Es frecuente oír aquello de “es necesario atraer el talento”, pero
evidentemente atraer a los mejores tiene un coste que no todas las empresas
están en condiciones de asumir. La alternativa es también evidente: “potencie
el talento de su gente”. Por supuesto que también tiene su coste, pero además
de ser infinitamente inferior, pueden generarse retornos a muy corto plazo con
las estrategias adecuadas, he aquí algunas de ellas…
1.
UNA PERSONA, UNA OPORTUNIDAD
La organización no depende fundamentalmente de un número
limitado de personas. Si la empresa cuenta con cincuenta empleados, existen
cincuenta factores de éxito o fracaso.
Una cosa es la estructura organizativa de la empresa y
otra muy distinta hacer que esta encierre a cada persona en un cajón con su etiqueta
correspondiente limitando sus posibilidades de desarrollo y, en consecuencia,
de aportación de su talento al conjunto de la organización.
No confunda la organización y gestión con la estructura
de clases. Todas las personas contribuyen tanto a la generación de valor como a
la acumulación de pérdidas. En un equipo perdedor rara vez hay ganadores, pero
en un equipo ganador, tampoco puede haber perdedores.
2.
MÁS ALLÁ DEL DINERO
Todo el mundo trabaja por algo, pero no sólo
necesariamente por dinero. A las personas sólo
les gusta ser visibles cuando hay equidad. Hay que señalar errores y
problemas, pero también hay que reconocer éxitos y contribuciones. Una
organización que no sabe dar las gracias, es un ente que se mueve por inercia.
Las personas necesitamos retos o lo que es lo mismo,
saber por qué hacemos las cosas y, más aún, cuando otros no las dictan.
Olvídese de esa bobada que afirma que los líderes son aquellos que consiguen
que la gente haga cosas que no desea hacer. El líder formula retos y sabe
comunicarlos y compartirlos.
3.
MEJOR UN DUETO
Los equipos directivos no son los únicos poseedores de
conocimiento en la organización. Cada persona es un motor de conocimiento
continuo. Las empresas excelentes son aquellas cuyas cualidades emergen del
conjunto de la organización, no sólo del carisma de su presidente.
El conocimiento es patrimonio del conjunto de la
organización, no sólo de unos pocos. Deje que fluya el conocimiento práctico
mejorando al formal, enriqueciéndolo y permitiendo, al mismo tiempo, que cada
persona se sienta protagonista. El conocimiento sólo es poder si se comparte.
En caso contrario, es tan inútil como un millón escondido en un calcetín.
4.
LOS ESPEJOS TRAEN MALA SUERTE
La organización no está hecha a su imagen y semejanza. Sugiera, pero
abandoné esa absurda idea de creer que es el modelo a seguir.
Si usted es bueno en esto o en aquello, los demás pueden
ser igual de buenos a su manera. El objetivo es ser los mejores, no tratar de
ser todos como a usted le gustaría. El talento crece en un entorno de
diversidad.
5.
CLARIDAD Y COHERENCIA
Mensajes dispares provocan sorderas permanentes. Formule
metas claras y definidas y, sobre todo, posibles. Olvídese de los probables,
sólo conducen a la paranoia.
Recompense de forma notable a quien alcance los retos. No
tiene sentido fijar nuevas metas bajo viejas condiciones a no ser que lo suyo
sea el chantaje permanente: o llegamos a esos logros o…
Revise sus políticas de compensación y alinéalas con el
talento y, todo ello, con los objetivos.
Si después de todo esto, aún necesita atraer talento,
puede pensárselo, pero comience por lo más evidente o lo que es lo mismo, con
el talento que ya posee.
No hay comentarios:
Publicar un comentario