Como ya he advertido en más de una ocasión, no me gusta
“fusilar” artículos de otro y hacerlos pasar por míos. No, no es ese mi estilo.
Pero lo que si hago es circular aquello que merece la pena, dejando muy claro
su autoría. Hoy copio textualmente un artículo de Patricia Ramirez
(@Patri_Psicologa), corto pero con “miga”, que refleja lo que está
pasando no solo en el fútbol sino también en el mundo de la empresa. Aquí te
dejo sus reflexiones:
El fútbol no es lo que era, en muchos aspectos. En algunos
para mejor, si entendemos el cambio como la profesionalidad del deporte a
través de las mejoras en el rendimiento, en los entrenamientos, en la
alimentación, etc.; pero en otras, el cambio es a peor. Es a peor porque
perjudica la esencia del sentimiento de pertenencia. La sensación de muchos de
los que trabajamos dentro de un equipo es que se han perdido valores tan
importantes como el trabajo en equipo, que no es lo mismo que trabajar dentro
de un equipo; el compañerismo, la lealtad, el todos a una o el respeto hacia la
jerarquía del vestuario.
La unión que existía en vestuarios de jugadores y en el
propio cuerpo técnico, hoy en día, no es la misma. Antes se sacaba la cara por
los tuyos, se tomaban decisiones que, a pesar de no compartirlas, eran del
grupo y eran sagradas, y se respetaban incluso si individualmente a alguno le
perjudicaban. Porque lo importante era el equipo. Hoy en día los equipos de
fútbol parecen más equipos de atletas, tanto porque su rendimiento físico es
más específico y están mejor preparados, como por su mentalidad individualista.
Y seguro que de ello pueden dar fe los veteranos, que han vivido otro fútbol.
Pero no solo ocurre dentro del equipo de jugadores, también
ocurre dentro del cuerpo técnico. La mal comprendida idea de ambición lleva a
muchos no-compañeros a no pensar en el bien común, a sacar la cara por ellos
mismos y a sálvese quien pueda cuando vienen mal dadas o cuando se cometen
errores. Si yo fuera líder del grupo, me fiaría poco de quien muestra conductas
individualistas, critica a otros compañeros o no saca la cara con lealtad por
los demás. Tarde o temprano también te la jugará a ti como técnico.
¿Quién es el buen
compañero?
♦Te apoya en el error. Existen chivatos,
manipuladores, amargados, enredadores, compañeros, por tildarlos como tal, que
están deseando que tropieces. No por nada, sino porque eso les hace mejores a
ellos. Son tan mediocres que no saben brillar con luz propia, necesitan de tu
oscuridad. El compañero que saca la cara por ti cuando flaqueas, cuando te equivocas,
es alguien leal.
♦ Se alegra de tus éxitos. Celebra
contigo tus victorias, valora tu trabajo y tu profesionalidad.
♦ Se ocupa de su trabajo y no critica el trabajo de los demás. Si oyes
criticar a un compañero aléjate de esa persona. Alguna vez también lo hará
contigo.
♦ Va de frente, es sincero y te corrige o critica contigo a solas. Con
respeto y con ánimo de ayudar. No te dice lo quieres oír, sino lo que cree que
puede hacerte sumar.
♦ Prioriza el objetivo grupal: a veces
cede, echa una mano con lo que no es su responsabilidad, celebra los triunfos
grupales y comparte los individuales con su equipo como parte de ellos.
Seguramente al leer estas líneas se te venga a la cabeza
algún personaje que pulula por tu entorno. O ¿Por qué no? Tal vez nosotros
mismos nos veamos reflejados.
Jaime Pereira
Jaime Pereira
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