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domingo, noviembre 23, 2014

¿Será el 'big data' el Gran Hermano de las ciudades?

Permite saber a qué hora se acuestan los ciudadanos, cuánto contaminan o qué tipo de bombillas usan.

El 4% de los habitantes de Manhattan se van a dormir antes de las 19:30 horas entre semana, mientras que sólo un 6% apaga las luces pasada la medianoche. Si quiere saber más datos del ritmo al que vive Nueva York, el investigador Steven Koonin es su hombre. Su cámara infrarroja apunta a las ventanas de miles de edificios situados junto al East River y detecta 800 graduaciones de luz, lo que le permite determinar a qué hora se va a dormir la gente, qué tipo de bombillas usan y hasta cuánto contaminan sus edificios.

Además, ha montado sensores de sonido sobre postes de alumbrado público y fachadas de edificios, lo que le permite medir el ruido. Ex subsecretario de Ciencia del Gobierno de Obama y director del Centro para la Ciencia y el Progreso Urbano de la Universidad de Nueva York (NYU), Koonin está a la vanguardia en lo referido a cuantificar la vida urbana.

Las empresas tecnológicas usan el big data para tomar decisiones de negocios y mejorar la experiencia de sus clientes. Ahora, los investigadores están llevando este campo a la esfera pública, con la intención de mejorar la calidad de vida, ahorrar dinero y comprender las ciudades de formas antes impensables. "Es como cuando Galileo apuntó el telescopio a los cielos por primera vez", dice Koonin. "Es una forma completamente nueva de ver la sociedad".

Privacidad y conocimiento
Las investigaciones generan dudas sobre el equilibrio entre privacidad y eficiencia. Las redes municipales de sensores ofrecen oportunidades, pero también implican riesgos. Algunos temen que los beneficios del big data puedan perderse si la gente coge miedo a ser monitorizada.

El centro de NYU, que recibe millones de dólares en financiación por parte de Microsoft, IBM y la ciudad de Nueva York, es uno entre un puñado de nuevas instituciones que afrontan proyectos relacionados con el big data. En las próximas semanas, la Universidad de Chicago instalará decenas de soportes en los postes de alumbrado de la ciudad. Cada uno contiene 65 sensores que buscan capturar datos sobre el medio ambiente o el tránsito de peatones.

La instalación está financiada por una subvención federal y donaciones de Qualcomm, Cisco y otras empresas. "Es como un Fitbit para la ciudad", dice Charlie Catlett, director del Centro Urbano para Computación y Datos de la Universidad de Chicago.

Ciudades eficientes
Estos proyectos se suman a los esfuerzos del Gobierno por usar datos para incrementar la eficiencia de las ciudades. En Houston, por ejemplo, se rastrean los smartphones para saber las calles donde hay atascos y sincronizar los semáforos. Son proyectos en etapas iniciales, pero generan polémica. "Este tipo de invasión es una espiral difícil de detener", dice Bob Fioretti, candidato a alcalde de Chicago, sobre el proyecto de su ciudad.

El propio fiscal general de EEUU, Eric Holder, señaló hace poco los peligros del llamado control preventivo. Los policías de Los Ángeles y Chicago están usando registros de datos delictivos para predecir dónde surgirán los delitos. La meta no es vender productos ni espiar a la gente, sostienen los académicos, sino mejorar la calidad de vida y el conocimiento sobre cómo funcionan las ciudades. Conocer los niveles de contaminación de cada barrio puede ayudar a las familias a elegir dónde vivir, pero también puede tener un enorme valor económico.

El precio de los inmuebles podría subir en zonas con bajos niveles de polución y los comerciantes podrían usar datos sobre el tránsito de peatones para elegir las ubicaciones más rentables para sus negocios.

Los investigadores esperan que los beneficios de la tecnología conquisten a un público receloso de la vigilancia. "Esto es lo inverso al Gran Hermano", dice Catlett, de la Universidad de Chicago. "Si piensas en el Gran Hermano como en la ciudad observando a la gente, esto es la ciudad publicando datos para que la gente pueda observarla". 

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