El futuro es incierto y ya hay preguntas recurrentes, que
aún aguardan por una respuesta taxativa: ¿qué va a pasar cuando los robots se
acoplen definitivamente a la dinámica laboral? ¿Cuántos empleos van a
desaparecer con la inteligencia artificial? ¿Cuántos, al contrario, se van a
crear? ¿Qué habilidades serán las necesarias? ¿Qué profesiones dejarán de ser
útiles?
Andrés Hatum es experto y consultor en management. Obtuvo su
doctorado en la Warwick Business School de Inglaterra y hoy da clases en la
Universidad Torcuato Di Tella. En su último libro, Carreras
extraordinarias para gente común, de Penguin Random House, se permite
sumar una pregunta: ¿cómo alcanzar el éxito profesional sin ser
brillante, sin ser un talento fuera de serie?
-¿Cuál diría que es el punto más importante para que una
persona común tenga éxito en su vida profesional?
-Yo miraría el subtítulo también: "Cómo evitar hundirse
en la carrera profesional". Muchas veces nos petardeamos nosotros mismos
en contra de nuestra propia carrera. Y la carrera futura viene complicada, con
revoluciones digitales, machine learning, inteligencia artificial.
Si tenés 20 años de vida laboral por delante, hay incertidumbre. No sabés qué
va a pasar. Hay que estar atento.
-En torno al futuro del trabajo hay dos corrientes que se
contraponen. Están aquellos que piensan que la inteligencia artificial llega
para aumentar la cantidad de empleo por las posibilidades que abre y están
también los que piensan que va a generar una destrucción masiva del empleo. ¿En
qué posición lo tiene?
-En el medio. Van a pasar las dos cosas. La inteligencia
artificial destruye y construye. Hace 15 años nadie hablaba de lo que era un
community manager. Hoy tenés un montón de nuevas profesiones y de carreras
posibles que antes no existían. Sí va a destruir y ahí hay que ser cuidadoso
desde el lugar profesional de uno ver qué competencias tengo que ir
incorporando para no quedar fuera del mercado laboral. Los trabajos más
rutinarios van a ser los primeros en sufrir. En cada revolución siempre se creó
y se destruyó trabajo.
-Va a aumentar la calificación del empleo…
-Absolutamente. Cada vez más. Cada revolución hace que
reveas cómo estás preparado frente al desafío laboral.
-¿En qué porcentaje cree que condiciona la elección de la
carrera la posibilidad de éxito? Hoy pareciera que si no estudiás para ser
programador o ingeniero, estás listo.
-Si estudiás para ser geólogo, geofísico, ingeniero, que
sabés que tenés trabajo asegurado, tenés un camino más fácil. Ahora,
¿qué pasa con las carreras commodity? Les llamo así porque hay más
profesionales que demanda laboral. En esas carreras necesitás generar un
proceso de especialización hacia adelante para poder distinguirte, generar un
valor diferencial y que alguien te vea.
-Hay una disyuntiva que también plantea en el libro. ¿Es conveniente
la especialización en un área o un conocimiento más generalista en distintas
temáticas que permitan su cruce?
-Las dos hacen falta. Todo depende de tu propio estilo. El
líder de una unidad de negocio va a tender a ser más generalista. Así y todo,
es bueno que se especialice y conozca en profundidad. Del otro lado, tenés un
perfil técnico que requiere sí o sí la hiperespecialización. Tiene que ver con
el tipo de conocimiento: si es más denso o más líquido.
-¿A qué se refiere con denso-líquido?
-Si sos un geólogo, tu conocimiento es denso porque es muy
específico. Si sos demasiado líquido, probablemente termines haciendo cosas que
todo el mundo puede hacer. El riesgo de ser reemplazado por una máquina es
mucho mayor. Uno tiene que pensar permanentemente cómo muevo mis habilidades
para ser seguir siendo competitivo a lo largo de la vida profesional.
-¿Qué valor tiene el título universitario hoy? Hasta hace
no muchos años parecía un objetivo
-Antes era el tope. Está la famosa obra de "M'hijo el dotor".
Era la máxima aspiración. Hoy no es así. Pensá que va a haber una
reconversión de hasta siete veces en la vida profesional. El título
universitario es la base para ir generando nuevas competencias, para seguir
aprendiendo.
-A medida que un empleado va creciendo en la estructura
de la empresa, empiezan a cambiar las competencias que se vuelven necesarias.
¿Cómo se va dando esa transformación?
-En las carreras directivas las competencias técnicas dan
paso a lo que tiene que ver con relaciones interpersonales y gestión. Las
habilidades técnicas se adquieren con el estudio, pero lo otro se incorpora con
inteligencia emocional y experiencia. Eso requiere tiempo, saber entender qué
pasa en el mercado, que trabajes mucho.
-¿Es un proceso inconsciente propio de la dinámica
laboral?
-Pasa eso, pero tiene que ser cada vez más consciente porque
tu carrera se puede trabar si esa conversión no llega. Que deje de ser un aprendizaje
inconsciente para ser más deliberado.
-En los últimos años, se habló mucho de alejarse del
mundo corporativo y generar algo propio. ¿Emprender tiene buena imagen, pero en
realidad no está tan bueno?
-Es un cascarón. Es pura imagen. Poner al emprendedor tan
arriba hizo bastante mal. A la gente le preguntás qué objetivo tienen en la
vida y te responden "ser emprendedor".
-No es tan fácil.
-Claro. Y vemos los casos que son súper exitosos,
pero la realidad es que al 95% de los emprendedores le va pésimo. Entonces
aprendamos de los fracasos para no repetirlos. Incluso el vocabulario cambió:
cuando yo era chico, se abrían comercios; hoy abrís un drugstore.
Antes eras comerciante; hoy sos entrepreneur. Te financiaba tu
familia; hoy tenés business angels. Ahora todo es más cool, pero la
realidad es que te podés fundir igual. Hay que valorar lo que te da la
vida corporativa y cuando estés preparado lanzarte a ser emprendedor si es que
tenés alguna idea. No todo el mundo es emprendedor.
-Incluso no todos los que tienen éxito en la vida
corporativa pueden ser emprendedores.
-No, eso es un error enorme. Hay mucho emprendedor que en la
vida corporativa colapsaría. Y lo mismo al revés.
-¿En temas de género se mejoró? ¿O sigue existiendo el
famoso techo de cristal?
-Yo ya no sé si es techo de cristal o más bien una campana
de acero. La mujer la tiene difícil. Si bien hay un movimiento más a favor,
llega un momento de la vida profesional donde pierden lugar. Si ves los diez
puestos más importantes de una compañía, hay solo dos mujeres. Una de ellas es
de recursos humanos y la otra puede ser que venga del negocio.
-Hay carreras que se siguen asociando a la mujer.
-Sí, pasa mucho. Las compañías tienen que dejar de decir y
empezar a hacer. Siempre escuchás: "Sí, nosotros a las mujeres les damos
espacio…". Mentira. Lo que tenés que ver es cómo le das espacio verdadero,
cómo respetás sus tiempos, darle más licencia al hombre cuando es padre para
que haya otra persona en el hogar. Hoy todavía hay un gap salarial del 24%. Es
enorme. Es cierto que hubo una mejora, pero no es suficiente. Es un montón la
diferencia.
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