Recursos
Humanos RRHH Digital. Hoy en día aún continúa siendo más complicado que en España las mujeres
lleguen a ocupar un puesto directivo y, si lo hacen, su trabajo es muchas veces
cuestionado por gran parte de los empleados, que prefieren que la empresa sea
dirigida por un hombre. Pero, ¿por qué liderar siendo mujer sigue resultando
tan difícil?
Sandra
Marín, coach, consultora y formadora en Mikah de Waart, ha analizado las
razones por las que para el sexo femenino es más dificultoso llegar y
mantenerse en cargo directivos, tras haber trabajado con cientos de mujeres
empresarias y con puestos de responsabilidad dentro de la empresa. Después de
ello, destaca las siguientes claves para alcanzar un liderazgo femenino de
éxito:
1- Hacerse visible y reconocer
las posibilidades: una vez
decidido encargarse de un puesto de dirección, hay que hacerse visible y estar
presente. Muchas mujeres son segundas de a bordo y no destacan entre sus
compañeros, por lo que se debe de demostrar la valía creyendo en las
posibilidades de cada una y mostrando ante los demás la capacidad de liderazgo.
2- Negociación: tanto para adquirir el puesto
como para poder llevarlo en el tiempo, la negociación es otro de los pilares
que rodea a la dirección femenina. Es en este instante cuando disponer de
habilidades comunicativas y técnicas de negociación permitirá defender el
puesto al mismo tiempo que desarrollar cada nuevo proyecto. Sandra Marín
destaca defender los propios intereses como parte de los intereses de la misma
empresa.
3- Agradable pero competitiva: asumidas las responsabilidades,
muchas directivas, en su afán de demostrar sus competencias, olvidan la esencia
que les puede ayudar en el desempeño de su cargo como responsable. Asumir roles
demasiado masculinos no siempre es garantía de éxito, y muchas veces no casan
con la manera de ser de cada una. Pero la mano izquierda, la empatía y la
sensibilidad no están reñidas con tener carácter, fuerza y ser
competitiva.
4- Síndrome del impostor: las personas que sean directivas
o que lideren un grupo es posible que hayan tenido que lidiar con el “síndrome
del impostor”, especialmente presente en el sexo femenino, y sobre todo en
mujeres de éxito, pero que también puede experimentarlo cualquier persona.
Éste aparece cuando se tiende a pensar que los logros fueron fruto del
azar, que todo lo que se ha cosechado fue cuestión de suerte y que cualquier
persona puede hacerlo mejor que una misma. Dichas creencias esconden
inseguridad y falta de autoestima y algunos estudios confirman que gran parte
de la población pasa por un periodo así en su vida laboral, cuando empieza un
trabajo nuevo o asume un rol de mayor responsabilidad o distinto. Para
superar esa situación, hay que aprender a valorarse, entender y aceptar que no
se tiene que por qué conocer todas las respuestas y recompensarse ante cada
reto diario que se consiga.
Sandra Marín, coach, consultora y
formadora.
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