Parece
que ya crecemos. O al menos eso dicen algunos…
Sin
embargo no es fácil identificar las razones por las que ya lo hacemos o por las
que llegaríamos a crecer en un plazo no muy lejano.
En una
economía siempre cambiante parece lógico pensar que la introducción de
novedades en el producto sería la clave del tan esperado crecimiento.
Sin
embargo, no puedes confiar sólo en la innovación relacionada con el producto
para volver a crecer. Habrás de implicarte en innovaciones de mayor alcance,
que afecten a la organización y a los modelos de negocio.
La
inercia actual de tu negocio te lleva a centrarte en mejoras del producto y de
los procesos de fabricación. Pero este es un tipo de innovación sólo
superficial, quizás portadora de algunos éxitos a corto plazo pero
insuficientes para asegurarte la viabilidad.
Conceptualmente, para sostener el negocio a
largo plazo, independientemente de crisis, de vaivenes en la demanda o de la
aparición de nuevas tecnologías transformadoras, precisas de la innovación
estratégica derivada de la aplicación de nuevos paradigmas y de su concreción
en nuevos modelos de negocio.
Internamente, la mentalidad innovadora
debería formar parte de la cultura y ser gestionada adecuadamente en los
ámbitos de las capacidades de las personas, tecnologías, infraestructuras y
sistemas organizativos de evaluación y recompensa.
Externamente, las redes sociales juegan hoy
un papel significativo al proporcionar a las empresas sistemas de colaboración
de utilidad para generar ideas innovadoras. Se suman así a otras fuentes más
familiares como los clientes, proveedores, académicos u otras empresas.
No
desaproveches ningún recurso, interno o externo. Sólo de esa manera podrás
anticiparte a los cambios del entorno, ajustarte a las nuevas necesidades de
los clientes y definir modelos de negocios atractivos y singulares.
La
viabilidad duradera llegará como resultado de una renovación continuada.
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