El CEO de la app que
mide la felicidad de los empleados decidió dejar de lado la evaluación por
objetivos para tener en cuenta todas las facetas de las personas.
Uno de los ejercicios intelectuales más saludables es
hacerse, con alguna regularidad, tres preguntas: qué estoy haciendo, por qué lo
hago y si vale la pena seguir haciendo lo mismo. Las respuestas pueden ser
positivas o no, depende de las circunstancias. En cualquier caso, despejan el
camino y felizmente, hay quienes provocan destellos iluminadores, planteando
las cosas de distinta manera, como las que propone el CEO de Happyforce, Alex
Rios, con un título que va a contramano de lo habitual, "Evaluación por
Subjetivos".
Desde ya, descarta los tan bien ponderados
"objetivos" y tiene sus razones: "He
llegado a ver hojas de Excel que son verdaderas obras de arte. En esas
hojas de cálculo se tienen en cuenta objetivos de la compañía, objetivos de
área, objetivos de equipo, objetivos personales, valoraciones 360, valoraciones
cualitativas y cuantitativas, cada variable con sus distintas puntuaciones,
pesos y porcentajes. Demasiado complejo, demasiado opaco, demasiado difícil de
entender. Tiene que haber otra manera".
La duda deja al descubierto hasta qué punto podemos quedar
atrapados por un programa de computación. Ya se ha comprobado que el Power Point es un medio peligroso para
conducir reuniones, ya que condensa las ideas en una serie predeterminada,
dificultando el aporte de otras nuevas. El
Excel es otra trampa parecida, que seduce por la innumerable condensación
de datos, generando la falsa ilusión que allí está todo, una especie de oráculo
que nos habla de un modo contundente desde la línea inferior, donde aparecen
los resultados.
Sería necio descartar el Excel y sus maravillas (como antes
lo fue el Lotus 1.2.3) para muchas tareas contables y financieras. Es la base
para tomar decisiones, erradas o acertadas, pero éste campo pertenece a otra
cuestión, porque interviene la impronta humana, siempre imprevisible,
atravesada por intuiciones y sentimientos.
Precisamente, aquí brota el escepticismo de Alex Rios, respecto de las evaluaciones
de desempeño basadas en múltiples planillas. Puesto de otro modo, evaluar
conductas, actitudes, sentimientos y personalidades, dentro de un contexto
singular, puede simplificar los juicios y conducir a errores más graves que el
Power Point.
En suma, las
planillas, por más sofisticadas que sean, nunca podrán abordar la complejidad
de María o José, seres vivos que trabajan en una organización. Porque
además, no son solamente trabajadores que cumplen una función, sino padres o
madres de familia, solteros, casados, con historias y expectativas diferentes.
Reducirlos a una serie de datos combinados es atentar contra su existencia
real, convertirlos en seres abstractos.
"Por eso" -agrega Rios- en Happyforce evaluamos por Subjetivos. Hemos aceptado que
trabajamos con seres humanos, que somos complejos por naturaleza y que intentar
'simplificar' la evaluación con fórmulas en un Excel no tiene ningún
sentido". Y más adelante: "En esta evaluación tenemos en cuenta, por
supuesto, variables medibles como el salario, el trabajo entregado (.), pero
también tenemos en cuenta el comportamiento, la actitud que percibimos y el
impacto que genera en el equipo y el resto de la organización".
Siempre se ha luchado y, en gran medida, cuestionado, la
pretendida objetividad de las evaluaciones de desempeño. En honor a la verdad,
siempre fue una ilusión que a menudo fue percibida como una estafa y provocó
más de un conflicto, en vez de resolverlo o anticiparlo. Es así que no habría
que descartar la presencia de la subjetividad, porque siempre estará allí,
agazapada, descalificando una herramienta que se muestra perfecta.
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