Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

martes, diciembre 09, 2014

Cómo responder a las nuevas exigencias del mercado laboral

El 54% de desempleo juvenil en España según los últimos datos del Eurostat demuestra que algo falla en el mercado laboral. A los directivos les cuesta reclutar talento, falta espíritu emprendedor y parece evidente que existe un desajuste entre oferta y demanda.

Si las empresas no encuentran los perfiles necesarios para llevar a cabo su misión, habrá consecuencias graves tanto para el negocio en sí como para el conjunto de la sociedad, lo que redundará en una pérdida de competitividad de la economía.

Parte del problema radica en los desajustes entre el sistema educativo y el mercado laboral. Por tanto, centros docentes y empresas deben trabajar codo con codo para conseguir un cambio de modelo.

El objetivo es que, a medio plazo, las personas que salgan de la escuela, los centros de formación profesional o la universidad estén preparados para afrontar con garantías las profesiones del futuro y las nuevas exigencias del mercado de trabajo.

Esta es la tesis que defiende el informe "Armonizar educación con empleo en España", elaborado por el Centro Internacional de Investigación de Organizaciones (IRCO) del IESE en colaboración con el Grupo Persona.

Sistema educativo obsoleto
Casi cuarenta expertos y directivos han participado en las sesiones de trabajo que han servido de base para elaborar el documento. La conclusión es clara: el actual sistema educativo, basado en un aprendizaje estructurado donde lo que importan son los resultados y no el proceso, no es el adecuado para los nuevos tiempos.

Esta educación conductista provoca una elevada tasa de abandono escolar, lo cual es una lacra para la economía. Además, genera cada año miles de alumnos con carencias importantes en sus competencias y emociones: son incapaces de asumir el fracaso y muestran escasa iniciativa y actitud emprendedora.

Sin embargo, las empresas del siglo XXI buscan talento emprendedor, trabajadores con iniciativa que sepan defender sus argumentos. Quieren personas flexibles, con conocimientos, idiomas, ganas de aprender e integrarse en nuevos entornos inestables, que sepan automotivarse, dispuestas a residir en el extranjero y capaces de afrontar los cambios y encajar posibles tropiezos.

En definitiva, las compañías buscan cada vez más personal equilibrado y maduro, ya que estas personas mejoran el compromiso, la productividad y la competitividad.

¿Hacia la educación dual?
Ante estos nuevos modelos de relación empresa-trabajador, es indispensable un cambio que afecte a toda la etapa formativa, desde los primeros años de escolarización hasta la universidad.

Para empezar, la escuela debe abandonar su modelo pizarra-silla basado en un aprendizaje teórico (a menudo obsoleto), en el que es alarmante el escaso conocimiento de las necesidades reales de la empresa.

El nuevo modelo educativo tiene que fomentar actitudes y aptitudes, sin descuidar la inteligencia emocional de los estudiantes ni las singularidades que los diferencian del resto.

En este nuevo paradigma es vital la colaboración de la empresa, como ya ocurre con la FP o con el sistema de formación dual que existe en países como Alemania.

Otras recomendaciones del documento son revalorizar la FP, fomentar la actitud emprendedora de los estudiantes y proporcionar una orientación adecuada para que puedan y sepan tomar decisiones respecto a su futuro laboral.

Universitarios fuera de juego
Los sectores vinculados con la tecnología, la sanidad y la ecología crearán miles de empleos a medio y largo plazo. Pero, ¿ofrecen las universidades españolas la preparación adecuada a los 220.000 estudiantes que se licencian cada año?

Los expertos coinciden en lo desorientados que llegan los jóvenes a las prácticas y a los puestos de trabajo. Muchos ni siquiera saben qué quieren hacer.

También son críticas las lagunas en el desarrollo de aspectos como la comunicación, la competitividad o los idiomas, que suponen una seria desventaja a la hora de competir con universitarios procedentes de otros países.

El informe señala que el elevado nivel de desempleo que golpea a los licenciados españoles se debe a la falta de colaboración entre empresas y universidad. Por eso, resolver este problema es una cuestión de Estado.

Esto solo se logrará, sostiene el estudio, mediante una transformación urgente y profunda del sistema universitario, que debe reorientar el foco de los contenidos a la persona.

Para ello es necesario reducir la burocracia, reorganizar la oferta formativa e impulsar el desarrollo de ciertas habilidades en los alumnos.

El informe señala la ausencia de una estrategia nacional que defina objetivos y políticas eficaces para potenciar la competitividad. En ella, tendrían que implicarse activamente Administración, empresas, familias, instituciones y personas, que deberían asumir su responsabilidad y adoptar una nueva mentalidad.

Es la única receta posible para superar con éxito los retos de un futuro cada vez más cambiante. 

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