Muchas veces en las reuniones o sesiones de consultoría que
realizo los empresarios suelen hacerme una pregunta que, aunque obvia, no es
tan fácil de responder: ¿Por qué si decimos que las pequeñas y medianas
empresas son el verdadero motor de toda economía se les da tan poca
importancia?
La inquietud tiene la simpleza y la profundidad similar a
los “por qué” con los que nos suelen acribillar nuestros hijos cuando comienzan
a descubrir el mundo, verdad. Desde el punto de vista lógico e histórico parece
no resistir ningún análisis: si queremos un país económica y socialmente
sustentable debemos ser capaces de desarrollar políticas de estado a partir de
las pymes.
Desde el punto de vista económico, por la capacidad de
generación de riqueza que tiene este tipo de empresa, normalmente aportan entre
el 40 y el 50% del producto bruto interno de cualquier país, contribuyen casi
con el 70 /80 % de la capacidad de creación de empleos dado que es habitual que
9 de cada 10 empresas sean pymes.
Desde el punto de vista social porque constituyen un
excelente camino para afianzar una política de movilidad ascendente. La República Argentina, nuestro país, hasta
mediados del siglo pasado había alcanzado un nivel económico-social y educativo
de suma importancia a nivel mundial y en mucho considero que contribuyó para
ello la creación por parte de los inmigrantes que llegaron huyendo de las
guerras de un sinnúmero de “talleres” y que luego evolucionaron convirtiéndose
en una franja pyme sumamente fuerte y con mucha pujanza. Ello ocasionó el
crecimiento importante de la clase media y los hijos de esos empresarios
comenzaron a profesionalizarse fortaleciendo así a la sociedad en lo que hace a
capacidades y potencialidad de crecimiento y abriendo camino para que el resto
de los miembros de la clase media también pudieran acceder a su formación
técnica y profesional.
Ahora bien, entonces si ya lo hemos probado, si sabemos que
funciona, si somos conscientes que cuando el contexto internacional se torna
complejo, la salida al desempleo, la movilidad de la economía y la satisfacción
de la demanda del consumo interno se realiza a través de las pymes. ¿Por qué
las tenemos tan descuidadas? ¿ Por qué se suele hablar tanto de ellas y hacerse
en concreto tan poco? Muchas veces se
enuncian planes rimbombantes pero que difícilmente llegan a beneficiar
realmente al sector ya sea porque nacen en un “laboratorio” y no están dentro
de las posibilidades reales de las pymes ya sea por las condiciones que se
necesitan para acceder a ellos, o porque
el objetivo es más generar un impacto político que real (las pymes suelen ser una buena “bandera”
para agitar en periodos electorales)
Si como profesionales nos enseñan a minimizar los riesgos
por medio de la atomización, no es mucho más responsable social y
económicamente desarrollar cientos de miles de pequeñas y medianas empresas de
30 / 50 empleados y no solamente concentrarse en tratar de lograr la inversión
de una gran corporación a la cual hay que “seducir” con exenciones impositivas
y condiciones de instalación que si las tuvieran los empresarios pymes
generarían un efecto multiplicador mucho más fuerte?(Como si eso fuera poco,
debemos mencionar además que cuando las condiciones no les sean favorables en
el orden impositivo o de los resultados esperados, no dudarán en levantar las
valijas y cerrar buscando mejores horizontes).
Por supuesto que eso implica un plan de mediano y largo
plazo, pero como todo acto político
comienza con una decisión clara y precisa. Se necesita un convencimiento real
(no coyuntural ante un año electoral, por ej.) y a partir de ahí comenzar a
trabajar. Evaluar las distintas estrategias y crear las condiciones necesarias
para lograrlo. ¿Cuántas veces hemos escuchado hablar de que somos un país
sumamente centralizado? ¿Cuántas se ha planteado que existe una gran
concentración de la población económicamente activa en la capital y el gran
Buenos Aires? ¿Cuántas veces hablamos de la necesidad de los jóvenes de dejar
sus pueblos y ciudades como única manera de conseguir trabajo?
Una política de estado que respete y fortalezca las pequeñas
y medianas empresas es, en parte, una respuesta para revertir esas situaciones.
Las Pymes al generar puestos de trabajo favorecen la federalización del país,
permite que muchos jóvenes no sufran el desarraigo de tener que alejarse de la
familia para construirse un futuro e incluso le brinda a los distintos
gobiernos provinciales las herramientas y los recursos necesarios para no tener
que considerar que la única manera de contar con los recursos financieros es
venir a pedirlos a Buenos Aires.
Por supuesto que la decisión debe ir acompañada de acciones
concretas. Inversiones en infraestructura tanto del tipo “hard” como ser rutas,
electricidad, agua, gas, medios de transportes, etc. como “soft” del tipo de
educación, salud, seguridad, articulación y trabajo conjunto entre
universidades, escuelas técnicas y las empresas, etc.
Soy un convencido (aunque muchas veces pareciera ingenuo)
que la gran mayoría de mis compatriotas siente un altísimo grado de pertenencia
hacia el lugar donde han nacido o se han criado ( si deben dejarlo es sólo por
necesidad, muy pocas veces por elección) y que si les dieran la posibilidad de
hacer de sus provincias, sus ciudades o sus pueblos un lugar mejor para
trabajar, vivir y criar a sus hijos seguramente optarían por quedarse y
construir desde allí.
Como lo planteara de una manera excelente John Lennon, puede
que sea un soñador pero les aseguro que no soy el único. Además siempre me
enseñaron que un sueño sólo deja de parecer una “locura” cuando podemos concretarlo y creo que las
condiciones están dadas, una vez más…. sólo falta la decisión. Dejo la “pelota”
del lado de quien deben o pueden tomarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario