En un país en el que una de cada cuatro personas no
tiene trabajo resulta difícil ser optimista. Pero aún queda gente que asegura,
sin ambages, que el mundo que viene será mucho mejor que este. ¿Por
qué deberíamos creernos tal cosa?
En opinión de Juan Martínez-Barea,
pionero de la creación de empresas tecnológicas, ex directivo de empresas como
Abengoa y Mckinsey, y antiguo secretario general de Innovación de la Junta
de Andalucía, no hay más que mirar los datos. “No pretendo ser ningún gurú
futurista”, asegura. “Pero a pesar de todos los problemas que acontecen
en cada época, por debajo la evolución siempre es positiva. La renta per
cápita no para de crecer, la desigualdad baja, la pobreza desaparece, los
objetivos del milenio se van cumpliendo…”
En su nuevo libro, El mundo que viene (Gestión
2000), Martínez-Barea describe las principales tendencias de futuro que,
asegura, se producirán en menos de una década. “Por sí sola, cada una de
estas tres macrotendencias bastaría para cambiar el mundo de forma radical”,
explica el empresario en el libro. “Las tres confluyendo de forma
simultánea y colisionando van a propiciar la emergencia de una nueva era para
la humanidad”.
1. La aceleración tecnológica
“Llevamos décadas hablando de esto”, reconoce
Martínez-Barea, “pero en los años que quedan hasta 2020 es cuando de verdad vamos
a vivir una aceleración tecnológica como nunca antes en la historia”. El
empresario asegura que en la próxima década los avances serán mayores
que en el último siglo, ya que estos se realizan de manera exponencial.
En 2030 habrá una capacidad instalada que será
capaz de generar el 100% de la electricidad consumida en el mundo.
“Ya está ocurriendo con los ordenadores, un iPhone
tiene más potencia que los que llevaron al hombre a la luna”, asegura
Martínez-Barea, pero en la próxima década será la biotecnología la que lídere
esta revolución. “Igual que a finales del siglo XX el lenguaje del mundo ha
sido el código binario, en el XXI el lenguaje del mundo va a ser el ADN", explica
el empresario –que hoy en día dirige Universal Diagnostics, una empresa
biotecnológica–. “Cualquier persona puede pedir que codifiquen su ADN y a
partir de ahí conocer qué posibilidades tiene de desarrollar una u otra
enfermedad. Esto va a cambiar radicalmente la medicina, que va a evolucionar de
una medicina curativa a una medicina preventiva”.
A nadie se le escapa que toda esta aceleración
tecnológica tiene un reverso tenebroso. En un mundo en el que, por el momento,
los recursos son finitos, es necesario preguntar si el crecimiento va a
ser sostenible. Martínez-Barea reconoce que el cambio climático está ahí
pero, de nuevo, cree que sabremos solventar el problema.
“La energía solar va a vivir un boom increíble”,
explica el futurólogo. “Antes era muy cara, pero en muchos lugares ya ha
alcanzado el precio de paridad con la red, es más barato generar
electricidad con paneles solares que comprarla a la red eléctrica. Esto va a
tener un gran impacto. Todos y cada uno de nosotros seremos productores de
electricidad. La capacidad instalada de energía solar se duplica cada 18 meses.
2. La hiperconectividad
Hoy hay cerca de 3.000 millones de personas
conectadas pero, según Google, en 2020 habrá 7.000. Prácticamente toda
la humanidad estará conectada a Internet. Y esto, asegura
Martínez-Barea, supondrá el fin de la geografía: “Cada vez va a dar más igual
dónde vivas. Se ha creado una plataforma que permite que cualquier persona
acceda a todo el conocimiento del mundo con alargar la mano. Hoy en día un niño
que nazca en Nueva York tiene acceso casi a las mismas oportunidades que un
niño de un pueblo de Almería”.
Cualquier persona tiene que posicionarse y saber
cómo va a competir. Y si no tiene ambición, y valor añadido, para estar entre
los trabajadores de alta cualificación se quedará con los trabajadores low-cost.
Esta hiperconectividad llevará a un mundo
hiperglobalizado, donde habrá una feroz competencia global. Y esto
afectará de forma determinante al mercado laboral. Teniendo en cuenta que
el desempleo es ya un problema en muchísimos países, ¿qué ocurrirá cuando tengamos
que competir en igualdad de condiciones con el resto del mundo?
“MI libro es muy optimista, porque hablo de la
meritocracia total, pero es cierto que será un mundo hipercompetitivo y
tendremos que ponernos las pilas”, reconoce el empresario. “La ley del
precio único implica que cualquier producto en cualquier parte del mundo va a
valer igual. Un producto que se pueda hacer más barato en España que
en Estados Unidos lo venderemos nosotros, y si lo hacemos más caro que en
Europa del Este lo venderán ellos”.
El empresario reconoce que en sólo una
década el mercado de trabajo se fragmentará y desaparecerán la mayoría de
puestos intermedios: habrá trabajos muy cualificados y bien remunerados, y
trabajos low-cost. Una división que, nos guste o no,
creará desigualdad. Y en esto Martínez-Barea tiene más dificultades para
defender su optimismo.
“Se van a separar muy claramente las dos clases
profesionales”, reconoce.
“Y esto lo va a acelerar la automatización. ¿Qué va a pasar con los taxistas?
¿Con los call-center? Hay trabajos que van a desaparecer y la
sociedad se tiene que preparar para los nuevos que aparezcan. Los nuevos nichos
de empleos van a generar millones de trabajos, pero cualquier persona tiene que
posicionarse y saber cómo va a competir. Y si no tiene ambición, y valor
añadido, para estar entre los trabajadores de alta cualificación se quedará con
los trabajadores low-cost”.
3. La irrupción de cuatro mil millones de “nuevos
ciudadanos”
“La ONU
prevé que en 2020 siete de las mayores economías del mundo serán países
emergentes”, explica Martínez-Barea. “Los BRIC y los Next 11 tienen una
característica en común, son países muy poblados. En 2020 de
pronto 4.000 millones de personas que no contaban para nosotros estarán en la
misma línea de salida. Son 4.000 millones de personas para competir
por nuestros puestos de trabajo y nuestros productos”. Cómo no, para el
empresario, esto también puede ser positivo: “Serán también 4.000 millones de
personas ávidas por consumir nuestros productos y colaborar con nuestras
empresas”.
Si la población mundial sigue creciendo al ritmo
que se espera, en 2050 el mundo tendrá 9.000 millones de habitantes. Y no está claro que tengamos las herramientas para alimentarlos a todos. Pero Martínez-Barea confía en
una nueva revolución agrícola: “Hay muchos pesimistas que aseguran que el mundo
no va a poder alimentar a la gente en 2050. Pero es que los avances
tecnológicos pueden hacer que la productividad de nuestros campos se
multiplique por 100”.
EL PAPEL
DE ESPAÑA EN EL MUNDO QUE VIENE
Este gran tsunami que cambiará el mundo en la
próxima década también va a pillar a España. Y no parece que nuestro
país esté en la mejor posición para afrontar los retos que vienen. “Si
no nos ponemos las pilas en este mundo hipercompetitivo no puedo ser
optimista”, reconoce Martínez-Barea. “Mi libro es una llamada a la urgencia de
reaccionar y establecer prioridades. No puede ser que nuestro sistema educativo
descienda año a año en PISA. Tenemos que preparar a nuestros niños a competir.
Como sociedad tenemos que reaccionar”.
El empresario tuvo durante dos años un cargo
público en la Junta de Andalucía, en el que conoció los entresijos del sistema
político, y cree que no podemos confiar en que el cambio venga sólo de
las autoridades estatales: “Mi experiencia fue buena porque aprendí cómo
funciona el mundo público, y hay muchos estereotipos. Hay gente que quiere
hacer las cosas bien, pero es muy difícil lograr grandes cambios, pues se
requiere una decisión muy fuerte desde arriba. Me di cuenta de cómo todo está
ligado y que para cambiar el país necesitamos un cambio global. Un cambio en el
que participe toda la sociedad”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario