Socializar en el
ámbito laboral es un arte que no todos dominan. Para que las relaciones
impulsen su carrera profesional tendrá que guardar un equilibrio perfecto para
saber quién le conviene y con qué límites.
Tony Hsieh, CEO de Zappos -la compañía de venta online de
zapatos- no sólo es un emprendedor con visión... También está considerado un
gurú de la gestión de personas con una capacidad única para poner en práctica
(aunque no tengan éxito) muchas de las teorías de recursos humanos que se le
ocurren.
A su modo, Hsieh fracasó con el modelo de compañía sin jefes
y su sistema sin jerarquía de holacracy. Pero ha aplicado otras fórmulas que no
le han ido mal. Una de ellas tiene que ver, a grandes rasgos, con la idea de
que la amistad en el trabajo impulsa la felicidad y la productividad. Es una
teoría que compraría cualquier director de recursos humanos empeñado en
asegurar el engagement de los empleados.
Hsieh cree que fomentar la diversión y la amistad en el
entorno laboral ha de ser una parte fundamental de la cultura corporativa. Sólo
el dinero no basta. Asegura que "es cuestión de combinar beneficios,
pasión y propósito, junto con un modo de vida que brinda felicidad a
todos". Así, entre los valores centrales de Zappos desde su creación se
incluye abrazar e impulsar el cambio, crear diversión y hacer las cosas de
manera diferente, buscar el crecimiento y el aprendizaje, y construir un equipo
que tenga mentalidad positiva y un espíritu familiar.
La cuestión es si la socialización en el trabajo -incluso
fuera de él- tiene implicaciones positivas que impulsan y favorecen nuestra
carrera profesional.
Parece evidente que las decisiones que tomamos ante los
dilemas de relación en nuestro entorno profesional determinan el futuro laboral
y también la vida personal. Podemos escoger ser amigos del jefe (incluso más
allá del horario de trabajo), o aceptar la convivencia en una especie de
paraíso en el que nadie discute ni discrepa, un entorno buenista que nos tendría
que llevar a desconfiar... Sin olvidar que vivir en un entorno laboral en
permanente conflicto tampoco compensa. También podemos escoger entre tener
amigos en el trabajo, o enemigos; ser demasiado auténticos o mantener una pose
falsa; convivir con un colega o con un jefe al que no soportamos; adoptar una
actitud arrogante; o buscar ante todo a las buenas personas y no a los
eficaces.
Amistad y
satisfacción
Es sobradamente conocida la encuesta de Gallup que dice que
un buen amigo en la oficina incrementa la satisfacción profesional en un 50%.
Quien además consiga tener un "mejor amigo" en el trabajo será siete
veces más proclive a estar comprometido y enganchado en su puesto.
Otros estudios revelan que "aquellos profesionales que
impulsan la amistad en su compañía y organizan actividades sociales en el
entorno profesional tienen un 40% más de posibilidades de promocionar en los
dos años siguientes". Se habla de los profesionales altruistas que
reportan a la compañía una satisfacción laboral determinante; que se sienten
diez veces más enganchados por su actividad...Y son un 31% más productivo.
Redes eficaces
Lo verdaderamente eficaz es tejer una red de relaciones que
nos permita tomar las mejores decisiones y contar con apoyo cuando lo
necesitamos. Cuanto más extensa sea esa red de amistad en la organización,
mayor será el área de influencia y el acceso a proyectos e información.
El típico networking se refiere a tejer contactos, acudir a
foros, intercambiar tarjetas y contestar llamadas. Pero además está la
posibilidad de construir relaciones personales sólidas que tienen consecuencias
positivas cuando buscamos empleo o pretendemos ser visibles e influyentes
dentro de nuestra organización.
Para eso conviene analizar quién merece verdaderamente la
pena, y dónde están los amigos de alta calidad que nos ayudan a conseguir
nuestras metas profesionales.
Los expertos consideran que la camaradería bien entendida en
el entorno laboral crea un espíritu de corps que implica respeto mutuo, sentido
de identidad o mutua admiración para impulsar el trabajo duro y los resultados,
o la creación de una red sólida de apoyo, tanto profesional como personal.
Harvard Business Review recuerda que "compañías como
Google, DaVita, Dropbox o Southwest son grandes ejemplos de cómo se construye
una reputación basada en el fomento de la camaradería en el trabajo. Crear ese
compañerismo depende de los líderes de las organizaciones. Y esto se valora
como una ventaja competitiva para reclutar y retener a los mejores empleados, y
para mejorar el compromiso, la creatividad y la productividad".
