creencias limitantes que obstaculizan la
transformación. Experimentar el proceso acompañado por un profesional puede ser
clave.
"Según el viejo paradigma laboral, el trabajo es
sacrificio y está disociado del disfrute y el sentido de la vida. Las cosas que
te gustan son un hobby, y por eso a muchas personas les parece imposible
trabajar de lo que les produce placer. Cambiar esta creencia y ampliar el
abanico de posibilidades ayuda a pasar a la acción para encarar proyectos que
parecían imposibles", describe Molinari.
Si bien la idea de seguir tu pasión suena muy tentadora, Mercedes Korin, especialista en
planificación estratégica para asesorar a personas en su desarrollo
profesional, advierte que también puede hacer estragos. "Según el contexto
que vive la persona, puede que lo que a uno lo apasiona dé para un hobby, pero
no para un trabajo rentado que genere un ingreso suficiente para sostener una
casa con tres chicos en edad escolar", ejemplifica. Sin embargo, la
reinvención profesional puede tener matices: cambiar de industria o sector,
estudiar una nueva carrera, emprender, incursionar en sectores no explorados
-ONG, sector público, política, educación- son formas de reinventarse, enumera Ghidini. "Todo dependerá del grado
de transformación que el profesional esté dispuesto y se anime a encarar",
dice.
Salir de la zona de confort conlleva cambios que nos
enfrentan con miedos, ya sea a perder cierta estabilidad y seguridad que suele
dar lo "conocido". "Aparecen miles de miedos: a perder
prestigio, a no ser valorado por la sociedad, a sentir que traicionás a los
tuyos por salir del mandato familiar, a dejar la seguridad económica, a probar
algo nuevo, entre otros. La reinvención profesional es un proceso que requiere
un cambio personal", indica Molinari.
Melamed sostiene que el temor a
perder todo lo que se tiene y a meterse en algo que puede ser un dolor de
cabeza se refuerza cuando el profesional trabaja en la relación de dependencia,
porque este modelo suele generar gente bastante temerosa a cambiar. Estar
demasiado acostumbrado a un salario y cierta estabilidad requiere coraje para
decidir un cambio.
De todos modos, a los más temerosos Ghidini los alienta, al decirles que, a la larga, nadie puede
sostener un muy buen desempeño mucho tiempo haciendo lo que no le gusta.
"Tarde o temprano falla. Cuando una persona trabaja de lo que le gusta, le
va mejor, tiene un mejor desempeño, crece, lo reconocen y tiene mejores
ingresos", asegura.
El primer paso
La gran pregunta puede ser, claro, por dónde empezar. Para
aquellos que están dispuestos a realizar un cambio en sus carreras, Korin sugiere preguntarse qué les da
placer y qué creen que pueden hacer bien. Luego, los invita a evaluar si eso es
monetizable y si se imaginan sosteniéndolo varias horas por día todos los días
hábiles. Si todo pareciera ir bien, la especialista aconseja, primero, explorar
de una manera que no resulte costosa. "No hacer volar por el aire el
trabajo que uno tiene y después ver qué sigue, sino mantenerlo y empezar a
generar nuevas vivencias: compartir algún tiempo de trabajo con un amigo que
haga algo que a la persona le resulte de interés, por ejemplo", detalla.
Probar experiencias cortas y acotadas con eso que uno considera que puede ser
una buena opción podría ser un buen comienzo. "No es lo mismo lo que uno
imagina que hacer eso que uno imaginó", indica.
Korin alerta que
estos procesos implican una etapa de transición, en la que los resultados
pueden ser muy buenos o pueden ir por un lado distinto del esperado. Sin
embargo, la invitación es a probar y perseverar hacia lo que uno quiere lograr.
"Quien apuesta a un cambio por su pasión podrá emprender un camino más
largo, con obstáculos y problemas, pero en definitiva de eso se trata: de
disfrutar el camino", concluye Ghidini.
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