Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

viernes, mayo 09, 2014

Cuando el jefe es un infiltrado en su propia empresa

Hay un nuevo reality show, que nació en Estados Unidos y ya llegó a España, con el nombre de El jefe infiltrado. El formato es algo diferente a otros programas similares, porque en éste se tratan seriamente los temas de trabajo mediante un ardid: altos ejecutivos de empresas con gran cantidad de personal optan por cambiar su apariencia, disfrazarse, hasta el punto de teñirse el cabello o cambiar radicalmente su peinado habitual, sobrio y riguroso, por un estilo afro.
El propósito es no ser reconocido como ingresante a uno de los puestos de menor nivel de la empresa que dirigen. Es así que trabajan como mozos principiantes de una cadena de restaurantes o se suman al equipo del camión que recoge la basura en la ciudad, entre otros casos similares. Son infiltrados.
En verdad, los ejemplos expuestos son invalorables y hasta podría decirse que provocan emociones conmovedoras. Es el mundo del trabajo en carne viva, con sus virtudes y defectos, una perspectiva que muy a menudo queda apagada bajo los efectos de una oficina con sillones, aire acondicionado y calefacción.
Vayamos a algunos ejemplos. El presidente de la empresa Domino's Pizza sale con la moto, como empleado raso, a hacer el reparto, junto a un compañero. Descubre que en el recorrido se violan una gran cantidad de reglas de tránsito, explícitamente prohibidas por la empresa. Se trata de cubrir, de este modo, las demoras en la preparación, el eje central del servicio, según las políticas internas.
Cuando el jefe se presenta en su papel real incluye una sanción que consiste en un curso obligatorio sobre conducta vial. Ha descubierto, entre otras cosas, una necesidad de capacitación. Otro caso interesante es el del ejecutivo de la empresa de recolección de basura. Al compartir el trabajo se le hace clara una gran cantidad de problemas operativos, a la vez que detecta infracciones, como la violación de fumar dentro del vehículo.
Pero también sufre, en forma personal, las dificultades de lidiar con material en mal estado, las náuseas que provoca, lo agotadora que resulta una jornada laboral, pero muy especialmente el enorme conocimiento de soluciones a los problemas que se plantean a diario y que, por su posición encumbrada, desconocía totalmente.
Hay un final feliz. Nombra a uno de sus compañeros temporales del equipo de recolección como asesor, partiendo de la convicción experimentada de que no hay nadie mejor que él para hacerle conocer de primera mano cómo puede mejorarse el servicio.
Otra situación diferente es la que debe atravesar el gerente de la cadena de restaurantes, quien comete tantas torpezas que termina siendo despedido por el encargado del local, un sujeto muy duro, inflexible que, a la vez, es el subordinado, sin saberlo, del mismo que despide.
La novedad de este procedimiento es que se convierte en un programa de televisión, con exposición pública. Ya hubo experiencias con programas de formación donde los jóvenes profesionales, destinados a altos cargos, empezaban su carrera en los puestos más bajos.
Menos frecuente es programar un entrenamiento de arriba hacia abajo, si entendemos la organización como una pirámide. Las conclusiones y los debates que pueden extraerse de un reality show como el que se menciona son casi infinitos y muy interesantes.
Es claro que deja al descubierto que la gestión y sus efectos se revelan en el trabajo mismo, a todo nivel, y muy particularmente entre aquellos que realizan las tareas. Es el mejor medio para enterarse.

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