Internet tiene ya unos cuarenta años
de vida y su capacidad para generar valor económico y social se entiende
relativamente bien. Sin embargo, pese al potencial carácter social de esta
tecnología, en los últimos veinte años nos hemos dedicado,
sobre todo, a su comercialización. La innovación digital que se ha desarrollado
específicamente para incidir positivamente en el cambio social se halla todavía en
ciernes, con pocos servicios a escala global. Por ello,
consideramos que la innovación social digital (ISD) es todavía un
área de estudio emergente, y podemos afirmar que hay poco
conocimiento sobre quiénes son los innovadores sociales digitales, qué
organizaciones y qué actividades les dan apoyo o cómo utilizan las herramientas
digitales para promover la innovación social.
¿Qué es la innovación social digital?
Para nosotros, es un tipo de innovación social colaborativa
en la cual los innovadores, los usuarios y las comunidades
colaboran utilizando las tecnologías digitales para co-crear conocimiento y
soluciones. Ello implica que la innovación ya no se entiende como un proceso
lineal en que las actividades de I+D de una organización generan
automáticamente nuevos productos o servicios, sino como un
proceso complejo, dinámico e interdependiente, en el cual
participan diferentes stakeholders. Así
entendida, la innovación no solo crea nuevos productos o servicios (innovación
de productos/servicios), sino también nuevos
métodos de producción (innovación
de procesos) y nuevas formas organizativas (innovación organizativa), da acceso
a recursos inexplotados y genera nuevos
sistemas de valores con
capacidad para transformar las normas y las instituciones sociales.
La Unión Europea está especialmente
interesada en promover la ISD. En el marco de la Estrategia Europa 2020,
cuyo objetivo no es únicamente superar la crisis que ha afectado a nuestras
economías, sino también paliar las deficiencias de nuestro modelo de
crecimiento, la ISD juega un papel clave. Por un lado, puede proporcionar
formas de trabajar que aceleren la I+D y la productividad, combinando el crecimiento innovador
con la cohesión social y el desarrollo sostenible. Por otro
lado, la ISD puede contribuir a la inclusión. Su filosofía de innovación
permite que diferentes grupos de personas participen en procesos de innovación
y proporcionen ideas relevantes para hacer frente a los retos sociales y
locales, lo cual impulsa el talento ciudadano para
mejorar la Europa del futuro. Finalmente, la ISD favorece la
implementación de la Agenda Digital Europea,
porque hace especial hincapié en el rol de las plataformas tecnológicas en la
puesta en marcha de ecosistemas digitales abiertos.
Sin embargo, la realización de todos
estos aspectos requiere ir más allá de las políticas tradicionales de apoyo a
la innovación que se han impulsado en Europa en los últimos años. Al respecto,
consideramos pertinente formular algunas recomendaciones:
Mila Gascó (Ph.D)
es directora adjunta del Center for Innovation in Cities (Instituto de Innovación y
Gestión del Conocimiento) e investigadora senior del Instituto de Gobernanza y Dirección
Pública de ESADE.
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