Si
tienes gente a tu cargo, ya serás consciente de tu responsabilidad en
desarrollar sus capacidades y en particular en estos tiempos, la de liderazgo.
Recuerda
como te trataron a ti en similares circunstancias. Quizás no apreciaban ni
tus ideas ni tu necesidad de contribuir. Sólo esperaban que “picaras
piedra”. Y el no ver la posibilidad de que tu trabajo tuviera impacto, de poder
influir en otros, de que tus sugerencias fueran escuchadas, te condujo a
la desmoralización, a un bajo desempeño y eventualmente a abandonar aquel
puesto.
No
puedes permitir que eso les pase a tus colaboradores. Se supone que los
contrataste por sus cualidades y si no te preocupas de que desarrollen y
ejerzan su capacidad de liderazgo puedes encontrarte en una mala situación, la
de tener que seleccionar otros nuevos, con el coste económico, de
tiempo e incertidumbre que eso representa.
Lo
más frustrante para quienes pretenden desarrollar su liderazgo es no ser capaz
de tomar decisiones o tomarlas y que sean anuladas posteriormente. Además de la
responsabilidad debes darles autoridad, y podrán ejercerla si les dejas
que decidan sin tener que pedirte permiso.
Considera
las siguientes actitudes e iniciativas para facilitar el desarrollo de la
competencia de liderazgo entre tus colaboradores:
- Facilita el que se identifiquen con la misión, aspiración y valores institucionales.
- Encamínales hacia el éxito, respaldándoles con tu total confianza y poniéndola de manifiesto delante de todo el mundo.
- Dales la autoridad para que tomen decisiones en los ámbitos de los gastos a realizar, de la contratación o despido de personas, y la orientación de la estrategia en sus áreas de responsabilidad.
- Quítate de en medio y déjales que puedan ejercer sus cualidades de liderazgo.
- Mantén una conexión continuada, para responder a sus consultas, para premiar o corregir determinados comportamientos, de manera que puedan progresar.
- Haz preguntas y no impongas respuestas para que ellos descubran el curso de actuación más apropiado.
- Felicita y celebra públicamente sus logros y dales como recompensa mayores niveles de responsabilidad.
Es más
fácil decirlo que hacerlo. Ese es tu reto. Ser capaz de otorgar poder a tus
colaboradores, dejarles actuar con libertad y a la vez mantener la
atención adecuada para desarrollar sus capacidades.
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