Laurie Russo en
el boletín de la American Management
Association del pasado 16 de octubre plantea que los introvertidos están en
todas partes y por tanto como directivos tenemos muchas posibilidades de contar
con más de uno en nuestros equipos. Ser introvertido no significa ser tímido o
antisocial, sino que es una parte de la personalidad. El primer paso, pues,
para liderar a un introvertido es comprender que la introversión no es un
defecto o un fallo sino que son personas que extraen su energía de fuentes
distintas a las que consideramos habitualmente.
La autora propone
estas 5 recomendaciones para que gestionar a los introvertidos sea más
sencillo:
1.- IDENTIFICAR A LOS
INTROVERTIDOS. Los introvertidos suelen mantener un perfil bajo y reflexivo
y raramente son los primeros en levantar la mano, en ofrecerse voluntarios para
hablar en público o sentarse en la primera fila. Con frecuencia no comparten
sus vidas privadas con el grupo ni preguntan por la de los demás, no porque no
sientan interés por ellas sino porque su inclinación natural les lleva a
interiorizar y compartimentalizar la vida personal y la profesional. Pueden
causar una muy buena impresión cuando la relación es persona a persona, pero
suele agotarles y luego necesitarán recargar energía.
2.- RESPETAR SU
NECESIDAD DE TRANQUILIDAD Y REFLEXIÓN. Cuando un introvertido solicita
poder trabajar en un entorno sin distracciones lo hace porque quiere hacer el
mejor trabajo posible, no porque odie o rechace a sus compañeros o a su
trabajo. Su necesidad de concentración es primordial para ellos y las
distracciones les causan una sobrecarga sensorial y ansiedad. Valoran la
calidad, la meticulosidad y la exactitud en relación con su trabajo por lo que
necesitan zonas tranquilas donde trabajar. No hay que olvidar que su capacidad
de trabajar de forma autónoma, sin necesidad de supervisión o aprobación
constante facilita la labor del líder.
3.- APRECIAR LAS
CAUSAS POR LAS QUE LOS INTROVERTIDOS PIENSAN PRIMERO Y HABLAN DESPUÉS. Los
introvertidos no comunican cualquier idea que les viene a la cabeza. Son
pensadores y planificadores y se centran en profundidad en todos los aspectos
de una situación, siendo capaces de detectar perspectivas futuras que otros no
han considerado todavía. Los introvertidos no hablan mucho pero cuando lo hacen
lo que dicen ha sido objeto de múltiples reflexione sus consideraciones. Es
recomendable estimular su participación cuando toda la atención no esté puesta en ellos.
4.- PROCURAR NO
ENFRENTARLOS A LOS EXTROVERTIDOS. Los estilos de ambos pueden colisionar en
el ambiente laboral, pero ninguno es mejor o peor. Los dos tienen sus ventajas
e inconvenientes y pueden complementarse. Contar con miembros en el equipo
efusivos y que manifiesten abiertamente sus ideas es necesario, pero también
son imprescindibles los profesionales que no sólo aceptan sino que se muestran
contentos por mantenerse en los márgenes para lograr que el trabajo se haga.
Las tareas más “aburridas o rutinarias” son tan importantes como las más
deslumbrantes, por lo que debemos evitar las competiciones de popularidad.
5.- NO GESTIONAR LA
INTROVERSIÓN COMO SI FUESE UNA DEBILIDAD QUE HAY QUE “CURAR” POR MEDIO DEL
CASTIGO O LA VERGÜENZA. Si queremos liderar adecuadamente a los
introvertidos no podemos interpretar que
su silencio o expresión facial neutral implica que algo va mal y por ejemplo
considerar que por tanto el profesional no está comprometido o está adoptando
una actitud negativa, Confundir introversión con mala actitud y castigar a la
persona por ello sólo puede conducir a dañar la relación profesional y a
reducir el entusiasmo y la motivación.
Si queremos comprometer a los introvertidos Katy Tynan recomienda:
a).- Antes de una
reunión facilitarles toda la información posible sobre el tema a tratar, de
esta forma tendrán tiempo para reflexionar y preparar sus respuestas y las
conversaciones y participación será más fructífera.
b).- Solicitar que
sus propuestas las hagan por escrito para evitar que se sientan incómodos
enfrentándose a un grupo para expresar sus ideas.
c).- Procurar que se
relacionen con un extrovertido. Formando una pareja de un extrovertido y un
introvertido se consigue que ambos se ayuden. Los extrovertidos pueden
colaborar para articular las ideas de los introvertidos y los introvertidos
pueden, a su vez, ayudar a los extrovertidos a ver cuándo sus ideas pueden
necesitar una mayor reflexión o han dejado escapar detalles importantes.
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