¿Trabajamos suficientemente para
medir y mejorar la satisfacción de nuestros empleados? A pesar de que esta
reflexión la escuchamos y coincidimos en que hay que trabajar en este aspecto,
existe la tendencia a no hacer nada. La rentabilidad se asegura si se logra
crear un valor suficiente al de la competencia y también hacia el personal. Los
trabajadores felices son más productivos, el lugar de trabajo es un factor
clave en la productividad del trabajador.
Definir una política en este
sentido no es más que pensar de qué manera querríamos ser tratados nosotros en
el ámbito de trabajo, dedicando una parte de nuestro tiempo a tal fin.
Por supuesto, no implica
directamente una recompensa económica aunque en algún momento, en virtud de
ideas y/o proyectos de alguna persona con sentido práctico, haya que pensar en
ello dado el impacto positivo que genere en todos los aspectos y que beneficie
a la empresa.
En el trabajo diario de las
personas, interactúan tres elementos que de acuerdo al grado en que se
desarrollan cada uno de ellos, conducen al éxito o fracaso del capital humano
y, con el tiempo, también el de la empresa a la que pertenecen.
Estos tres elementos son:
1) – Habilidades: La habilidad de hacer, crear,
innovar y comunicar.
2) – Conocimientos: Potencian y desarrollan las
habilidades.
3) – Actitudes: Permiten o no llevar a la
realidad el producto o servicio, que es posible generar con el conocimiento y
las habilidades existentes.
Tomando en cuenta estas tres
características, podemos decir que además del sueldo, el trabajador concurre a
su empleo por otras razones que son superiores al dinero, entre ellas:
Realización Personal, Sentido de Pertenencia y Servir.
Estos son motivos que afectan
directamente la calidad de vida laboral del Capital Humano en relación a la
motivación que se le brinde al empleado.
La motivación de una persona
tiene que ver con la satisfacción de sus estados emocionales. Los principales beneficios para
una empresa se logran a través de la implementación de proyectos de calidad de
vida en el trabajo:
- Perfeccionamiento e impulso del
empleado a través de la capacitación.
- Mejor desenvolvimiento de sus
funciones.
- Menores índices de rotación de
personal.
- Bajo porcentaje de ausentismo.
- Menos quejas.
Cuando el personal trabaja
desmotivado, lo manifiesta de diferentes maneras, una de ellas es la falta de
deseos de asistir a su lugar de trabajo. En estas condiciones su rendimiento
será deficiente generando él mismo más desmotivación el grupo. Esto es un
círculo vicioso:
- Un empleado al que no le gusta
el trabajo llega tarde.
- Por este motivo, los superiores
le llaman constantemente la atención por su impuntualidad.
- A raíz de esto, se predispone
mal y se equivoca en las tareas.
- Si se equivoca con frecuencia,
no asume nuevos compromisos.
- Y esto afecta la permanencia y
auto superación del empleado dentro de la empresa.
Efectos de la Satisfacción o
Insatisfacción Laboral
Productividad: Existe una relación positiva
entre satisfacción y productividad. Un ejemplo se manifiesta cuando el
comportamiento del empleado no está restringido por presiones. Un empleado que
se siente complacido con su trabajo producirá más, para beneficio de la empresa
y el propio.
Ausentismo: El ausentismo por enfermedad muchas
veces es una excusa del empleado por que no se siente satisfecho en su lugar de
trabajo. El ausentismo provoca que se incurra en mayores gastos médicos, baja
de productividad e incremento en costos por personal de reemplazo.
Rotación: La rotación de los empleados
demanda mayores gastos en selección y entrenamiento de personal. A menor
rotación, mayor es la satisfacción del trabajador en esa empresa.
Salud: Diferentes estudios demuestran
que los trabajadores que describen su trabajo como insatisfactorio, tienden a
sufrir múltiples síntomas y enfermedades psicofísicas. Hay que tener en cuenta
que una persona que se encuentra satisfecha en su trabajo, tendrá actitudes más
positivas hacia la vida, influyendo en el equilibrio de su salud física y
psicológica.
