Ser un líder requiere poseer muchos rasgos personales ligados a la dirección y organización de un equipo, pero, quizás, el más importante de ellos es el de la empatía, es decir, la capacidad de comprender y reaccionar correctamente a lo que otras personas están sintiendo. Saber desarrollar esta habilidad comunicativa puede marcar la diferencia entre el ascenso o el estancamiento profesional.
Uno de los principales problemas que los reclutadores
encuentran en los Millennials es su
capacidad de comunicar de forma empática con otras personas. Esta
deficiencia puede deberse, en parte, a su fuerte vinculación con las nuevas
tecnologías, unas herramientas que han limitado el contacto cara a cara para
convertirlo en un diálogo fundamentalmente online.
En este sentido, un
artículo publicado en INC, ha realizado una lista con los 7 errores de inteligencia emocional que
son más habituales de encontrar en esta generación, que le hace parecer poco
profesionales:
- No dar crédito a quien lo merece. Para confiar primero hay que conocer y para ello el contacto personal es fundamental. Tener fe en las capacidades de otros permite generar seguridad en el equipo, delegar proyectos en otros -permitiéndoles desarrollar otras capacidades- y generar un ambiente dinámico donde nadie sea imprescindible.
- Poner distancia con otras personas. La accesibilidad es, de lejos, una de las características más atractivas de un buen líder, ya que permite nutrir de comunicación las relaciones profesionales, evitando así futuros problemas de desentendimientos o errores basados en una falta de información.
- Dar instrucciones poco claras. Los Millennials suelen querer llegar a las soluciones de un problema por sí mismos, algo que sin duda va unido a una alta probabilidad de error. Este aspecto cobra relevancia cuando se trata de posiciones de liderazgo ya que la falta puede extenderse a todo el equipo. Dar la información adecuada y favorecer el contacto limita ese margen.
- Exceso de mensajes vía email. Mientras que la Generación Millennial se define por preferir los modos de comunicación virtual, escuchar la voz de una persona redunda en una mejora de la percepción de las necesidades, miedos y deseos de las personas a través de su lenguaje corporal. No es siempre es fácil comunicar una situación a un superior y, a menudo, estos mensajes se proyectan a través de una mirada, actitud o tono de voz, elementos que son anulados a través del uso del correo electrónico.
- Tener miedo a la crítica. Las críticas constructivas permiten a los líderes conocer cuáles son las deficiencias del sistema de trabajo y poder hacer avanzar a empleados y empresa al unísono.
- No reconocer los logros. El reconocimiento es una de las acciones desarrolladas por las compañías que más valoran los trabajadores. Premiar un resultado supone validar una buena conducta que puede ser imitada por otros después.
- Desvinculación profesional. Los Millennials son gente ocupada, pero eso no es excusa para no buscar tiempo para pasarlo con los compañeros de trabajo y crear conexiones reales, fomentando el respeto mutuo.
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