Stanislav Shekshnia,
Veronika Zagieva, y Alexey Ulanovsky, en INSEAD Knowledge del pasado 2 de
enero, plantean que los líderes capaces de
convertir las turbulencias en triunfos tienen muchos rasgos de
personalidad en común con los atletas de más alto nivel.
Durante la última década los autores han estudiado a los
altos ejecutivos de organizaciones que han florecido en algunos de los sectores
de negocios más complicados del mundo y han encontrado que aunque en muchos
aspectos son diferentes comparten una serie de comportamientos y actitudes de
liderazgo que son muy similares a las de los atletas más destacados, por lo que
defienden la teoría de que estos rasgos hacen que estén muy bien preparados
para moverse en contextos en los que poco se puede dar por seguro.
El patrón mental “atlético” de estos líderes se caracteriza
por compartir tres cualidades
fundamentales, que son:
1.- Experiencia en la
práctica de deportes de competición en la juventud. También se han
enfrentado a la adversidad de forma temprana mientras lideraban importantes
proyectos ya que desde muy jóvenes han
ocupado puestos de responsabilidad. La exposición desde su juventud al
liderazgo hace que se sientan cómodos dirigiendo organizaciones y contribuye a
su autoconfianza y seguridad en sí mismos que favorecen una mentalidad
ganadora.
2.- Fuerza mental.
Como los atletas de la alta competición estos líderes prosperan en situaciones
de competición, llevan a sus organizaciones y a sí mismos al límite y se
mantienen centrados en la meta independientemente de las distracciones
externas.
La ambición y su confianza en su habilitad para triunfar
hacen que estos líderes consideren a las tareas complicadas como retos a los
que dominar más que amenazas a las que evitar. Sienten pasión por su trabajo,
por las organizaciones que dirigen y l por las personas que dirigen. Hablan de
todos con entusiasmo y dedican casi todo su tiempo a ellos, estando dispuestos
a sacrificarse por ellos. Esta pasión les da motivación, energía y les centra.
El enfoque en el desempeño y la concentración total son los pilares de la vida
diaria, del entrenamiento y la competición para los grandes atletas y para los
líderes “atléticos” ocurre lo mismo. Bombardeados con miles de ideas,
peticiones y demandas de su tiempo se mantienen centrados en sus prioridades
siendo capaces de controlar sus emociones cuando llega el momento de tomar
decisiones importantes o de negociar acuerdos significativos.
Mantener la calma implica que son capaces de mantener la
serenidad y de pensar con claridad bajo condiciones muy estresantes. Un líder
de este tipo aplica la lógica en estas situaciones, analiza los datos
disponibles, busca consejo experto, valora distintas opciones y propone una
solución.
3.- Adaptabilidad.
Los líderes “atléticos” muestran altos niveles de flexibilidad a la hora de
fijar metas, de diseñar estrategias y de organizar la ejecución. La tensión que
se produce entre la fuerza y resistencia
mental y su capacidad de adaptación forman la base del liderazgo
“atlético”.
La curiosidad proactiva es otra característica que se repite
en estos líderes y que se presenta en forma de determinados comportamientos.
Muestran lo que Cicerón llamaba “la pasión por el aprendizaje” en
relación con sus negocios y proyectos, están permanentemente alerta ante las
posibles innovaciones y son conscientes de la necesidad de la actualización
continua de sus conocimientos.
La adaptabilidad les permite ajustar sus modelos mentales a
los cambios continuos del mundo actual, permitiendo que surjan nuevos enfoques
estratégicos para no quedarse atrás.
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