Decisiones relevantes
Se trata de tomar decisiones acerca de las relaciones que
queremos establecer en nuestro entorno profesional; quiénes serán nuestros
apoyos y qué actitudes tomamos: Para empezar, debemos perder el miedo a la
competencia interna. No tiene sentido adoptar una actitud basada en
enfrentarnos a los demás y que sólo proteja nuestra posición sin colaborar. Hay
quien incluso se plantea los beneficios de contar con un eneamigo (frenemy) en
el trabajo, que implica tener cerca a un colega profesional con el que nos une
un vínculo de amistad, pero cuyas acciones son nocivos. Aunque esta relación
tiene algo de autodestrucción, la relación profesional con un rival suele ser
sensata y eficaz.
También conviene huir de los entornos laborales buenistas.
Dejando bien claro que la actitud de cenizo -quien critica todo y al que todo
le parece mal- resulta tóxica e ineficaz, hay que desechar la posibilidad de
vivir permanentemente en un escenario presidido por el exceso de buen rollo.
Este positivismo ineficaz suele acabar en lo que se quiere evitar: el conflicto
entre el empleado y la organización. En un entorno buenista falta la
objetividad y también la responsabilidad. También provoca un bajón en el nivel
de exigencia, lo que perjudica a los mejores profesionales. El café para todos
provoca comparaciones negativas y agravios, porque el exceso de afiliación
lleva a evitar las decisiones divergentes y a premiar a todos por igual. Y como
hay estudios para todo, también los hay para el buenismo laboral: Algunas
investigaciones concluyen que esa alegría colectiva de la organización que vive
del buen rollo permanente dura seis u ocho meses, y se acaba por un mal
resultado empresarial, por la pérdida de un cliente, o por alguien que se va de
la compañía.
¿Amigo del jefe?
Un estudio de LeadershipIQ sostiene que "pasar más de
seis horas semanales con un superior directo perjudica seriamente los niveles
de motivación y creatividad, y que el exceso de tiempo con quien manda se
transforma en algo contraproducente". Piense en esto si su objetivo es
formar parte del grupo del jefe. El dicho "el jefe es como el Sol, si
estás demasiado cerca te abrasa y si estás demasiado lejos te mueres de
frío", muestra que la clave en la relación con un superior está en
encontrar la distancia adecuada. Resulta fundamental evitar el coleguismo. Se
puede mantener una relación personal, incluso de amistad, pero conviene
distinguir el ámbito personal del profesional, para que ambas experiencias no
queden contaminadas, ya que confundir esos dos ámbitos puede acabar mal. En
este sentido, ha de cuidarse de la amistad con el jefe que le lleva a una
socialización en el trabajo obligatoria, a la que accede por no perder
oportunidades de promoción. Es típico de las organizaciones y superiores que
provocan y fomentan una indefinición y confusión total entre tu esfera personal
y la laboral.
Igual que ocurre con el entorno laboral buenista, evite las
organizaciones en las que prima la adulación por encima de los resultados y las
capacidades profesionales.
Si centra su relación en esto, debe tener en cuenta que
prosperará en su empresa casi exclusivamente gracias al ego de quien le manda.
La adulación excesiva depende de que el adulado lo permita.
Nuevas capacidades
Socializar en el trabajo de una forma adecuada puede incluir
otra ventaja: el desarrollo de alguna de las nuevas capacidades y habilidades
que los reclutadores y empresas exigen hoy a sus candidatos y empleados. Estas
son algunas:
- Empatía. Para interactuar correctamente con los demás es necesario comprender qué siente el otro.
- Cooperación. Muy relevante cuando se trabaja en equipo. Saber colaborar con otros para lograr un objetivo común.
- Comunicación verbal. Es ya una habilidad esencial en cualquier puesto. Necesita expresarse claramente y que los demás le entiendan, sea en persona, por teléfono, vía 'email' o por cualquier canal.
- Saber escuchar. Los demás responden mejor si sienten que son escuchados.
- Comunicación no verbal. Permite expresar que tiene empatía y sabe escuchar.
- Contacto apropiado. Las habilidades interpersonales no se refieren sólo a lo que dice, sino también a sus acciones; cómo actúa frente a quienes trabajan con usted. Eso hará que los demás se sientan cómodos. Recuerde además que mantener una actitud positiva influye en muchos aspectos de su trabajo, en el estrés y en la flexibilidad.
- Mostrar respeto. Si hace esto, los demás le devolverán lo mismo.
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