No es descabellado
pensar que las máquinas pueden llegar a reemplazar a los gerentes y directores,
ya que aprenden a gran velocidad y desarrollan mejores estrategias.
El título de la nota es provocador: "¿Aceptarías un
robot como CEO?". En estos tiempos en los que se suele mencionar que
estamos gobernados por CEO, no falta mucho para que estemos siendo
administrados por robots.
No se trata de una pregunta que surge como producto de una
mente afiebrada, ni algún disparatado tuit como los que, por desgracia,
abundan. El autor del texto es Xavier
Ferrás, decano de la Universidad Central de Cataluña. No le faltan
argumentos para pronosticar que los CEO pueden sumarse a la comunidad de
desocupados. Se basa en el meteórico crecimiento de la Inteligencia Artificial,
a través de Machine Learning
(aprendizaje automático), Deep Learning
(aprendizaje profundo), y Reinforcement
Learning (aprendizaje por refuerzo), que se combinan con otros avances.
En propias palabras de Ferrás,
"comprende un conjunto de tecnologías capaces de obtener datos del
entorno, procesarlos, extraer patrones, tomar decisiones, evaluarlas, mejorar
su experiencia e interactuar de nuevo con el entorno, dando respuesta a los
inputs recibidos. La interacción es casi humana".
En síntesis, las máquinas aprenden por sí mismas y a una
enorme velocidad, mucho mayor que los procesos de aprendizaje humanos. No es
casual que hayan vencido a campeones de Póker, Go y Ajedrez. Mediante reconocimientos
de voz e imágenes, pueden diagnosticar enfermedades, detectar el estado de
ánimo de una persona o analizar una inversión, estrategias jurídicas,
calculando sus probabilidades de éxito. Llegan a diseñar logos, escribir
noticias de actualidad, también sus titulares y componer sinfonías o pintar
cuadros.
El autor refuerza el concepto: "Alguien puede creer que
la dirección estratégica, la innovación o la relación con el cliente serán las
últimas reservas del management humano. Pero la fuerza de la tecnología nos
presenta cada día más evidencias de que las máquinas también son capaces de
desarrollar mejores estrategias, mejores diseños creativos, más innovación y
mejor interacción con el cliente que los humanos".
Aquí es donde los CEO estarían sobrando. O continuar,
después de su muerte, a través de una aplicación en pleno desarrollo, Eterni.mi. Mediante este programa, se
recopilan los datos personales que incluye su modo de hablar, sus ideas,
sentimientos y sensaciones. Una especie de avatar, con el que se puede dialogar
como si estuviera vivo.
Hay referencias sobre esta posibilidad en uno de los
episodios de la serie "Black
Mirror", donde una viuda contrata los servicios para reproducir a su
marido. O el film "She",
cuyo protagonista llega a enamorarse profundamente de una voz generada por un
programa como Windows, lo cual es bastante natural, porque su pareja virtual
detectaba sus estados de ánimo y complacía sus necesidades anímicas, no
físicas.
Entonces, bajo esta amenaza es que peligra no solo la
estabilidad de los CEO, sino de cualquier dirigente político, deportivo,
sindical o de cualquier especie. Si las decisiones más importantes son mejor
seleccionadas por una máquina que por un ser humano, no cabrían muchas dudas
sobre qué opción elegir.
Por otro lado, un programa que registre con tanta
profundidad los interiores, haría las delicias de los selectores de personal,
quienes por ahora solo deben confiar en su experiencia y sus instintos. Ya ha
habido intentos de exigir a los postulantes su inclusión en su cuenta de
Facebook.
No cabe duda de que estamos en el umbral de un mundo
desopilante que excede toda imaginación. No asustarse. Prepararse. Porque
siempre quedará la nostalgia sobre las miradas y las caricias, aquellas
arcaicas costumbres humanas.
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