Como
emprendedor, eres responsable de crear un equipo efectivo y de motivar a tus
empleados de hacer su mejor esfuerzo. Para lograrlo con éxito, necesitas
cultivar la empatía, es decir, la habilidad de imaginarte en los zapatos de los
demás.
“Para los líderes en particular, la empatía significa entender cómo te
diriges a los otros y cómo eres percibido por ellos”, señala Robert Stutton, autor del
libro Good Boss, Bad Boss. “También significa entender las fortalezas y las
debilidades de los demás, así como qué es lo que los motiva”.
Lograr
el reconocimiento es difícil, “y el poder lo hace aún más difícil”, agrega
Sutton. Por naturaleza, le ponemos más atención a la gente que está por arriba
de nosotros en la jerarquía social. No importa cuál sea tu nivel actual de
empatía, tus habilidades pueden mejorar con la práctica.
Te decimos cómo iniciar:
Registra y evalúa tu comportamiento
Para
lograr una visión de las reacciones de los demás hacia tu comportamiento y tus
acciones, obsérvate a ti mismo en una reunión grupal. Intenta grabar una junta
de trabajo y escucharla después con atención. Sutton trabajó con un ejecutivo
esta técnica, y notaron la gran cantidad de veces que éste interrumpía a los
demás mientras hablaban. El ejecutivo se sorprendió al notarlo.
Detente a escuchar
“Un
buen jefe está consciente de que todos los que trabajan para él son
diferentes”, afirma Sutton. Entender exactamente cómo cada persona se
diferencia la una de la otra es el resultado de notar sus acciones y
reacciones. Esto te ayudará a inferir cuáles son sus sentimientos y
pensamientos. En tu próxima reunión laboral, párate al fondo del salón o
siéntate en silencio y sólo observa la dinámica que se establece entre el resto
del grupo.
Confía en un colega empático
Si
tienes problemas para asimilar la empatía, un colega de confianza puede
convertirse en los ojos y en los oídos de tu compañía. “Pídele a la persona que
realmente está en contacto con la gente a tener pláticas en privado contigo”,
recomienda Sutton. Esa persona puede ayudarte a entender a los demás y darte
una retroalimentación honesta sobre tu propio comportamiento. Por ejemplo,
Chris Cox tiene este papel en Facebook, ayudando a Mark Zuckerberg a tener una
visión interna de cosas a las que él no le presta atención.
No confundas la empatía con la
amabilidad
Los
mejores jefes usan la empatía cuando es necesario, no como una forma continua
de obtener la aceptación. Por ejemplo, Steve Jobs era conocido por ser
controlador y estricto, pero sus antiguos empleados afirman que estaba muy
consciente de las fortalezas, debilidades y motivantes de los demás. “Los
buenos jefes son empáticos pero tienen las agallas de hacer el trabajo sucio”,
concluye Sutton.
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