El capital humano de una empresa
debe tener la necesidad de alcanzar un logro. Para esto se les debe brindar
oportunidades de aprendizaje que despierten pasión por su trabajo. Aquí
contemplamos la tercera premisa: Capacitación. Cuando conocen el verdadero
valor de lo que hacen y aportan, no sólo optimizan su desempeño, sino también
los niveles de productividad y facturación de la empresa.
Cuando se implementa un programa
de Desarrollo y Capacitación Dirigido al Capital Humano lo que se pretende es:
1 – Modificar la práctica o
cultura organizativa: Aquí se
busca integrar los programas educativos a la situación concreta de la empresa.
Se trata de determinar problemas existentes, a través de un diagnóstico, para
detectar fallas en los conocimientos de los empleados.
2 – Comunicar el fin de la
capacitación: Al
diseñar los programas lo que se intenta es comunicar que cometido persigue la
capacitación, explicitando que es lo que los participantes podrán lograr como
resultado.
3 – Generar una red de programa: Es formar una red de trabajo en
el que estén representados las diferentes voces de la empresa. De esta manera,
entre todos, podrán desarrollar los objetivos, temas primordiales, necesidades
y expectativas, consideradas factibles y prioritarias.
4 – Desarrollar los contenidos de
la capacitación: se puede realizar en tres etapas:
A) Período de Inducción: Apunta a que quien ingresa a la
organización reciba una formación básica de carácter general; por ejemplo,
entender el negocio, su estructura, las funciones y actividades generales de la
empresa.
B) Período de Especialización: El individuo se especializa en
una actividad y pone el 100% de su atención en ella.
C) Período General: El empleado va tomando
decisiones cada vez más importantes. Esto permitirá tomar contacto con las
diferentes especialidades, comprender los criterios de otros equipos o áreas de
trabajo y conducir a otras personas.
Capacitación y su relación con la
Gestión por Competencias
La efectividad de la gestión del
capital humano, implica lograr de cada persona el nivel de rendimiento y
contribución requerido por el negocio. Para esto es necesario desarrollar las
competencias de la persona.
La competencia se traduce en un
conjunto integral de conductas que producen prestaciones efectivas a la
organización. Los objetivos del aprendizaje en relación con el desarrollo de
competencias, ayudará a definir el diseño didáctico que permitirá la
adquisición de las mismas a través de cinco ejes fundamentales:
1 – El Profesional: Se refiere a la formación
específica que se necesitará para realizar la tarea.
2 – El Personal: Se refiere al desarrollo de
actitudes y aptitudes requeridas.
3 – El Operativo: Llevar adelante su gestión en
la tarea y cumplir con los objetivos fijados.
4 – El Estratégico: Es conceptualizar la propia
función y saber lo que esa tarea significa para el desarrollo del empleado
hacia el futuro.
5 – El Organizativo Social y
Actitudinal: Es
gestionar la tarea en el tejido humano de la empresa para mejorar las relaciones
interpersonales a través del desarrollo de las capacidades de trabajo en
equipo, inteligencia emocional, liderazgo, control de estrés y manejo de
conflictos, entre otras.
En verdad las organizaciones
inteligentes buscan ser ricas en información y conocimiento cuando sus Dueños o
Gerentes profesionalizan sus acciones a través de la gestión estratégica que
cree un Valor reconocido por el mercado e impulse la innovación a través de la
capacitación continua de sus Recursos o como es mejor decirlo y más ajustado a
la realidad: El Capital Humano. Las empresas que más crecen en el mundo son las
que mejor saben gestionar este Capital, lo que aumenta su valor como negocio ya
que esto es percibido por sus clientes. Gracias por compartir este espacio
conmigo. Por cualquier comentario, sugerencia o consulta: gsarnarimkt@gmail.com
Gustavo Sarnari. Director Asociado de Grupo CoSMO y E&N. Especialista en Desarrollo
y Educación Organizacional para su aplicación a las estrategias de negocios.
Formado en la Universidad Nacional de Quilmes, el IS San Pablo de Villa
Constitución y el IS San Nicolás de Bari de San Nicolás.
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