Bill Taylor,
autor de "Simply brilliant. How
organizations do ordinary things in extraordinary ways", en hbr.org del pasado 18 de diciembre
plantea, siguiendo las palabras de Alan
Kay: “El mejor modo de predecir el futuro es inventándolo”, la cuestión de qué
es necesario para inventar el futuro en un mundo turbulento e incierto como el
actual, de cómo las compañías establecidas pueden mantenerse fieles a sus
promesas originales mientras se convierten en relevantes para los nuevos
clientes con distintos valores y preferencias y cómo los ejecutivos expertos
pueden estar seguros de que todo lo que saben no va a limitar su imaginación.
Estas preguntas, entre otras, son las que separan a las
organizaciones y líderes para los que los mejores años están por venir de las
que están atascadas en el pasado, Los líderes del primer grupo, según el autor,
se pueden clasificar en cuatro categorías:
1.- EL FANÁTICO DEL APRENDIZAJE
Una de las grandes satisfacciones de ser un líder es la
posibilidad de ser docentes de los colaboradores jóvenes, compartiendo la
sabiduría adquirida a lo largo de su carrera. Pero cuando se trata de inventar
el futuro los líderes más eficaces son aquellos
que tiene sed insaciable de aprender. Los líderes creativos se preguntan
si están aprendiendo tan rápido como está cambiando el mundo.
2.- EL “DISRUPTOR”
Cuanto más tiempo hemos trabajado en un sector y más éxitos
hemos tenido más difícil resulta ver nuevos patrones y posibilidades y nuevos
caminos a seguir. Con demasiada frecuencia los altos ejecutivos permiten que el
conocimiento que tienen limite su imaginación. Esto constituye un gran problema porque no podemos inventar
el futuro si nos aferramos a ideas pasadas de moda aunque hayan funcionado en
el pasado.
3.- EL OPTIMISTA
TOZUDO
El liderazgo tiene un componente emocional además del
intelectual. Cómo nos presentamos y la
actitud que mostramos marca un tono de lo que es requerido para hacer cambios
profundos en tiempos turbulentos. John
Gardner, legendario experto sobre la vida de las organizaciones
mantenía que los grandes líderes rezuman
un optimismo tozudo y que el futuro no es moldeado por las personas que no
creen realmente en él. Lo crean aquellos
que están muy motivados y son entusiastas, que quieren algo mucho o que creen en
algo profundamente.
4.- EL EXPERIMENTADOR
ÁVIDO
Existe un secreto oscuro sobre el futuro que la mayoría de
nosotros no queremos encarar: hasta los descubrimientos más excitantes se han
construido sobre las ruinas de proyectos que se derrumbaron, productos que
fracasaron o iniciativas que fallaron. Esta es la razón por la que los líderes
que son aptos para el futuro apoyan gran cantidad de ideas, siendo conscientes
que la mayor parte de ellas no resultarán como se habían planificado, para
descubrir que unas pocas obtendrán unos resultados superiores a lo que nadie
podría imaginar. Estos líderes entienden que no existen éxitos sin fracasos y
progreso sin obstáculos.
En cualquier campo los líderes que movilizan sus
organizaciones hacia el futuro son aquellos que son capaces de reimaginar lo
que siempre han hecho, reinterpretan y renuevan los productos que ofrecen y
plantean arriesgados experimentos para crear cosas nuevas.
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