En general es bueno decir lo que uno piensa. En el lugar de
trabajo, la gente tiende a usar una jerga recargada para compensar por el hecho
de que no sabe de qué está hablando. Pero hacer lo opuesto tiene un riesgo
menos evidente. Si uno suena como un comentario de Instagram, podría comenzar a
quedar aislado en la oficina y perder la confianza de sus colegas, incluso si
ellos usan esas mismas expresiones cuando envían mensajes de texto.
Es mejor limitar algunos términos y frases a los
intercambios con amigos y familiares. Estas son algunas expresiones que es
mejor no usar como parte del vocabulario en la oficina.
"No hay
problema"
¿Qué podría tener de malo esto? Es tan innocuo, ¿verdad? Le
piden que fotocopie un documento o arme el temario de una reunión. Fácil.
"No hay problema", responde.
La expresión aparece en todo tipo de ambientes de trabajo y
el tono es a menudo alegre y entusiasta, por lo que no preocupa usarlo
periódicamente. Es poca la gente que oye "no hay problema" y lo
entiende literalmente, pero a un nivel justo por debajo de la conciencia, lo
que transmite es resentimiento oculto. Quien lo dice implica la posibilidad de
que alguien plantea un problema que están dispuestos a dejar pasar. No es el
riesgo (casi absurdo) de una mala interpretación literal contra la que debe
protegerse. Es la probabilidad de que uno recaerá en "no hay
problema" cuando le pidan cumplir tareas que considera de poca monta
-buscar una dirección, tomar nota, fotocopiar, envolver algo o dejar pasar a
alguien en el ascensor- e inconscientemente transmita enojo (incluso de formas
no verbales).
Es probable que nadie diga "no hay problema"
cuando su jefe le pida que prepare un informe importante o le asigne otra tarea
significativa. Cuando una tarea en el trabajo es de mayor peso, uno tenderá a
preguntar cómo hacerla bien, transmitirá entusiasmo y declarará que está a la
altura de la misma. ¿Pero no debería tratar de aparecer como la persona que
asume todas las tareas de ese modo? Deshacerse del "no hay problema"
lo ayuda a mostrar lo mejor de sí.
"Da lo
mismo"
Al igual que "no hay problema", esta expresión
generalmente va acompañada de un tono ligero. "Da lo mismo" se usa a
menudo para restar importancia a la idea de otro. Si uno dice: "Seguro, me
da lo mismo" luego de que alguien hace una sugerencia, puede creer que
está diciendo que no le importa, al estilo de: "Dale, adelante". Pero
no siempre se va a interpretar así. En cambio puede indicar que está en
desacuerdo, pero de todos modos lo aceptará, quizá porque no tiene la capacidad
o la iniciativa necesaria para convencer a sus colegas de otra cosa, o quizá
porque tiene complejo de mártir. "Da lo mismo" denota una resignación
resentida, aunque no suene así para uno. Lo mismo vale para otras expresiones
de sentimiento tibio, como "sipi", "seguro" y
"macanudo". Usar estas palabras con amigos está bien, pero no en
ámbitos profesionales donde lo que está en juego es fundamentalmente diferente.
"Es lo que
hay"
Clichés como este suenan como que da pereza pensar. Se cae
en expresiones vacías cuando se quiere dar la impresión de que hay algo para
decir, pero en realidad no es así. Y también cuando uno quiere sonar como que
se siente cómodo con algo, pero no es así.
"Los negocios son los negocios", "es lo que
hay" y frases como esas no sólo no tienen sentido y son repetidas, suenan
como que realmente no le importa o que el cerebro simplemente no está
funcionando. No es la mejor manera de conseguir un ascenso.
"No puedo"
No se puede evitar decir "no puedo" alguna vez: es
una expresión demasiado común y útil. Pero es inteligente estar atento al
contexto en el que se usa. Por ejemplo, en una reunión puede decir
inocentemente: "No puedo hacerle llegar el informe hasta el lunes
próximo". Y quizá sea así porque no hay condiciones. Pero lo hace sonar
ineficaz, como una persona que desilusiona a los demás. ¿Por qué no darlo
vuelta y decir lo que sí puede hacer? "Le haré llegar el informe el
lunes." Así es alguien que cumple y además es realista con los plazos. Hay
que tratar de evitar las expresiones negativas en situaciones similares. En vez
de "no sé cuál es la solución" es mejor "veamos qué soluciones
podría haber, me interesa su opinión". Sonará inteligente y amable.
"Espero"
Esta es otra palabra inocua que puede sonar derrotista y pasiva
(o incluso pasiva agresiva) en la oficina si uno no tiene cuidado. En algunos
contextos se entiende como que uno no está seguro. Por ejemplo, si dice:
"Espero que cumplamos las metas de ventas", en realidad está
transmitiendo la idea opuesta, la posibilidad de que no las cumplan. Obviamente
esa posibilidad es real e incluso puede ser la que quiere transmitir al equipo
para que sepan lo que está en juego. Es preferible decir: "Realmente
quiero que alcancemos nuestra meta de ventas y sé que podemos lograrlo".
De modo similar: "Espero que nuestro equipo pueda acordar un plan"
suena como que uno no sabe cómo lograrlo. En cambio: "Vamos a armar un
plan" o "estamos decididos a armar algo con lo que todos
acuerden" suena mejor. Aunque uno no esté seguro realmente de que eso
suceda, probablemente lo mejor sea que no lo demuestre.
No importa lo que diga, la gente invariablemente se forma
una impresión sobre la base de las palabras que uno usa. Y por la naturaleza
misma del lenguaje, las infinitas interpretaciones son imposibles de controlar.
Pero se puede eludir las expresiones que pueden transmitir resentimiento,
resignación o falta de compromiso. Con evitar estas seis expresiones, uno
comenzará a sonar un poco más amable y confiado. En el lugar de trabajo, algo
chiquito puede dar grandes resultados.
Traducción Gabriel Zadunaisky
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