Tendremos información
más útil, personalizada y antes de solicitarla.
En un futuro, la pregunta no será qué aparatos están
conectados sino cuáles no; eso impactará en la forma de hacer casi todo.
El año pasado, cuando estaba de vacaciones en Canadá, decidí
practicar esquí acuático. Todo parecía controlado. Era un día tranquilo, sabía
hacer esquí acuático y estaba en buen estado físico, pero unos minutos más
tarde estaba buscando en Internet los síntomas de un tendón desgarrado.
Resulta que si eres un hombre de más de 30 años y el agua
está helada, las probabilidades de dañarte suben mucho. Es una información que
está en Internet, pero no cuando la necesitaba, antes de la lesión. Hoy,
Internet es una biblioteca. Tiene una gran cantidad de información si sabemos
dónde buscar. Obtener la respuesta correcta requiere hacer las preguntas
correctas.
Pero Internet en el futuro estará en todos lados y en todas
las cosas. Usaremos enormes cantidades de datos para aumentar nuestra propia
inteligencia. Y nos ayudará a tomar mejores decisiones, en todos los sentidos.
Conectando a todos
Costó más de 45 años que el teléfono se ganara un lugar en
todos los hogares de EEUU, mientras que Internet lo ha conseguido en tres veces
menos tiempo. Sin embargo, 4.400 millones de personas en todo el mundo aún no
están conectadas, aunque la cifra bajará drásticamente.
Google está desarrollando globos aerostáticos para llevar
Internet a todo el planeta, y el año pasado la NASA y el MIT desarrollaron
láseres capaces de llevar Internet de alta velocidad a la Luna. El resultado es
que la Red será cada vez más democrático. Además, para muchos se está
convirtiendo en una necesidad básica. El Internet del futuro estará en todos
lados, y cuánta más gente lo tenga, más importante será.
Conectando todo
En un futuro no demasiado distante, la pregunta no será qué
aparatos estarán conectados, sino cuáles no. Los ordenadores fueron los
primeros y luego llegaron los smartphones. Ahora, empezamos a ver el esbozo de
un mundo totalmente conectado.
Sin embargo, estamos en una fase inicial. Gartner estima que
se alcanzarán los 4.900 millones de aparatos conectados este año. Para 2020,
habrá 25.000 millones. Con procesadores más pequeños y redes más amplias, no
pasará mucho antes de que todo a nuestro alrededor sea un ordenador. Por
supuesto, hay riesgos. Todo aparato conectado abre problemas de seguridad y
privacidad. Pero si encontramos un equilibrio entre precaución y conveniencia,
el aumento de los aparatos conectados impactará en la forma en que hacemos casi
todo.
La información útil
La tercera gran clave es que Internet mejorará la capacidad
para convertir datos en información. En 2013, los humanos generaron alrededor
de cuatro zettabytes de datos. Eso equivale a 300 millones de personas sacando
una foto digital cada segundo de cada día durante más de cuatro meses. Y la
cantidad se está duplicando cada dos años.
No obstante, sólo una fracción de esos datos es analizada,
empaquetada y usada de forma útil. Hay suficientes datos para determinar cuánta
agua usamos y para qué, pero esa información no nos llega para ayudarnos a
gastar menos. En el futuro, la información nos permitirá mejorar nuestro
comportamiento.
Reactivo 'vs'
proactivo
Finalmente, Internet en el futuro pasará de hacer cosas
cuando se las pedimos a hacerlas cosas antes de que las pidamos. Ahora, la
mayor parte de la tecnología es reactiva. Preguntamos algo y obtenemos una
respuesta. Es útil pero limitado. ¿Y si no hacemos la pregunta correcta?
En el futuro, más interacciones se producirán de forma
proactiva. En el caso de mi accidente de esquí acuático, mi teléfono podría
haber combinado información -datos de GPS, mi historia clínica, la temperatura
del ambiente y datos de flexibilidad de mi contador de estado físico- para
calcular las probabilidades de que me lesionara haciendo esquí acuático y
aconsejarme que no lo hiciera. La decisión seguiría siendo mía, pero tendría
datos para entender y minimizar los riesgos.
De muchas formas, el Internet del futuro será diferente al
actual. En lugar de buscarlo, nos rodeará. Y en lugar de extraer datos de él,
nos enviará un flujo constante de información personalizada para ayudarnos a
solucionar problemas. La pregunta será si realmente usaremos esa información
para tomar mejores decisiones.
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