Una oficina libre de
conflictos puede resultar el sueño de todo empleado. Sin embargo, siempre
pueden surgir algunas tensiones, aunque de pasar no tiene porqué ser
destructivo para la empresa. El choque de ideas, planteamientos y formas de
pensar favorece la conexión entre el avance empresarial con el surgimiento de
nuevas formas innovadoras que, de otro modo no surgirían. Y es que la
confrontación controlada genera un intercambio que es vital en un mundo
empresarial de competencia feroz.
Una oficina sin conflictos puede suponer que los empleados
se sientan ya desconectados de su trabajo. Por eso, aunque los conflictos
puedan parecer negativos, siempre existe la posibilidad de sacar un resultado
positivo de ello. Para ello, es necesario saber manejar estas situaciones con
prudencia.
La inteligencia emocional juega un papel fundamental en
estos casos y las personas con ciertas habilidades interpersonales pueden ser
capaces, no tanto de evitar el conflicto, sino de comprenderlo para intentar
reducirlo al máximo, canalizando la fuente de desacuerdo entre las personas. En
este sentido, Fast Company ha
publicado un artículo con las 6 habilidades que las personas necesitan para
evitar los conflictos en la oficina:
1. Gestionar tus
propias emociones
Conocer tu propio estado de ánimo evitará reaccionar con
negatividad ante un conflicto. Así, si una situación concreta enfurece a
alguien, lo mejor es esperar a que se haya enfriado para reaccionar y responder
de manera más racional. Los contextos en los cuales prevalece la presión es más
fácil que surjan los conflictos. En este sentido y cuando el tiempo aprieta,
según recoge el portal, la clave está en evitar que la situación empeore antes
de intentar resolverlo.
2. No tomarse las
cosas a nivel personal
Es posible que, a veces, los conflictos surjan por problemas
que la persona ha tenido en otro contexto. El hecho de haber discutido, por
ejemplo, con una pareja aumenta la irritabilidad de cada persona. Por eso, las
personas inteligentes emocionalmente saben distinguir cuando la razón de
alguien por enfurecerse es o no ajeno al problema que se ha generado y, por lo
tanto, no deben tomárselo como algo personal.
3. Primero escucha y
luego habla
Cuando nos enfadamos tendemos a reaccionar con rapidez y en
función de lo que nosotros creemos. Por eso, en vez de reaccionar mostrando las
emociones negativas, lo mejor es averiguar más acerca de la situación que está
desencadenando ese conflicto. Hay que resistir a la tentación de ponerse a la
defensiva y trabajar para que la otra persona se sienta escuchada, evitando así
el conflicto con la apertura de un diálogo que ayude a confrontar de manera
positiva los puntos de vista.
4. Dar tiempo al
conflicto, pero no ignorarlo
Hay muchas personas que se sienten incómodas ante el
conflicto, por eso, un espacio de reflexión no viene mal para intentar
minimizarlo. Sin embargo, ignorarlo por completo no es una buena idea, ya que
rara vez el conflicto se solucionará por si solo.
5. Practicar la
empatía
Empatizar con alguien que, además, está enfadado contigo no
es la tarea más fácil del mundo. Sin embargo, una persona emocionalmente
inteligente puede llegar a comprender y ponerse en el lugar de otra persona que
puede estar teniendo problemas que no necesariamente estén vinculados con el
entorno laboral. Reconocerlo es un primer paso hacia la empatía, después es
importante encontrar formas de mostrar apoyo que no resulten ofensivas.
Lo mejor es tratar de averiguar qué está pasando, aunque
sólo sea a través de una imagen parcial, y luego saber si hay algo en lo que se
pueda ayudar.
6. Buscar señales y
ser proactivo
Los conflictos, a menudo, siguen unos patrones. Entender las
causas más profundas de los mismos es una buena estrategia para reducirlos. Con
la experiencia, uno puede darse cuenta de qué factores causan conflictos a las
personas de su alrededor. El estrés por ejemplo, puede ser uno de los motivos.
Recoger y entender estas señales puede contribuir a crear conflictos mayores y,
de esta manera, aumentar el aprecio y la confianza por parte de los compañeros,
pues en vez de empezar grandes discusiones será posible crear conversaciones
que consigan canalizarlas.
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