Es la que
tienen las personas que asumen el pleno control de su conducta vital de una
manera activa. Es hacer prevalecer la libertad de elección sobre las
circunstancia de la vida.
Podríamos
decir que es el cuarto nivel o grado de “tomar la iniciativa”, en el qué
asumimos la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan, decidiendo en cada
momento lo que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer:
§
En un
primer nivel, las personas abordan los problemas y las oportunidades en el
momento que se presentan, con diligencia y prontitud.
§
En un
segundo nivel, la persona ya es capaz de tomar decisiones con rapidez y
decisión en momentos de crisis, intentando anticiparse a las situaciones que
puedan surgir y teniendo distintas perspectivas para afrontar una situación.
§
En un
tercer nivel, en el que está la mayoría de buenos gestores, la persona se
adelanta y se prepara para los acontecimientos que pueden ocurrir en el corto
plazo. Crea oportunidades o minimiza los problemas potenciales y es ágil en la
respuesta a los cambios. Aplica distintas formas de trabajo con una visión de
mediano plazo y es capaz de evaluar las principales consecuencias de una
decisión a largo plazo.
§
Por
último, en el cuarto nivel, el de la actitud proactiva, en el que está la
excelencia y el modelo a seguir, la persona se anticipa a las situaciones con
una visión de largo plazo; actúa para crear oportunidades o evitar problemas
que no son evidentes para los demás. Elabora planes alternativos. Es promotor
de ideas innovadoras.
Las personas proactivas no se ven
afectadas por las circunstancias, las condiciones, el ambiente social…. Tienen
la libertad de elegir sus propias acciones. Se mueven por valores
cuidadosamente meditados y seleccionados: pueden pasar muchas cosas a su
alrededor pero son dueñas de cómo quieren reaccionar ante esos estímulos.
Centran sus esfuerzos en el círculo de influencia: se dedican a aquellas cosas
con respecto a las cuales pueden hacer algo. Su energía es positiva, con lo cual
amplían su círculo de influencia.
Las personas que tienen el hábito
de la proactividad no son agresivas, arrogantes o insensibles, como defienden
algunos tópicos, sino todo lo contrario: se mueven por valores, saben lo que
necesitan y actúan en consecuencia.
¿Cómo se
potencia la actitud proactiva?
En primer
lugar tomando conciencia de cuáles son los valores más importantes, con los
cuales se quiere estar permanentemente alineado.
En
segundo lugar, viendo la bondad de dicha actitud y que su aplicación es
posible por parte de cualquier sujeto que se lo proponga.
En tercer
lugar acostumbrándonos a pensar en objetivos a medio y largo plazo. Tener la
visión de hacia dónde nos dirigimos y en qué queremos invertir nuestros
esfuerzos.
En cuarto
lugar adquiriendo un compromiso con nosotros mismos para llevar a término todo
lo que queremos conseguir.
En quinto
lugar estableciendo una buena priorización y planificación de las acciones
necesarias para alcanzar dichos objetivos.
Y
finalmente con un marco ideal, empezando el día positivamente y reservando
pequeños espacios de tranquilidad durante la jornada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario