Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

jueves, agosto 24, 2017

Las cinco frases que hacen que todos odien trabajar con uno

Foto: Shutterstock

En general es bueno decir lo que uno piensa. En el lugar de trabajo, la gente tiende a usar una jerga recargada para compensar por el hecho de que no sabe de qué está hablando. Pero hacer lo opuesto tiene un riesgo menos evidente. Si uno suena como un comentario de Instagram, podría comenzar a quedar aislado en la oficina y perder la confianza de sus colegas, incluso si ellos usan esas mismas expresiones cuando envían mensajes de texto.

Es mejor limitar algunos términos y frases a los intercambios con amigos y familiares. Estas son algunas expresiones que es mejor no usar como parte del vocabulario en la oficina.

"No hay problema"

¿Qué podría tener de malo esto? Es tan innocuo, ¿verdad? Le piden que fotocopie un documento o arme el temario de una reunión. Fácil. "No hay problema", responde.

La expresión aparece en todo tipo de ambientes de trabajo y el tono es a menudo alegre y entusiasta, por lo que no preocupa usarlo periódicamente. Es poca la gente que oye "no hay problema" y lo entiende literalmente, pero a un nivel justo por debajo de la conciencia, lo que transmite es resentimiento oculto. Quien lo dice implica la posibilidad de que alguien plantea un problema que están dispuestos a dejar pasar. No es el riesgo (casi absurdo) de una mala interpretación literal contra la que debe protegerse. Es la probabilidad de que uno recaerá en "no hay problema" cuando le pidan cumplir tareas que considera de poca monta -buscar una dirección, tomar nota, fotocopiar, envolver algo o dejar pasar a alguien en el ascensor- e inconscientemente transmita enojo (incluso de formas no verbales).

Es probable que nadie diga "no hay problema" cuando su jefe le pida que prepare un informe importante o le asigne otra tarea significativa. Cuando una tarea en el trabajo es de mayor peso, uno tenderá a preguntar cómo hacerla bien, transmitirá entusiasmo y declarará que está a la altura de la misma. ¿Pero no debería tratar de aparecer como la persona que asume todas las tareas de ese modo? Deshacerse del "no hay problema" lo ayuda a mostrar lo mejor de sí.

"Da lo mismo"

Al igual que "no hay problema", esta expresión generalmente va acompañada de un tono ligero. "Da lo mismo" se usa a menudo para restar importancia a la idea de otro. Si uno dice: "Seguro, me da lo mismo" luego de que alguien hace una sugerencia, puede creer que está diciendo que no le importa, al estilo de: "Dale, adelante". Pero no siempre se va a interpretar así. En cambio puede indicar que está en desacuerdo, pero de todos modos lo aceptará, quizá porque no tiene la capacidad o la iniciativa necesaria para convencer a sus colegas de otra cosa, o quizá porque tiene complejo de mártir. "Da lo mismo" denota una resignación resentida, aunque no suene así para uno. Lo mismo vale para otras expresiones de sentimiento tibio, como "sipi", "seguro" y "macanudo". Usar estas palabras con amigos está bien, pero no en ámbitos profesionales donde lo que está en juego es fundamentalmente diferente.

"Es lo que hay"

Clichés como este suenan como que da pereza pensar. Se cae en expresiones vacías cuando se quiere dar la impresión de que hay algo para decir, pero en realidad no es así. Y también cuando uno quiere sonar como que se siente cómodo con algo, pero no es así.

"Los negocios son los negocios", "es lo que hay" y frases como esas no sólo no tienen sentido y son repetidas, suenan como que realmente no le importa o que el cerebro simplemente no está funcionando. No es la mejor manera de conseguir un ascenso.

"No puedo"

No se puede evitar decir "no puedo" alguna vez: es una expresión demasiado común y útil. Pero es inteligente estar atento al contexto en el que se usa. Por ejemplo, en una reunión puede decir inocentemente: "No puedo hacerle llegar el informe hasta el lunes próximo". Y quizá sea así porque no hay condiciones. Pero lo hace sonar ineficaz, como una persona que desilusiona a los demás. ¿Por qué no darlo vuelta y decir lo que sí puede hacer? "Le haré llegar el informe el lunes." Así es alguien que cumple y además es realista con los plazos. Hay que tratar de evitar las expresiones negativas en situaciones similares. En vez de "no sé cuál es la solución" es mejor "veamos qué soluciones podría haber, me interesa su opinión". Sonará inteligente y amable.

"Espero"

Esta es otra palabra inocua que puede sonar derrotista y pasiva (o incluso pasiva agresiva) en la oficina si uno no tiene cuidado. En algunos contextos se entiende como que uno no está seguro. Por ejemplo, si dice: "Espero que cumplamos las metas de ventas", en realidad está transmitiendo la idea opuesta, la posibilidad de que no las cumplan. Obviamente esa posibilidad es real e incluso puede ser la que quiere transmitir al equipo para que sepan lo que está en juego. Es preferible decir: "Realmente quiero que alcancemos nuestra meta de ventas y sé que podemos lograrlo". De modo similar: "Espero que nuestro equipo pueda acordar un plan" suena como que uno no sabe cómo lograrlo. En cambio: "Vamos a armar un plan" o "estamos decididos a armar algo con lo que todos acuerden" suena mejor. Aunque uno no esté seguro realmente de que eso suceda, probablemente lo mejor sea que no lo demuestre.

No importa lo que diga, la gente invariablemente se forma una impresión sobre la base de las palabras que uno usa. Y por la naturaleza misma del lenguaje, las infinitas interpretaciones son imposibles de controlar. Pero se puede eludir las expresiones que pueden transmitir resentimiento, resignación o falta de compromiso. Con evitar estas seis expresiones, uno comenzará a sonar un poco más amable y confiado. En el lugar de trabajo, algo chiquito puede dar grandes resultados.

Traducción Gabriel Zadunaisky

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