Los buenos líderes
pueden sacar lo mejor de sus empleados y mejorar orgánicamente la productividad
reconociendo sus fortalezas y sus aciertos y permitiéndoles equivocarse.
Un buen líder mide su éxito en función del éxito de los que
dirige. Ser líder, o jefe, no es enfocarse en los objetivos o las ganancias
sino en sacar lo mejor en los demás. Un estudio de la consultora DDI demostró
que 98% de los empleados que tenían buenos líderes se sentían motivados a dar lo
mejor de sí mientras que tan sólo 11% con jefes y líderes ineficientes se
sentía así. Esto quiere decir que el buen desempeño de un grupo depende en gran
medida de la calidad del liderazgo. Se puede lograr un liderazgo efectivo de
las siguientes maneras.
Se enfocan en las
fortalezas
Los buenos líderes identifican los puntos fuertes de cada
miembro del equipo y les dan la oportunidad de utilizarlos para que puedan
cultivar y optimizar sus diferentes talentos y capacidades.
Mientras que algunas fortalezas serán obvias, los buenos
líderes saben descubrir las que están ocultas. Programar reuniones uno a uno y
hacer preguntas como: "¿Qué más te gusta hacer como parte de su
trabajo?" y "¿Qué es lo que más extrañas acerca de los trabajos que
has tenido en el pasado y por qué?" es una de las formas de descubrir qué
es lo mejor que tiene para dar cada uno y cómo prepara el ambiente de trabajo
para que esas fortalezas salgan a la vista.
Saben dar
reconocimiento
Las personas que sacan lo mejor de los demás también premian
y reconocen el buen trabajo. Los líderes a menudo se preocupan porque creen que
los elogios dan una impresión poco profesional o que los empleados pueden caer
en la complacencia o el exceso de confianza.
Pero de hecho se trata de hacer que una persona se sienta
bien consigo mismos, incluso cuando se sienten amenazados o están en tiempos
difíciles. Cuando el jefe reconoce los aciertos se tolera mejor que marque los
errores.
Saben formar grupos
Ningún equipo de trabajo funciona bien si los integrantes no
son compatibles. Un buen líder sabe exprimir la capacidad de sus equipos de
trabajo porque conoce las fortalezas y las debilidades de cada uno. Esto le
permite formar grupos con vínculos que permitan minimizar las desventajas y
exaltar las fortalezas.
No hacen
micromanagement
Hacer micromanagement significa vigilar de cerca cada uno de
los pasos de un proceso. Sacar lo mejor de los demás significa delegar. Los
buenos gerentes tienen cuidado de no excederse con el control. Su trabajo
consiste en asignar o dirigir los objetivos generales de trabajo y luego dejar
hacer. A veces el miedo al fracaso les hace intervenir aconsejando a cada paso,
y eso fastidia porque revela falta de confianza.
Cuando un buen líder permite que su equipo gane confianza en
base a aciertos y errores, los está preparando para que sean más eficientes en
el futuro.
Crean entornos
seguros para la crítica
Un buen líder sabe cómo generar un ambiente seguro que le
permita criticar y modificar su plantilla de empleados sin temer posibles críticas
o ataques. El buen gerente crea un ambiente de alta tensión porque exige
trabajo de calidad, pero también tiene una alta tolerancia a los errores, lo
que permite tener un espacio para el error y la crítica. Pero también para la
mejora y la adquisición de experiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario