Tres años después de su aparición como una plataforma online
de intercambio de fotografías nupciales, Olapic había cambiado por completo de
modelo de negocio no una, sino dos veces. ¿Fue la mejor decisión para
garantizar su crecimiento y rentabilidad?
LA HISTORIA
A principios de 2010, tres españoles que estudiaban en Nueva
York tuvieron una idea y lanzaron Olapic, que inicialmente ofrecía un servicio de intercambio de fotos nupciales a los novios y
sus invitados.
La plataforma
permitía colgar imágenes de las bodas en una web común, con una versión
gratuita para menos de cien instantáneas y otra premium, por la que los recién
casados pagaban 80 dólares.
Con este proyecto inicial, el barcelonés Pau Sabrià, el zaragozano Luis Sanz y el madrileño José de Cabo atrajeron un mercado cuyo
interés estaba asegurado, el de los novios deseosos de registrar todos los
momentos de un día tan especial.
Pero los clientes solo se casaban una vez, así que las
suscripciones no tenían continuidad. Por tanto, la mayor parte del dinero que
ingresaba la empresa debía reinvertirse una y otra vez en estrategias de
marketing para captar nuevos clientes.
Pese a las dificultades para crecer, su idea obtuvo el
primer premio del programa Greenhouse de la Columbia Business School, que
suponía una inversión de 25.000 dólares. Aun así, después de graduarse ese
mismo año, decidieron aparcar su idea original para impulsar el crecimiento.
Primer cambio de
rumbo
Olapic adaptó su plataforma de fotografías para atender una
nueva necesidad: el deseo de los lectores de compartir imágenes de interés
periodístico. Al mismo tiempo, permitía que las empresas del sector de la
comunicación se beneficiaran de ese tráfico.
Cuando la firma de capital riesgo First Round Capital, en
colaboración con New York Daily News, dio a conocer un concurso para startups,
los fundadores de Olapic se apresuraron a participar. Corría el año 2010,
Instagram acababa de aparecer en escena y la conectividad digital disparaba la
imaginación de las empresas.
El sector mediático
parecía una mejor opción para Olapic que las bodas y el espaldarazo de New
York Daily News suponía un comienzo prometedor.
Aun así, surgieron complicaciones: el panorama digital
cambiaba constantemente y las empresas que poseían medios de comunicación se
adaptaban con lentitud. Los contratos solían tardar mucho en materializarse y
no era fácil valorarlos con precisión. Además, aparecieron competidores
directos, así que los fundadores de la compañía se plantearon un nuevo golpe de
timón.
Próxima parada: el
comercio electrónico
Cuando Facebook compró Instagram en abril de 2012, las
grandes marcas empezaron a ver más valor en la interacción con los clientes a
través de sus fotografías. Olapic estaba lista para sacar partido de ese cambio
de percepción, así que lanzó una nueva plataforma con la que irrumpió en el
comercio electrónico: el único mercado billonario que lucía un crecimiento de
dos dígitos en aquel momento.
El equipo de la empresa diseñó su nuevo producto basándose
en la idea de que los consumidores se fían más de las fotografías hechas por
otros clientes que de la publicidad de las marcas. Observaron que, en las webs
de comercio electrónico, los clientes potenciales eran más proclives a hacer
clic en el botón de compra cuando los productos estaban contextualizados con
imágenes recogidas de Instagram, Facebook y otras redes sociales.
Con este nuevo modelo, Olapic permitía a las empresas mostrar imágenes de sus
productos hechas por los propios clientes. Así, por ejemplo, West Elm, una
tienda de muebles estadounidense, recurrió a Olapic para nutrir una galería de
su web con fotografías de perros y gatos acomodados en sus camas y sofás.
"Powered by
Olapic" aparecía como firma en las páginas de los clientes, dando a
conocer el servicio de la empresa a otras webs de comercio electrónico.
En este punto, los fundadores de Olapic sopesaban posibles opciones para seguir
impulsando su crecimiento.
¿Debían presentar esta idea a los inversores como una sólida
base para el futuro de la compañía?
¿Era mejor destacar la agilidad emprendedora que habían
exhibido hasta entonces y mostrarse abiertos a nuevos cambios de rumbo según
fueran apareciendo otras oportunidades en el panorama digital?
¿Cómo debían posicionar la empresa para coger la mejor ola?
Fuente: IESE Insight
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