En un entorno laboral transparente que facilite las
críticas sinceras a quien manda, ¿cuánto tiempo sobrevivirías? Sin recurrir al
"vómito tóxico" es posible que tú y tu compañía os beneficiéis del
desahogo.
Si tuvieras la oportunidad de decirle
a tu jefe lo que piensas de él y la seguridad de que éste se va a enterar...
¿correrías ese riesgo? La cuestión es si quedarse a gusto con ese desahogo es
sensato o puede costarte caro. Memo, una aplicación lanzada recientemente,
permite a sus usuarios incluir mensajes "anónimos" acerca de los
empleadores y jefes. Se trata de una herramienta similar a Yik Yak o Whisper,
en la que los empleados de cualquier compañía pueden desarrollar toda su
sinceridad online respecto de lo que cobran, el estilo de gestión de sus mandos
o empresas, su eficacia o cualquier otro aspecto que merezca una protesta
directa.
Montse
Ventosa, presidenta de Truthmark, recuerda que "para los expertos en
ventas una queja es un regalo. La gente prefiere protestar que recibir el
descontento de otros. Tanto es así que existen ya algunas web dedicadas en
exclusiva a ello. Y una de las quejas preferidas en el trabajo es quejarse del
jefe... Y se trata de algo contagioso".
Queja eficaz
Paraísos de la queja como Memo tienden
a florecer a medida que la transparencia y las posibilidades de mostrar el
descontento se ponen a disposición de los empleados.
GetaGreatBoss es otro ejemplo similar,
que se basa en lo que se conoce como la tiranía de la transparencia, y que pone
a disposición de los usuarios perfiles de directivos que reciben calificaciones
acerca de cuáles son «los mejores jefes para trabajar». Los potenciales
empleados reciben por correo electrónico –guardando el anonimato– las evaluaciones
sobre el estilo de gestión y otra serie de contenidos que informan a los
potenciales candidatos acerca de sus posibles jefes. El proceso se completa con
la oportunidad de que los profesionales puedan tener una conversación online
anónima con aquellos empleados que hayan accedido a los perfiles requeridos.
"Hablar
con sinceridad extrema a tu jefe tiene que ver con la asertividad,
que es la
capacidad de decir lo que piensas y sientes"
Ventosa explica que «si la queja es
anónima resulta más fácil lanzar flechas envenenadas que cuando se trata de una
protesta directa. Es más fácil decir lo que uno quiere decir sabiendo que le
protege el anonimato».
En todo caso, la experta cree que la
queja debe ser concreta, porque cuando se emite, el objetivo es que algo
cambie, y lo que nos molesta deje de hacerlo. Cuanto más concreta sea, más
fácil será lograrlo.
Ovidio Peñalver, socio director de
Isavia, opina que el hecho de atreverse a decir a quien manda lo que realmente
pensamos depende nosotros, de nuestro jefe y de la cultura corporativa: «Hablar
con sinceridad extrema a tu jefe tiene que ver con la asertividad, que es la
capacidad de decir lo que piensas y sientes, buscando la forma, la manera y el
lugar. Y no es asertivo quien lo dice sin buscar el lugar y las formas. Es lo
que se conoce como vómito tóxico». Peñalver añade que el polo opuesto sería
callarse, pero eso tampoco tiene sentido.
El experto cree que un arranque de
sinceridad de este tipo debe basarse siempre en hechos, y nunca en juicios o
interpretaciones. «Además, debes decirle cómo te hace sentir aquello que
criticas. No se trata de algo discutible. Y también debes dejar claro lo que
necesitas. Hay que hablar en términos de necesidades: requiero un trabajo
retador, más apoyo...».
"Cuando
se logra descubrir la esencia de la queja,
siempre esconde un germen de mejora"
Peñalver
cree además que siempre es conveniente preguntar a tu jefe qué necesita y cómo
se siente contigo, y también qué quiere que hagas. Se trata de una conversación
para hacer algo productivo. Para Ventosa, al contrario de lo que puede parecer,
«una queja es un indicador de preocupación. Si muestro el descontento es que me
importa, así que una persona que hace público su descontento acerca de su jefe,
de alguna manera se preocupa de él».
Ventajas y mejoras
A menudo esa protesta puede ir cargada
de toxicidad y estar vacía de contenido, pero Ventosa añade que «cuando se
logra descubrir la esencia de la queja, siempre esconde un germen de mejora. No
quiere decir que deba ser constructiva y realizada pensando en el otro, pues
suelen ir recubiertas de contenido emocional. Importa mas el qué que el quién,
porque podría decirse que una protesta es la versión española del feedback. Es
algo así como dar información del impacto que un comportamiento tiene en
nosotros, o en otros, o en algo. Por eso es un regalo. Aporta una información
valiosa, una oportunidad de crecer, aunque duela».
Escuchar las quejas, aprendiendo cuál
es la experiencia de los empleados al trabajar en nuestro equipo, cuál es el impacto
que tienen en las personas que trabajan en la organización es sin duda un
instrumento de mejora.
Cuando
decidas quejarte, piensa que el jefe está al servicio del equipo
y no el equipo
al servicio del jefe
Ventosa se refiere a las ventajas que
un mando puede obtener de «saber leer entre quejas. Esto puede convertirlo en
mejor jefe que muchos cursos y másteres sobre liderazgo. Pero no es fácil y
requiere de grandes dosis de valentía, de resiliencia y de ganas de crecer como
persona, profesional y como líder».
Cuando
decidas quejarte, piensa que el jefe esta al servicio del equipo y no el equipo
al servicio del jefe. El liderazgo es gestión de equipos, y una buena puerta de
entrada es el management de quejas, que lleva a entender a las personas que
trabajan con nosotros como a nuestros clientes.
Bufetes (y empresas) muy
transparentes
«La cantidad de trabajo resulta
inhumana»... «Las horas que pasé en mi primer puesto casi me matan»... «El
trato con los becarios se solía dejar para el último minuto»... Esta es una
muestra de los comentarios textuales hechos por abogados junior y becarios que
trabajan en grandes firmas legales de Estados Unidos y Reino Unido, recogidos
por ‘Chambers Student’, una lista de despachos elaborada por Chambers &
Partners, una compañía, muy conocida por las clasificaciones en las que
cataloga a los bufetes de abogados.
La cuestión es si las firmas legales
están preparadas para asumir este ‘TripAdvisor de los despachos’, en el que los
empleados se manifiestan con apertura y sinceridad acerca de la vida laboral y
la organización de las firmas en las que trabajan.
Hay quien piensa que todo esto sirve
para tener una idea precisa sobre la carrera profesional y acerca de la
organización de un despacho. Puede que vayamos hacia un escenario en el que los
empleados –estudiantes y abogados jóvenes en este caso– opinen y que las
empresas –bufetes– tengan que exponerse a estas opiniones.
Hoy se habla en Facebook y en multitud
de redes sociales, y resulta positivo que se puedan conocer estas opiniones.
Estos empleados son como el altavoz del despacho, y las opiniones ayudan en el
posicionamiento.
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