Solemos dar demasiado valor a las formalidades, los estudios
y los cálculos, vivimos en la era de la información y eso también hace que
nuestra toma de decisiones esté basada puramente en la razón. Hoy me desperté
con esa sensación de que en realidad si ejerciéramos un liderazgo por intuición
más a menudo, muchas cosas nos irían mejor…
Es lunes son las 7:17 am y empiezo una semana “casa de
locos” (si quieres saber de qué hablo lee este artículo). Sé que de lunes a
sábado será una auténtica locura, por delante casi 70 horas de trabajo continuo
y algunos desafíos relevantes. Conferencias, coaching de equipos, coaching
individual, varios programas de formación y un retiro al campo con una empresa
que quiere cohesionar a su equipo de administración y finanzas. Llevaré cerca
una bolsa de manzanas, porque la mayoría de los días no tendré tiempo ni de
parar a comer a mediodía. Aún así seguiré escribiendo en este blog, I promise.
Liderazgo por intuición
Como ejemplo de lo
que voy a hablar hoy te contaré una anécdota:
El otro día finalizaba una reunión con un grupo de personas.
Alguien dijo: “Voy a escribir todo lo que hemos dicho en un acta y os lo envío”
Yo pensé “Qué pérdida de tiempo más grande” y sin embargo dije “Me parece buena
idea”. Ya sabes, a veces hay que ser políticamente correcto. El acta ha
llegado, pero dudo que ninguno de los destinatarios la hayamos leído. Con todos
los respetos por quién la escribió creo que a veces nos sobran las formalidades.
Te contaré otro caso
real:
Una empresa desea iniciar la comercialización de un nuevo
producto. Para poder hacerlo con seguridad contratan a una empresa consultora
que les cobra cerca de 30.000€ en un ambicioso plan sobre la comercialización y
expansión de ese nuevo producto. El dueño de la empresa no las tenía todas
consigo, me dijo una vez “no lo tengo del todo claro, pero si todo sale bien
creo que esto puede apuntalar nuestro futuro”. Se pone en marcha la producción
y comercialización y resulta ser un fracaso estrepitoso.
Cuando, pasado todo esto, el propietario me contrata y
conozco un poco mejor su empresa me doy cuenta de que no tienen expertise real
ni autoridad en la nueva línea de negocio, y los mismos comerciales no se
sienten capaces de llevarla al mercado. La empresa consultora no supo ver esto,
se centró en los focus group, y otras tantas técnicas (poco fiables) para
sondear el mercado. El dueño lo sabía, pero no quiso hacerle caso a su
intuición.
Cuando me decía aquello del “no lo tengo del todo claro…” su
intuición estaba hablando, pero su necesidad de asegurar el futuro le estaba
secuestrando su capacidad intuitiva.
El liderazgo tiene
que ser más intuitivo
Parece que vamos al revés, que tomamos las decisiones cada
día más en motivos racionales y no tanto en razones emocionales e intuitivas.
Quizás la razón pueda venir muy bien cuando queremos saber si tendremos
tesorería de aquí a 6 meses. Pero para otro tipo de cuestiones, nada mejor que
la intuición.
Si el liderazgo estuviera más basado en lo que nos dice
nuestra intuición (sumado a un estudio racional del tema) seguramente
cometeríamos menos errores y acertaríamos más en la diana cada vez que tomamos
alguna decisión.
En la gestión de personas por ejemplo, generalmente hacemos equipos
y
contratamos personas basándonos en la razón y así nos va.
Una línea de negocio muy lucrativa en mi caso tiene que ver
con asistir a reuniones de selección de directivos. Esta llamada la he
escuchado varias veces en los últimos años “César, hemos pagado a… (Pon aquí el
nombre de una de las empresas top en selección de directivos) 20.000€ para la
selección de un nuevo director de operaciones, pero queremos que vengas tú a
entrevistar a los 3 candidatos que nos van a enviar”.
Lo primero que pienso es “Vaya pedazo de selección que está
haciendo esta consultora, que tengo que ir yo a entrevistar a los candidatos”.
La razón por la que algunas empresas me llaman es porque saben que su decisión
de contratar a una persona o a otra se basa en motivos más racionales que
intuitivos. Que si ha estudiado en el IE, que si tiene experiencia en… Todo
menos notar que les dice su intuición mientras entrevistan al candidato.
Así que mi apuesta es el liderazgo por intuición, dejarse llevar mucho
más
por lo que te dicen las vísceras y tomar decisiones a troche y moche.
Esto incluye reírte abiertamente de los estudios, las actas
de reuniones, la mayoría de formalidades y esos libros gordos que te dejan las
grandes consultoras encima de la mesa cuando se marchan en los que pone “plan
estratégico”.
Para mi el líder intuitivo por excelencia es Richard
Branson, presidente del grupo Virgin con más de 100.000 empleados, para quienes
he trabajado en algunas ocasiones. Richard es disléxico, no acabó la universidad
y la mayoría de decisiones en la vida las tomó por pura intuición, como cuando
habiendo sacado su empresa a cotizar en bolsa, la compró de nuevo pidiendo
dinero prestado de debajo de las piedras.
Intuir más y pensar
menos
•Si crees que sería positivo prescindir de esa persona,
prescinde.
•Si crees que habría que cambiar de modelo de negocio, hazlo
antes de que sea tarde.
•Si tu intuición te dice que hay que invertir algo más este
año para obtener beneficios el año que viene, arriésgate aunque tu financiero
te diga lo contrario.
•Si crees que le gustas a esa chica, bésala en el ascensor.
Aunque te pueda costar un zasca en toda la mejilla.
•…
No te cortes, actúa.
Eso sí, algunas personas creen que tienen intuición y lo que
en realidad tienen es una empanada mental que ni ellos mismos saben manejarla.
Por ello te aconsejo que afines tu intuición sino te quieres pegar más de una
leche tomando las decisiones equivocadas.
¿Qué significa afinar
tu intuición?
Aprender a discernir entre lo que te dice tu verdadera
intuición y lo que te dice la razón. Un claro ejemplo sería el de la persona
que ha tenido problemas con el alcohol, lo ha dejado, pero de repente va a una
boda. Cuando ve que todo el mundo se lo pasa de cine con una copa en la mano
piensa “Bueno, voy a tomar algo, total es sólo una copa y podré pararlo
enseguida”. Al final acaba tirado por el suelo.
Su intuición sabía que volvería a caer, pero la razón le
traicionó. Racionalizó demasiado y perdió la partida.
Al final siempre nos podemos dar la razón para todo aquello que
queramos en la vida, por eso la razón es tan peligrosa.
Otro claro ejemplo es cuando te tienes que levantar a las
6:00 am para hacer deporte. La razón te dice “Buah, hoy no es un buen día para
correr”, “Estoy demasiado cansado, no es bueno para mi salud correr hoy”… Sin
embargo la intuición sabe que como no saltes de la cama en los próximos 10
segundos otro día más te quedarás sin hacer ejercicio.
Hazle más caso a tu intuición, y luego razona: Intuición + Razón = Éxito.
Que tengas un gran día.
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