Estamos condicionados para creer que cuantos más recursos
tengamos mejores resultados conseguiremos. Aunque esta creencia es cierta en
determinadas circunstancias nos lleva a infrautilizar nuestra creatividad y
nuestra determinación para trabajar con los medios a nuestro alcance. La
creencia de que lo que tenemos no es suficiente para lograr nuestros objetivos
incrementa nuestra ansiedad, dificulta nuestras actuaciones y nos hace perder
de vista lo que queremos lograr.´
Es recomendable que la próxima vez que escuchemos un “no” en
el trabajo intentemos seguir los siguientes pasos:
1.- Esperar más.
Cuando el jefe rechaza un requerimiento solemos experimentar dos tipos de
reacciones inmediatas:
a).- Pensamos que no
es capaz de aceptar la magnitud del problema, ya que si lo hiciese nos
asignarían los medios necesarios para resolverle.
b).- Nos resignamos a
fracasar. Si no disponemos de más tiempo, más personal o un mayor
presupuesto para marketing, por ejemplo, la calidad del trabajo se resentirá.
Si nos sentimos derrotados comenzamos a reducir nuestro
esfuerzo lo que conduce a que actuemos como si nuestros proyectos no se
pudiesen completar con elevados estándares de calidad. Distintas
investigaciones han mostrado que las personas trabajamos para cumplimentar
nuestras expectativas y las de los demás. Si malinterpretamos un “no” del jefe
como una señal de que estamos siendo infravaloramos terminamos hundiéndonos y
respondiendo a esas bajas expectativas.
Si, por el contrario, nos fijamos expectativas altas un “no”
nos puede servir para mostrar a los demás de que somos capaces de encontrar
soluciones creativas y de que podemos ofrecer trabajo de calidad con menos
recursos.
2.- Probar cosas
nuevas. Nos hemos acostumbrados a necesitar más para hacer más. Cuando
contamos con muchos recursos no es necesario que seamos creativos para saber
cómo maximizarlos. Pero cuando ese exceso desaparece tenemos problemas porque
no sabemos qué hacer en situaciones de escasez. Por tanto cuanta más
experiencia tengamos con la falta de recursos, cuantas más veces nuestros jefes
nos hayan dicho “no”, Mejores serán nuestras oportunidades para ser creativos e
inventar soluciones.
Distintos estudios han encontrado que ante la escasez de
recursos nos damos permiso para descubrir nuevas funcionalidades para los
recursos que ya tenemos. Cada vez que el jefe nos dice “no” y nos adaptamos con
éxito no sólo somos capaces de solucionar el problema sino que se rompe nuestra dependencia de necesitar más para
hacer más.
3.- Avanzar (en cualquier
dirección). Cada minuto que dediquemos a preocuparnos por lo que no tenemos
es un minuto menos que empleamos en hacer algo. Cuando nos tomamos un “no” como
algo personal nos sentimos infravalorados ya que pensamos que si estuviésemos
haciendo un buen trabajo nos responderían con un “sí”.
Los investigadores llaman a esta experiencia la “amenaza de
la rigidez” que significa que en tiempos de amenaza (por ejemplo si pensamos
que hemos hecho algo mal o nos estamos siendo suficientemente valorados) caemos
en la trampa de pensar con menos creatividad sobre cómo utilizar nuestros
recursos. Sentimos dificultades para ser creativos y tener recursos cuanto más
lo necesitamos y desaprovechamos oportunidades de alcanzar nuestros objetivos.
Existe una forma sencilla para evitar dejarnos derrotar por un “no” y es pensar en
lo que sí tenemos. Movilizar nuestros recursos mediante la experimentación. Al
empezar a movernos nos resultará más sencillo empezar a alcanzar nuestras metas
sin tener un plan completo, un mayor presupuesto o un equipo ideal.
No debemos dejar que nuestro jefe impida que logremos
nuestros objetivos. Debemos avanzar y considerarlo una oportunidad para hacer
más con menos y nos daremos cuenta de que tenemos una oportunidad de
incrementar el valor de lo que ya tenemos.
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